lunes, 22 de diciembre de 2008

La Voluntad de Dios y la Navidad

LA VOLUNTAD DE DIOS Y LA NAVIDAD
Hoy es Navidad, y en todo el mundo se está celebrando el nacimiento de Jesucristo. Cuando pensamos en Jesús sabemos que no nació con un propósito individual, como todo el resto, sino que vino a la tierra para la salvación del mundo. A causa de la caída, la humanidad necesita un Salvador para poder volver a Dios. La humanidad está alejada de Dios, y todos deben ir a través de Jesús para volver a El.
Al celebrar Navidad es muy importante conocer el propósito de la venida de Jesús hace 2000 años. Sin conocer el significado claramente, esta celebración no tiene sentido. Es por eso que esta mañana me gustaría dar un mensaje sobre el tema "La voluntad de Dios y Navidad".
Cuando nos preguntamos si la intención original de Dios para este mundo se ha cumplido totalmente, la respuesta obvia sería no. La voluntad de Dios fue frustrada a causa de la caída humana. A través de la historia, la humanidad caída ha buscado el cumplimiento de la ultima voluntad de Dios y del propósito de la creación. Esta providencia ha ido avanzando en muchos niveles diferentes, del individuo, la familia, la sociedad, la nación y el mundo, pero la voluntad original de Dios nunca ha cambiado.
Dios es eterno, incambiable, absoluto y único; por lo tanto, la voluntad de Dios también es eterna , incambiable, absoluta y única. Dios no puede comprometer su standard original porque la humanidad haya fallado. No puede descender al nivel de la humanidad pecadora; son los humanos los que deben elevarse al nivel de Dios.
Jesús vino a realizar el Reino de Dios en la tierra
Desde la caída, la voluntad de Dios se ha enfocado en la meta de la restauración. Dios está determinado a salvar a la humanidad, a demostrarle a las personas cómo abandonar el estado caído y entrar en el ideal original de la creación. Esto es la restauración o a la providencia de la salvación. A través de la historia, las personas no han estado intentando salvarse: la salvación viene en lugar de Dios. Dios debe enviar un Salvador para que revele el ideal original de Dios para la creación al mundo. Ese hombre que envió Dios fue Jesucristo.
Como ustedes saben, la intención original de Dios para este mundo no ha sido solamente la perfección de un individuo sino la de toda la familia. Esta perfección se debería haber extendido a todo el clan, la sociedad, la nación y el mundo. Si Adán y Eva hubieran logrado la perfección sin caer, el mundo de hoy sería totalmente diferente. No veríamos todas las cosas desagradables que nos toca ser testigos diariamente. Tampoco seríamos testigos de las barreras en el lenguaje, ni de las barreras nacionales que separan a las personas. Más aún, todos vivirían para lograr la perfección y podrían trazar con claridad su propia vida para poder merecer el Reino de los Cielos. El problema de hoy es que los humanos no conocen al Dios viviente y están carentes de una dirección adecuada. Las personas llevan vidas sin rumbo, al azar. En el ideal original, esto nunca podría ocurrir; todos serían conducidos a la perfección en un camino paralelo con la voluntad de Dios, y nadie podría ni desearía vivir fuera de esa voluntad.
Si no hubiera existido la caída, la humanidad estaría formada por ciudadanos del Reino de Dios en la tierra. Los ciudadanos del Reino de Dios comenzarían su vida aquí en la tierra, y luego que consumaran sus vidas en el cielo, donde continuarían siendo familias.
En la mente de Dios siempre existió un plan original, aquel que siempre ha existido y que siempre permanecerá perfecto, aun cuando la realización física de estos planes todavía no se haya visto. Jesús rezaba "Venga Tu Reino. Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo". Jesús conocía la perfección de la voluntad de Dios en el Cielo y llevó esa voluntad a la tierra, vino a establecer la perfección aquí. Ese era el plan de Dios.
El Jesús viviente era el mediador perfecto de la salvación
Jesucristo vino por la voluntad de Dios, a transmitir la voluntad de Dios a la nación elegida de Israel. Dios se movió en una dirección y Jesucristo se movió en forma paralela a esa dirección, de modo que la gente de Israel se suponía que debería moverse por un camino paralelo al de Jesús. Si los tres se hubieran movido paralelamente en una dirección, se habría cumplido en esa nación, la voluntad ultima de Dios. Dios y Jesús estaban unidos, y todo lo que se necesitaba era que la gente de Israel se uniera a Jesús. Luego que esto se hubiera logrado a nivel nacional, se habría asegurado la propagación del cumplimiento a nivel mundial.
Jesús vino como un sacerdote para ser recibido por los habitantes de Israel. Fue portador de la gran oportunidad para cumplir con la condición para la restauración del jardín del Edén. Todo fue perdido en el jardín del Edén, pero podría haber sido restaurado por la nación elegida de Israel si se hubieran unido con el Mesías. Las batallas sangrientas que se produjeron durante cientos de años después de la venida de Jesús, nunca debieron haber ocurrido. Dios había preparado a Israel durante miles de años para que estuviera lista para aceptar al Mesías cuando este llegara. Si bien Jesús no apareció del modo en que la mayoría de los judíos esperaban que lo hiciera, deberían haber tenido la sabiduría de aceptarlo y trabajar junto a él el día que llegara. Así, Juan el Bautista, cuando preparaba el camino para Jesús, declaró al mundo, "Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca". Jesús repitió la misma advertencia, siendo sus primeras palabras, "Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca".
El Mesías podía comprender y razonar con el corazón de Dios de modo que podía estar unido al amor de Dios. Las excepcionales cualidades humanas de su personalidad le permitieron ponerse en contacto con el pueblo de Israel. Era el puente entre Dios y el mundo caído, y aceptándolo a él, el pueblo habría estado aceptando a Dios. La voluntad de Dios era que el Mesías fuera aceptado, no que fuera rechazado. Jesús era el verdadero Mesías y a través de la "obediencia" total del pueblo debería haber recibido el poder de guiar a Israel.
La muerte de Jesús no fue suicidio; fue una ejecución. Hoy, la doctrina cristiana predica la salvación por la sangre de Jesús. Pero se deben preguntar si Dios y Jesús se suscriben a esta doctrina. La Biblia habla de la historia de una prostituta que fue condenada a muerte y que iba a ser apedreada. Jesús les dio a los que estaban alrededor de ella, "Aquel que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra". Nadie arrojó las piedras. Luego de que todos, avergonzados, se hubieron retirado, Jesús habló a la mujer acusada y le dijo: "¿Nadie te ha condenado? Yo tampoco te condeno. Ve y no peques más". ¿Qué significa esto? Jesús mismo con su palabra, la perdonó. Aun antes de que Jesús derramara una gota de sangre ya existía la salvación. Nadie tenía que esperar a que Jesús muriera. Había salvación en la aceptación de la palabra de Jesús. Esto está en la Biblia. No le pidió que esperara, ni le dijo "Yo te perdonaré y te salvaré, pero espera a que muera en la cruz". Jesús ofreció a todos los salvación a través de la palabra de Dios. El plan de Dios para la salvación no requiere del derramamiento de sangre. Salvación significa que el jardín del Edén se establecerá aquí en la tierra, con hombres, mujeres y familias vivientes. Lo que necesitamos es consumación viviente, no derramamiento de sangre ni muertes.
Adán, Jesús y el Segundo Advenimiento tienen el mismo propósito
Dios aun no ha visto la perfección de Su plan original aquí en la tierra, ni aun después de la venida de Jesucristo. Jesús no logró con su crucifixión el propósito de su venida, la realización del ideal del Edén. No estaba dentro del plan original de Dios cumplir el ideal con la muerte del Mesías. Si ese hubiera sido el método de Dios, simplemente habría bastado con mandarlo a una nación que no hubiera estado preparada para entenderlo. A veces el sacrificio es necesario, pero Dios no pretendía sacrificar una vida humana como la llave para la salvación completa. Debido a la crucifixión Jesucristo no pudo llevar a la humanidad al más alto grado de perfección individual, o perfección de la familia, de la sociedad o de la nación. Por lo tanto, es lógico que el Mesías deba venir una segunda vez.
¿Qué hará Jesús cuando venga? ¿Vendrá a limpiar el mundo? La palabra "juicio" a menudo se malinterpreta dándole el significado de que Dios barrerá con todo en un acto de rabia. Este no es el propósito de la venida del Mesías por segunda vez. El propósito es el de cumplir con la misión que quedó incompleta hace 2.000 años, de trabajar para la perfección individual, familiar, social y mundial. El juicio es el trabajo constructivo de Dios para ver el cumplimiento del Reino de Dios en la tierra.
El trabajo de Dios es realista y físico. Haciendo una interpretación literal de la Biblia, muchos Cristianos anticipan la aparición de Jesús en los cielos, pero existen problemas con esta visión. La gente ve a Dios como algo sobrenatural, alguien que hasta puede hacer el milagro de traer a Jesús sobre las nubes. ¿Pero por qué sería necesario el Cristianismo en ese caso? ¿Por qué sería necesaria la fe? ¿Por qué Dios no utilizó su poder sobrenatural para construir el Reino de Dios desde la primera vez? ¿Por qué tuvo que esperar 6.000 años para lograrlo?
Quiero que sepan que la voluntad de Dios al enviar a Jesucristo hace 2000 años se parangona perfectamente con la venida de Adán en el jardín del Edén. El Señor del Segundo Advenimiento vendrá con el mismo propósito. En otras palabras, la voluntad de Dios, el propósito de Adán, el propósito de Jesús y el propósito del segundo advenimiento son todos iguales. La verdad es incambiable, siendo el principio y el fin. La voluntad de Dios no puede cambiar ni perder su brillo con el paso del tiempo, sino que será la misma para siempre. Dios tiene una fórmula, y cuando ésta esté cumplida Dios la sellará. Esa fórmula particular aun está ahí, incompleta. Dios está esperando que el hombre cumpla con ese standard puro.
Jesús el Hombre Verdadero, uno con Dios
¿Qué es un hombre verdadero? ¿El presidente de los EE.UU., sólo por serlo, se convierte en un hombre verdadero? El hombre verdadero es uno que encaja perfectamente en el marco de Dios, esto significa que si Dios fuera redondo, ese hombre verdadero sería perfectamente redondo, y si Dios fuera cuadrado, ese hombre verdadero sería perfectamente cuadrado. Desde el día a la noche, desde la eternidad a la eternidad, no se desviará de ese standard.
¿Cómo sabemos que Jesús fue un hombre verdadero? No tenía nada escrito sobre su frente, ni obtuvo un titulo de maestría. No era de un tamaño extraordinario, ni tenía un poder extraordinario. ¿Por qué sabemos que es un hombre verdadero? Sabemos que Jesús fue un hombre verdadero porque su forma de vida era paralela a la voluntad de Dios y encajaba perfectamente con la descripción de la forma de vida de Dios. Sabemos que Jesucristo nació sólo por la voluntad de Dios, que vivió sólo por la voluntad de Dios y que murió sólo por la voluntad de Dios. En el momento crítico de la muerte de Jesús en la cruz murió como un Mesías y con la dignidad de un Mesías, no como un hombre común, un hombre triste o un hombre que debía ponerse a cubierto. Jesús no podía desechar la voluntad de Dios guardando rencor a la inexorable oposición del pueblo a sus esfuerzos por salvarlo. El sentía, "Si bien hoy el Imperio Romano se opone a mi, recibirá mi misericordia. Aun cuando los israelitas se me opongan, recibirán mi misericordia". Así, Jesús tenía espacio para perdonarlos, espacio para rezar por ellos y lugar para abrazarlos.
Jesús fue un hombre verdadero porque vivió perfectamente la vida de Dios. Era un Dios caminante. No existía la separación entre Dios y Jesús, y como nadie puede destruir a Dios, nadie puede destruir a Jesucristo. La crucifixión no fue su destrucción; Dios manifestó el poder de la resurrección de modo que el mundo pudiera ver que Jesús nunca fue destruido.
¿Cuál es la actitud necesaria para recibir al Mesías?
Como en Israel no se logró el cumplimiento de la perfección, Dios preparó al Cristianismo como a la segunda Israel, como el fundamento sobre el cual vendría el segundo Mesías. La labor del cristianismo es preparar este fundamento. La última meta de los cristianos del mundo es recibir al Mesías.. Muchos cristianos piensan que el Mesías mandará que sucedan milagros extraordinarios que resolverán todos los problemas del mundo en un segundo, creando en un momento el Reino de Dios. Esta es su comprensión ambigua, pero esto sería imposible.
Cuando el Mesías venga la segunda vez, comenzará desde la más baja situación del hombre y avanzará paso a paso hasta la altura del Reino. Traerá el esquema que el resto del mundo debería seguir y no se comprometerá con el mundo. Comenzará el enfrentamiento final entre el bien y el mal. ¿De acuerdo al standard original de Dios, los cristianos modernos de hoy están preparados para ser elevados al Reino de Dios en el Cielo como hombres y mujeres perfeccionados? No, no lo están. Deben transformarse y cambiar para encajar en el esquema del que el Mesías será portador; como la segunda Israel, los Cristianos deben ser las primeras personas en cambiar de acuerdo a ese modelo.
Muchos Cristianos han estado esperando que Cristo volviera en una nube. Si él volviera en una nube, quizás usando un paracaídas, sería sin dudas reconocido y honrado como el Mesías. ¿Pero no creen que no existen casi posibilidades de que venga en una nube, y sí como una persona normal? Después de todo, ¿qué clase de Mesías necesita la humanidad: uno que descienda de las nubes como un ser sobrenatural que no sería virtualmente humano; o uno que sea uno de nosotros, con la misma carne y el mismo espíritu? Ciertamente, la gente necesita una persona real que esté en la posición de Cristo para dirigirse a ella.
Jesús se describió a si mismo como "el camino, la verdad y la vida". En realidad no importa la forma en que haya venido al mundo, aun si hubiera bajado de las nubes, las nubes no son el camino, la verdad y la vida. Era Jesús mismo quien era importante, y nada más. Sea cual sea la forma en que vino al mundo, enseñó claramente sobre la manera de vivir, la verdad sobre la humanidad y cómo ganar la vida. Jesús fue también "el amor"; él no lo dijo, pero fue el amor para el mundo.
¿Habría sido preferible para la humanidad recibir un Mesías que llegara dramáticamente en una nube, pero sin enseñar ni ser todo lo que Jesús fue, o un Mesías que llegara normalmente y que pudiera transmitir esos preciosos conocimientos? Ciertamente, el segundo tipo de Mesías es más valioso para la humanidad.
¿Hasta dónde conocen ustedes la voluntad de Dios? Muchos cristianos están convencidos de que la voluntad de Dios es que ellos busquen solamente su propio trozo de Cielo, y que se despreocupen del destino del resto del mundo. Mientras tanto, la nación y el mundo se están derrumbando, y en lugar de sentirse responsables, ellos esperan que Dios se ocupe de todo. Esto no es el verdadero cristianismo.
Quiero que comprendan claramente que la meta e Dios y de Jesús es el mundo, y no simplemente un hombre, una raza, un pueblo o una nación. Dios pretendía que el Mesías lograra el cumplimiento de la perfección y no que creara una multitud de denominaciones. Todavía está determinada a lograr la ultima meta de perfección y unidad entre los pueblos. ¿Cómo puede un Cristianismo en disputa y dividido ejemplificar el ideal de Jesús?
He visto como es el reino de Dios en el mundo espiritual, y finalmente ustedes también verán que el Reino de Dios no está organizado en la misma forma dividida que están las religiones aquí. El conflicto y la división entre los pueblos religiosos ha llegado al mundo espiritual y Dios se lamenta por ello. Sin embargo, esa ha sido la fe convencional.
¿Cómo pueden convertirse en verdaderos hijos e hijas de Cristo?
Creemos en Jesucristo como el Salvador y el Mesías porque también queremos convertirnos en hijos e hijas que puedan cumplir con la voluntad de Dios. Jesús murió por la misión, no solo para obtener su propio pedazo de Cielo. Es así que no deben preocuparse por su propio cielo, sino que deben intentar traer el Reino de Dios a su sociedad y al mundo. Si ustedes actúan así, cuando digan a Dios "No deseo ir al Reino de Dios", Dios los perseguirá y los instalará personalmente en la posición más alta de su Reino.
Jesús nunca se quejó a Dios de la rebeldía del pueblo al que El le había enviado para salvarlos, y nunca dejó de preocuparse por ellos. El corazón de Jesús no fue así. Jesús sabía claramente que su misión no consistía simplemente en la salvación de Israel, sino que debía salvar al mundo. Jesús, como el hijo de Dios, estaba perfectamente unido a El en voluntad y en corazón. A causa de esa unidad, Jesucristo pudo morir voluntariamente en la cruz para la salvación del resto del mundo.
¿Cómo pueden convertirse en los verdaderos hijos e hijas de Cristo? Convirtiéndose en uno con Jesucristo, en uno con su espíritu y en uno con su corazón. Si ustedes están perfectamente unidos a Jesucristo, podrán ofrecerse voluntariamente en sacrificio para la salvación del resto del mundo. A Dios le gustaría escuchar orar a Jesús con estas palabras, "Dios, tu meta es la salvación del mundo. Por favor, utilízame a mi y a mis hermanos Cristianos como tu sacrificio para cumplir tu trabajo". Los verdaderos Cristianos son aquellos que están deseosos de sacrificarse a si mismos, a su propia iglesia y a su denominación por el cumplimiento de la voluntad de Dios para la salvación del mundo.
Si examinamos los 2.000 años de historia del Cristianismo, vemos que millones de Cristianos han orado sinceramente y en una forma altruista a Dios. En los comienzos del Cristianismo, ¿cuál creen ustedes que fue la oración predominante? Constantemente le pedían a Dios: "Por favor Señor, envíanos nuevamente a tu hijo como prometiste". Esto es muy diferente al tipo de oración que la mayoría de la gente reza hoy: "Dios, por favor ayuda a prosperar a mi familia, bendice mi iglesia", etc.
Un verdadero Cristiano no podría orar pidiendo ayuda a Dios y bendición para su familia únicamente. Aquellos que van sólo por su propia cuota de bendición de Dios no terminarán en el Cielo. Después de conocer la verdad de la situación de Dios, sólo podemos orar: "Dios, estoy listo para ser tu sacrificio, utilízame como tu instrumento; cumple tu voluntad de la salvación del mundo a través de mi". Esas personas crearán el Reino de Dios.
La realidad de la Primera Navidad
Para conocer mejor el corazón de Jesús, recordemos cual fue su situación durante la primera Navidad. Hoy muchas iglesias recuerdan el nacimiento de Cristo con celebraciones y regocijo. La actitud tradicional ha sido de alabanza por la forma en que se produjo el nacimiento del Mesías, en el establo y sobre un pesebre de paja. ¿Pero cómo podía la humanidad estar orgullosa del hijo de Dios cuando nació en un establo?
Los judíos estaban preparados por Dios para recibir a Jesús y para brindarle su ayuda, ¿pero creen ustedes que el pueblo realmente sabía quien era Jesús y que debían hacer para ayudarle a cumplir con la voluntad de Dios? No tenían la menor idea. ¿Hubo alguien que entendiera la misión de Jesús como individuo, su misión de restaurar su familia, la nación alrededor de su familia y finalmente a todo el mundo? Resulta muy claro que nadie, ni religioso ni profano, ayudó a Jesús a cumplir con su misión.
Si hubiera habido alguien que comprendiera a Jesús y le ayudara, esa persona había sido el propio Dios. Dios sabía, pero nadie que no fuera Jesús comprendía su responsabilidad. ¿Creen que Dios estaba feliz y contento de ver que Su hijo estaba naciendo en un establo, llorando por el frío, y que nadie a su alrededor le conocía ni sabía que debía hacer, y con Satanás intentando por todos los medios detenerlo? ¿Creen que Dios pudo sentirse a gusto en esa situación?
Retrocedamos un poco y tratemos de recordar con más detalle como era el ambiente. María fue la madre de Jesús, pero José no era su padre. Cuando José se casó con María, ella estaba embarazada y José sabía que no era su hijo el que estaba en el vientre de María. José no sabía nada, excepto lo que le fue revelado en un corto sueño. José fue un hombre recto y por eso se casó con María como le fue ordenado por un ángel, ¿pero durante cuánto tiempo creen que pudo haberse sentido feliz por eso? ¿No creen que se pasaría pensando y preguntándole a María quien era el padre de ese hijo? ¿Creen que María le contestaría "fue concebido por el Espíritu Santo, deberías estar contento"? Y aun si lo hiciera, ¿creen que José estaría feliz de eso?
Sean realistas y traten de colocarse en la misma posición. Supongan que son respetados y que todos los consideran una persona muy generosa, pero que deben casarse con una mujer embarazada de otro hombre. Si ella les dijera que fue concebido por el Espíritu Santo, quizás un día no tuvieran resentimiento, ¿pero podrían sentirse generosos de allí en adelante? Si uno de ustedes estuviera en la posición de José, siendo objeto de habladurías y criticas ¿se sentirían muy felices y contentos con María? ¿Estarían deseosos de servir a esa criatura luego de que hubiera nacido y de sacrificarse para protegerla del mal?
Es probable que José le haya preguntado muchas veces a María de quien era el bebe que llevaba en su vientre, por curiosidad y para tratar de entender. Pero recuerden que en esos tiempos una mujer soltera que quedara embarazada, de acuerdo a la ley de Moisés debía ser apedreada por cometer adulterio. Quizás en un principio José haya entendido o haya creído que podría entenderlo, pero con el tiempo no pudo aceptar la situación. ¿Creen que su relación fue feliz durante mucho tiempo? Es probable que se pelearan y no se tuvieran confianza y que estuvieran muy lejos de ser una pareja enamorada, comprensiva y compañera.
Después del nacimiento de Jesús, quizás hasta hayan empeorado las cosas y José mirara al niño como algo que no deseaba y que había arruinado su relación con María. Juzgando de acuerdo a la realidad de la naturaleza humana probablemente esta fue la situación que existió durante toda la vida de Jesús. Ni sus propios hermanos lo deben haber respetado, ni deben haber sospechado tampoco que era el hijo de Dios, por la actitud de sus padres hacia él. Hasta le deben haber tratado peor que a los otros niños, porque era diferente.
En la Biblia está escrito que María y José llevaron a Jesús a un templo en Jerusalén para la Pascua, y que cuando abandonaron la ciudad no se ocuparon de ver si Jesús venía con ellos. Solo se dieron cuenta de su ausencia después de un día entero de viaje. Hablando de una familia común, ¿pueden imaginarse unos padres que dejen solo a un niño de la edad de Jesús en una ciudad llena de gente?
Podemos suponer sin miedo a equivocarnos que María y José tuvieron una discusión por esto. Quizás José le haya dicho: "Olvídalo, vayámonos" y María debía acompañarle. Pero como María insistía y José sabía que no se iba a dar por vencida, decidieron volver a buscar a Jesús y llevarlo a la casa con ellos.
Durante el embarazo de María y mientras ésta se peleaba con José ¿creen que no se corrían rumores en todo el vecindario de que se peleaban constantemente? En un vecindario tan cerrado y tan pequeño como el antiguo pueblo judío, lo más probable es que todos supieran que María y José no se llevaban bien por alguna razón. El sumo sacerdote Zacarías y todos sus familiares conocían la situación y no estaban de acuerdo con eso.
La familia de José sabía que Jesús no era uno de ellos, y si bien es posible que no lo discutieran delante de él, Jesús no era respetado. Aun hoy, en una sociedad que permite todo como la de América, si una mujer tiene un hijo de padre desconocido, la gente habla. En la época de Jesús, la situación era mucho peor, cuando una madre soltera era condenada a muerte. Ciertamente debe haber habido habladurías crueles. ¿Jesús pudo haber crecido feliz y contento, como un chico normal, bajo estas circunstancias, o imaginan que Jesús fue presa de una situación insostenible? Todos los niños que jugaban con Jesús deben haber hecho comentarios de cosas escuchadas de sus padres. Jesús no pudo haber tenido relaciones normales con otros niños. Sin embargo, permanece el hecho de que Jesús nació para salvar a todos los pueblos. Era el hijo unigénito de Dios, y su objeto de salvación fue el pueblo que lo condenó al ostracismo. La forma en que el Rey de reyes fue maltratado y mal interpretado por el pueblo, estaba muy lejos de ser el ideal de Dios para Jesús.
¿Qué tipo de persona podría haber consolado a Jesús?
¿Es que alguien cerca de Jesús trató de defenderlo? No existe una sola evidencia de que sea así. Jesús fue maltratado y perseguido por su propia familia porque no comprendían quien era. Aun sin que fuera el Rey de reyes y el hijo de Dios, ¿fue tratado como un niño normal, con los mismos cuidados?
El sentido común indicaría que nadie haría ningún regalo o ropas especiales para Jesús, ni aun en vacaciones o en ocasiones especiales. Los hermanos, a los que José favorecía más, podrían haber obtenido algo, pero María no quería provocar la ira de José, dándole algo a Jesús. Por supuesto que Jesús debe haber deseado usar las ropas especiales y comer la comida especial de la fecha como lo hacen todos, pero nadie le convidaba. Jesús sabía definitivamente que él era especial. El oía lo que la gente a su alrededor decía de él, pero su propia imagen de si mismo era totalmente diferente. Desde que era pequeño no podía hablar francamente. El único consuelo que podía buscar era el de comunicarse con Dios, y así pasaba la mayor parte de su tiempo; tratando de comunicarse con El, rezándole, y buscando que le guiara. Como resultado, Jesús se hizo cada vez más fuerte en este periodo y las circunstancias le condujeron en una sola dirección hacia Dios y la realización de Su ideal. El sabía que el pensamiento de la humanidad era bien diferente del de Dios y que debía ser corregido; también sabía que la sociedad no entendía nada de lo que Dios quería y que El mismo debería cambiar esto. A causa de sus adversas circunstancias, Jesús le rezaba intensamente a Dios, al punto en que Dios podía hablarle y enseñarle lo que necesitaba para su trabajo futuro.
Bajo estas circunstancias, ¿creen que en los años que Jesús vivió en la tierra haya visto que se le celebrara algún cumpleaños con verdadero gozo? A medida que Jesús crecía y sabía más y más claramente quien era Dios y cual iba a ser su misión, su corazón se hizo más pesado y el ambiente se volvió más difícil de tolerar.
Para Jesús, cualquier persona que se le hubiera acercado no con muchos regalos ni con palabras de felicitaciones, sino con lágrimas en corazón para consolarlo en su situación y que discutiera con él lo que iba a tracer en el futuro, habría sido el amigo más precioso. Si alguien con esas características hubiera existido, entonces Jesús habría sido mucho más feliz que si alguien hubiera venido con regalos. Esa persona podría haber sido uno de sus propios hermanos. Conociendo su sufrimiento interno, el podría haberle acercado un trozo de torta envuelto en un pañuelo y dárselo para su cumpleaños, diciéndole: "La gente no te comprende, pero yo trataré de ayudarte. No debes estar decepcionado". Jesús con seguridad le habría dado la bienvenida a una persona así, mucho más que a alguien que viniera con un lindo regalo para él y que luego se fuera. Si hubiera habido un hermano así en la familia de Jesús, entonces Jesús lo habría recordado durante largo tiempo y habría hablado de él .
Cuando Jesús se sentía desanimado, debía orarle a Dios con más intensidad, y movido por la ferviente oración de Jesús, Dios le enseñó, "Más adelante tu serás más fuerte y te elevarás a esta posición particular". Era así como debería ser, que Dios le contara muchas cosas en detalle. A través de estas experiencias, Jesús sabía que Dios era su mejor amigo y el que estaba más cercano a él, a diferencia de José o María, o aun de sus hermanos.
Jesús pensaba muy seriamente en la situación nacional de esa época, rezando para tratar de cambiar las cosas. Conocía el plan que Dios tenía para él, para los israelitas y para la humanidad. Dios es espíritu, pero Jesús, al tener un cuerpo, podía comprender la situación existente en el mundo, y sabía que tenía que ser el punto central para devolver el mundo a Dios. ¿Creen que él deseaba intensamente que alguien le demostrara algo de comprensión, o que quería escuchar una palabra de amor dirigida a él, sabiendo que sin él nadie tendría ninguna posibilidad de volver a Dios? Jesús deseaba escuchar de la boca del Sumo Sacerdote las siguientes palabras: "Debemos prepararnos para recibirte, porque esa es la única manera que tenemos para volver a Dios".
¿Conocemos a alguien que haya comprendido y haya dicho esto? Finalmente, el pueblo no lo comprendió y como resultado Jesús fue crucificado. Cuando Jesús murió en la cruz, estaba totalmente desanimado. Jesús fue llevado a la desesperación por la falta de comprensión de la gente, ¿pero cómo se sentiría Dios al haberlo perdido en la tierra y teniendo que preparar nuevamente a los pueblos durante miles de años para enviar al Mesías?
Cuando Jesús era preso de la más profunda angustia en la cruz, Dios sentía exactamente lo mismo que Su hijo. No había ninguna diferencia. Cuando ustedes están realmente indignados y furiosos por dentro, ¿pueden pensar en dar felicidad o en dar su bendición? ¿Cuando alguien se acerca a ustedes y ustedes están pasando por una situación semejante, podrían ser generosos y abiertos de corazón. Esto es exactamente lo que sentía Dios cuando observaba a Su hijo morir en la cruz.
Si comprendemos esto, sabemos el dolor que siente Dios cuando las Iglesias Cristianas predican la creencia tradicional de que Jesús vino para morir. Como ya les he dicho, es nuestra relación con el Jesús viviente que nos hace ser compañeros de Dios. Por lo tanto nuestra salvación viene a través de la resurrección y de nuestra relación con Jesús resucitado y no por la sangre de Jesús en la cruz. Pero ni aun la resurrección pudo compensar el daño hecho en la crucifixión. La ultima voluntad de Dios requería que el pueblo elegido de Dios se uniera a Jesús en la carne y fuera con él para cumplir con el Reino de Dios en la tierra. Su muerte bloqueó la providencia para la restauración del mundo e hizo necesario un Segundo Advenimiento.
En esta situación desesperada Jesús se dio cuenta de la importancia de lo que había ocurrido y dijo "Volveré". ¿Pueden entender ahora por qué Jesús no puede volver feliz sobre las nubes y en un acto de magia restaurar el mundo? Cuando millones de pueblos cantan himnos y se intercambian regalos y se desean felicidad unos a otros en su cumpleaños ¿Jesús está feliz y lleno de gozo por eso? Si bien el ama a su pueblo, en lo más hondo de su corazón permanecen los dolorosos recuerdos de aquella parte de su misión que fracasó, y que sólo podría haber cumplido si el pueblo lo hubiera recibido calurosamente y lo hubiera consolado en la tierra.
La Verdadera celebración de Navidad
¿Hay alguien que pueda celebrar el cumpleaños de Jesús en su verdadero significado, comprendiendo la situación que vivió y lo que debía hacer? Hay millones de personas que festejan la Navidad porque todo el mundo lo hace; ¿pero quién conoce la situación de Jesús y por eso conmemora el día? La única celebración que tendría significado para Jesús es cuando viniera alguien que sufriera más que él y que estuviera más desanimado que él y le dijera "Estoy atravesando una situación difícil, pero tu situación es más difícil todavía. De cualquier manera me gustaría celebrar tu cumpleaños. Olvida tu pena por un momento". Cuando Jesús vea ese tipo de Cristiano, romperá en llanto y celebrará su cumpleaños por un momento.
Hoy hay mucha gente aquí, en este auditorio, ¿pero qué tipo de personas son ustedes y qué se supone que deban hacer? ¿Obtendremos muchas cosas buenas usando el nombre de Jesús, o le brindaremos nuestra ayuda? ¿Qué debe hacer esta iglesia de acuerdo al designio de Dios? ¿Cuál es el propósito que tenemos al sacrificarnos? Por medio de nuestro sacrificio debemos cumplir con la idea que Jesús perseguía y así ver que todos sean unidos.
En el tiempo de Jesús, nadie lo comprendió; pero hoy todos podemos comprender este reino del corazón. Si una persona de la más baja posición social hubiera venido a consolar a Jesús y le hubiera hablado, Jesús se habría sentido más cerca de él que de todas las otras personas poderosas de ese tiempo. Porque el corazón de esa persona habría estado más cercano al corazón de Jesús; también habría estado mucho más cerca en todos los otros aspectos. Jesús no hubiera dejado de aceptar a esa persona sólo porque no estuviera en la misma posición noble en que estaba Jesús; le hubiera abrazado allí mismo y hubiera comenzado a llorar. Ese es el reino del corazón, el standard del valor que sobrepasa todos los límites nacionales y sociales y que unirá a las personas para siempre.
¿Es posible que las personas se sientan totalmente unidas simplemente por estar sentadas a una mesa con un banquete lujoso comiendo bifes y buena comida? Es mas bien en una situación de real desesperación donde todos comparten lágrimas y dolor, que se logra la verdadera unidad a Cristo. ¿Por qué preferirían el segundo caso? De ese modo se sentirían atraídos; no porque les guste la lucha, sino porque es el modo de sentir de Jesús, y es el modo de sentir de Dios. La única razón por la que deben hacerlo es la de compartir lo que Dios tenga para ustedes.
Esto también es cierto para mi. Las personas preferirían muchas otras cosas, pero aun cuando la familia pueda apartarse o cuando la sociedad no les dé una calurosa bienvenida o el mundo no los comprenda, no podemos abandonar la forma que Dios ha abierto para aquellos que sigan a Jesús, sin importar lo difícil que esto resulte. Esta es la razón por la que yo estoy haciendo lo que estoy haciendo. El único propósito de que yo esté aquí es para que ustedes sigan el mismo camino que el propio Dios siguió. ¿Están de acuerdo con eso? Muchas veces resulta difícil pero es la única forma segura de convertirse en amigos de Jesús y hasta del propio Dios.
Hemos elegido el mismo camino que eligió Jesús y en esa forma somos capaces de comprender y participar en la amistad de Dios. Si una mujer fuera a seguir a Jesús debería hacerlo con el mismo corazón que lo hizo María y mitigar la situación de hace 2.000 años, tratando de ser la mejor María posible. Si fuera un hombre, entonces debería tratar de servir a Cristo en la posición de José. Para seguir a Cristo, una persona también puede seguir como el propio hermano de Jesús, que debía haberlo comprendido completamente y amarlo y hacer por él las cosas más difíciles. Al hacer esto y convertirse en uno con Jesús, Jesús y el propio Dios no podrán decir en el futuro "No los conozco". Aquellos que sigan a Cristo como un verdadero amigo pueden consolarlo, atravesando el camino de espinas de este mundo y sintiendo furia por toda la injusticia cometida contra él. Esas personas pueden decir: "Ellos no comprenden. Yo pagaré sus errores, no les echen la culpa ni se sientan atormentados por esa situación. Traten de olvidarlos y hagámoslo juntos". Si el Mesías hubiera tenido personas así que lo siguieran, entonces Dios podría haber venido y habría completado su designio. Si alguien se hubiera acercado a Jesús expresándole pena por las dificultades a las que se veía enfrentado, Jesús le habría contestado: "Bueno, es difícil, pero puedo soportarlo. ¿Pero, y ustedes? Su camino es más difícil". Un corazón así es el fundamento del Cielo en la tierra.
El mundo está celebrando la Navidad de la mejor manera, pero celebrémosla en su verdadero significado, comprendiendo la verdadera situación de Jesús y el significado de su Segundo Advenimiento, dedicando todo nuestro corazón y amor a convertirnos en uno en amor a Dios. Entonces estaremos participando de todo lo que pertenezca a Dios.
Debemos recordar que cuando Jesús estaba en la tierra nunca tuvo una celebración real de su cumpleaños, y debe resultarle inmensamente significativo ver que muchas personas se reúnen aquí para celebrar la Navidad en el verdadero sentido. ¿No estarían agradecidos de participar en la verdadera celebración de la Navidad? ¿No creen que estaría feliz de ver aquí reunidas a personas cuyos rostros han estado cubiertos de lágrimas y de sudor, y que han ido a hacer el trabajo de Dios sin usar vestimentas lujosas? ¿Están seguros de que Jesús estaría contento y feliz de verlos aquí reunidos cantando canciones navideñas y deseándole Feliz Cumpleaños?
Deben estar seguros de que están en camino de convertirse en hijos e hijas de Dios, y Dios y Jesús les estarán agradecidos por lo que han hecho. Ese pueblo, esa gente, está formada por las mujeres más hermosas y los mejores hombres de este mundo. Aquellos de ustedes que estén determinados a estar en el camino de Cristo por el resto de su vida, abarcando el pasado, el presente y el futuro hasta el cumplimiento de la voluntad de Dios, levanten sus manos. Que Dios los bendiga. Oremos.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La Esperanza de Dios para el Hombre

LA ESPERANZA DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lisner Auditorium, Washington, D. C. - 20 de octubre de 1973
(Traducción del coreano al ingles por Bo Hi Pak)

Señoras y señores, ante todo me gustaría decir cuanto aprecio vuestra venida esta noche. Agradezco a Dios por esta ocasión pues deseaba desde hace mucho visitar esta ciudad y encontrarnos.

Puesto que nosotros hablamos lenguas diferentes, aunque yo puedo hablar, para vosotros yo estoy mudo. Y para mi, aunque vosotros podéis escucharme, vosotros estáis sordos. Para corregir esta sordera y esta mudez, necesitamos a éste hombre que está cerca de mi como interprete. Sin embargo, como vosotros sabéis la traducción de una lengua a otra no es una tarea fácil. Así éste hombre al que me refiero necesita realmente de vuestra amable comprensión.

Mi tema para esta noche es "La Esperanza de Dios para el Hombre". Este tema es vasto por su naturaleza y más complicado por su contenido. Voy a intentar hacerlo lo mejor posible para permanecer en el centro del tema.

Si Dios existe, se puede decir con seguridad que El necesita a los seres humanos. Dios creó todas las cosas, pero en toda su creación el hombre ocupa una posición suprema y central. Es por consiguiente muy importante para nosotros tener una clara comprensión de la relación entre Dios y el hombre. En la historia, muchas teorías han abordado esta relación. Las opiniones variadas, los conceptos teológicos y las escuelas académicas abundan, pero la relación verdadera, viva entre Dios y el hombre sigue siendo una cuestión oscura.

Puesto que la relación entre Dios y el hombre es tan fundamental para la vida, nuestra comprensión no puede progresar antes de que hayamos puesto cuidadosamente en claro esta cuestión. Cuando buscamos la solución, descubrimos que es posible investigar dos puntos de vista principales. Una está unido al punto de vista de Dios, la otra al punto de vista del hombre. Aunque muchas religiones se hayan desarrollados en la búsqueda de estas dos concepciones, debe existir un principio común a todas las religiones que pueda aclarar la relación entre Dios y nosotros mismos. Dios quiere que comprendamos esta verdad en su sentido ultimo.

Si alguien pregunta: ¿Cual es la cosa más preciosa en vuestra vida?. ¿Qué responderíais? Algunos podrían decir "la fuerza". Otros responderían seguramente que el dinero: "el dinero es todo". Y otros sugerirán "la sabiduría o el conocimiento". Estos elementos, fuerza, dinero, conocimiento, ¿son las cosas más importantes en la vida?. Si estudiamos profundamente esta cuestión, otros pensamientos surgen. Llegamos rápidamente a la conclusión de que la cosa más preciosa es el amor; el amor es la cosa más preciosa en la vida. Y a continuación del amor, la vida es el bien más precioso. Si tenemos amor y vida, necesitamos aún una cosa: un ideal. Estos tres elementos ----amor, vida e ideal----no son solamente preciosos y profundos por su valor, son precisamente las cosas que hacen que nuestra vida valga la pena ser vivida.

Examinemos aun otro punto. Todos los hombres aspiran a la vida eterna. Además, en nuestra forma humana de expresar el amor y nuestro ideal, sentimos el deseo innato de que sean inmutables, únicos y eternos. Muchos escritores en la historia han descrito la belleza del amor eterno. Ningún escritor se ha sentido impulsado a glorificar un amor que cambia del día a la noche. Las numerosas religiones del mundo que testifican sobre una Vida más allá de la vida terrestre apoyan la realidad de nuestro deseo de eternidad. Si una religión no enseña la vida eterna, no sirve a un fin válido.

Además, las palabras "amor" e "ideal" no tiene sentido por sí mismas. El amor solo existe cuando hay alguien que ama y alguien que es amado. Un ideal necesita ser compartido con alguien. Amor e ideal aparecen también se establece una relación complementaria y recíproca de dar y tomar. Estamos en la posición de objeto y nosotros siempre necesitamos al sujeto. Amor e ideal brotan y surgen solamente cuando dos elementos están en una relación sujeto-objeto.

¿Es el hombre la causa, la fuente de su universo, o bien alguien nos ha creado? ¿Como puede ser el hombre la causa del universo si no ha creado a sí mismo? Es evidente que nosotros somos los seres resultantes de una causa. Por consiguiente un sujeto o una causa debe existir. Debe de haber una causa para la existencia del hombre. Este sujeto, o esta causa, es pues la realidad esencial. Deberíamos estar tan seguros de esto como lo estamos de nuestra propia existencia. Cualquiera que sea el nombre que escogéis para esta causa no tiene importancia. Lo importante más importante es que El esté allí. Y nosotros le llamamos "Dios".

Preguntemos a Dios: "¿Cual es para tí la cosa más preciosa, Dios?" Su respuesta no será diferente de la vuestra o de la mía. Dios responderá: "El amor, la vida y mi ideal son para mí los cosas más preciosas" ¿Necesita Dios dinero? El ha creado todas las cosas. De cualquier forma todo le pertenece. No necesita dinero. ¿Dios necesita fuerza? Es ya la Fuente de toda fuerza. ¿Y del conocimiento? Dios es omnisciente y la Fuente de todo conocimiento. Sí, Dios todo esto; pero El no puede tener el amor, la vida y Su ideal solamente por él mismo. Necesita compartir, tener un dar y tomar con alguien en una relación recíproca. Aunque todopoderoso, Dios no puede experimentar el valor del amor, de la vida y de Su ideal cuando está solo. Es por lo que Dios creó a Su objeto, el hombre.

Yo preguntaría ahora: "¿Por qué, nosotros hombres, actuamos como lo hacemos?" La respuesta es simple: porque Dios actúa de esta forma. Todos los rasgos humanos tienen su origen en Dios. ¿Por qué somos como somos? Porque Dios es como es.

Nosotros somos los espejos que reflejan las características de Dios. Dios es exactamente como vosotros y como yo. Dios es el Origen. Por consiguiente, Nuestro amor viene del amor de Dios. Nuestra vida viene de la vida de Dios y nuestros ideales vienen del ideal de Dios. Sentimos que estas son las cosas más preciosas porque Dios antes sintió que ellas eran las cosas más preciosas. Dios es el Sujeto del amor, el Sujeto de la vida y el Sujeto de los ideales. Es por lo que, si Dios es absoluto, debemos ser absolutos. Si Dios es inmutable, debemos ser inmutables. Si Dios es único, debemos ser únicos. Si Dios es eterno, nos debemos ser eternos. Nuestra vida eterna no es solamente una concepción imaginario. Es una realidad. Puesto que Dios es eterno, Su objeto, el hombre, debe ser creado para la eternidad. De otra forma, no podríamos reflejar la naturaleza de nuestro Dios eterno.

Si existe un Dios de amor, vida e ideal y si Dios no manifiesta todas sus cualidades en el hombre, Su objeto, entonces hace fracasar el fin mismo de Su creación. O bien Dios proyecta Su completo valor en su objeto, o bien no crea nada completo. Dios es el Sujeto del hombre, y nosotros somos los objetos de Dios. Un objeto es la perfecta imagen del sujeto. Así el hombre es la forma visible de Dios, y Dios es la forma invisible del hombre. Sujeto y objeto son uno en su esencia. Dios y el hombre son uno. El hombre es Dios encarnado. De otra forma no seríamos capaces de reflejar la plena imagen de Dios. Dios no pudo realizar su alegría, propósito de Su creación. Cuando nosotros, en tanto que objetos, no somos también perfectos como Dios mismo es perfecto, no podemos reflejar el pleno amor, la plena vida y el pleno ideal de Dios. Así el hombre, el objeto de Dios, es tan importante en valor como Dios mismo.

Si yo hiciera grandes gestos y si yo gritara delante de una sala vacía, estoy seguro que cualquiera que me viera se preguntaría: "¿Este hombre no está loco?" Pero si yo tengo a alguien con el que establecer un dar y tomar, un objeto que me responde, incluso un pequeño en frente mía, y si yo le expreso mi corazón y mi alma, entonces se me encontraría normal. La única diferencia es la presencia de alguien como objeto. Pero supongamos que no hay siquiera ni un pequeño niño en la asistencia. En desesperación yo podría reunir un poco de polvo, y mirándole, yo podría hablarle y aun derramarle mi corazón. Entonces al menos yo no estaría loco, pues incluso una partícula de polvo podría ocupar el lugar de objeto.

Lo que intento ilustrar es el valor del objeto. Como nosotros somos los objetos de Dios, El no ha colocado en una posición de igualdad con él mismo. Así, el hombre comparte el mismo valor que Dios y es tan importante como El. Aunque Dios sea el más alto, el más noble y el más poderoso, El también debe tener Su objeto. De otro modo El no siente ninguna alegría. La alegría viene cuando recibimos el estimulo del objeto. Incluso Dios no puede tener alegría solo. Debéis comprender que Dios creó al hombre y al universo para la alegría. Pero la alegría de Dios permanece dormida hasta que El pueda tener un dar y tomar con Su objeto.

Hasta aquí en el Cristianismo hemos situado a Dios tan alto en el cielo, y colocado tan abajo al hombre, en el infierno que ha habido siempre una fosa infranqueable entre ellos. Un río largo ancho y profundo a separado al hombre de Dios. Los hombres no se atreven aproximarse a Dios como una Realidad viva. El hombre es incapaz de comprender que Dios es tan próximo, tan real, tan accesible que podemos incluso vivir con El. Estamos destinados ser los templos vivos de Dios. Sin embargo, el cristianismo tradicional a sido incapaz de realizar esto.

Poco importa vuestra riqueza y vuestra fama, en tanto que vosotros no tengáis a nadie con quien establecer un dar y tomar de forma que podáis compartir vuestra alegría, vuestros éxitos, vuestras opiniones y vuestros ideales, no sois más que un pobre hombre. Sentimos alegría y tristeza porque el corazón de Dios puede sentir alegría y tristeza. Hasta este momento de la historia no habíamos nunca creído que Dios pudiera sentir el sufrimiento. Y Dios se puede sentir estimulado o indignado exactamente igual que nosotros. Nosotros, objetos de Dios, tenemos esta capacidad de sentir emociones porque nuestro Sujeto, Dios tiene la misma capacidad de emoción. Dios es la primera Personalidad y la personalidad humana viene de Dios. ¿Como entonces podemos llegar a ser verdaderos objetos de Dios? ¿Por nuestros esfuerzos y un duro trabajo solamente? No existe más que un camino para llegar a la unión con Dios. Ese camino es el amor, la unión en el amor con Dios.

Ilustremos esto. Supongamos por ejemplo un hombre famoso. Ante él una mujer modesta, dulce, sin belleza ni educación. Por lo tanto, una vez que este hombre importante y esta mujer humilde establezcan una relación de dar y tonar en el amor, ella alcanzará inmediatamente un nivel equivalente de prestigio. Decimos que el hombre se llama Juan y que él cae enamorado de esta mujer y se casan. Ella llega entonces a ser la señora Juan y le devuelve su amor con todo su corazón. Cualquiera que sean el poder, la autoridad y el prestigio del que disfruta el señor Juan, la señora Juan los compartirá por igual. Ahora ¿qué es lo que esto nos enseña? Una vez que tenemos una relación de amor con Dios y llegamos a ser uno con El, nuestro valor crece hasta alcanzar el nivel del valor de Dios. Y un amor así es externo, inmutable y único.

Es actualmente el tiempo en el que nosotros tenemos que realizar esta relación fundamental entre Dios y el hombre. El sujeto y el objeto deben ser un todo como la causa y el efecto son uno. Esto es por lo que la Biblia dice: "Yo soy el Alfa y el Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin" (Ap. 22,13). En Dios, dos son uno. El es el comienzo y nosotros somos el fin. El es el primero y nosotros somos los últimos. Y la relación entre Dios y el hombre es circular pues comienzo y fin se unen en la unidad.

Paz, felicidad y alegría son los frutos de la armonía en el amor. Esto es por lo que en su ideal para la Creación, Dios quiso que la relación entre Dios y el hombre fuera vivida con armonía en el amor, armonía en la vida y armonía en el ideal.

Así nosotros sabemos que Dios es Sujeto y que nosotros somos los objetos. Sabemos igualmente que el objeto es exactamente tan importante como el sujeto. Queremos ahora saber precisamente lo que significa la posición del hombre como objeto de Dios.

Cuando Dios creó al hombre le dió la sabiduría y la ambición. La sabiduría nos da el poder de comparar, y la ambición el de esforzarnos hacia lo mejor. Si se presentan dos posibilidades ante nosotros, A y B, las compararemos automáticamente para determinar cuál es mejor. Nuestro deseo humano nos conduce a escoger y nuestra ambición no nos deja tranquilos en tanto que no hayamos obtenido el cumplimiento último.

Permitidme poner otro ejemplo. Supongamos un hombre muy bello. Y no solamente guapo, sino fuerte e infinitamente educado. Estaríais ansiosos de tener una cierta clase de relación personal con este gran hombre. ¿Como querríais que fuera? ¿Querríais únicamente ser su servidor? No, en vuestro corazón sabéis que hay una posición mejor que la de servidor. ¿Querríais ser su amigo? No, no seréis aun felices. ¿Querríais ser solamente su hijo adoptivo? ¿Os daría esta posición la felicidad completa? No, no lo creo. Buscaríais una posición aun más próxima. Hay una relación por encima de la cual no hay nada más intimo. Es llegar a ser un verdadero hijo o una verdadera hija de este hombre. Con esta relación, alcanzareis el cumplimiento ultimo, y no deseareis nada más.

¿Por qué entonces, queremos llegar a ser verdaderos hijos e hijas? Porque esta es la posición en la cual se recibe más completamente el amor de este hombre. No hay una relación más próxima ni más profunda en la sociedad humana que la de entre el padre y el hijo. Una vez que tenéis el amor del padre, poseéis todo lo que él tenga. Todas las alegrías del padre, todo su poder, toda su habilidad, su sabiduría, su ambición y su deseo todo será vuestro. Cuando se recibe el amor de un padre, ningún protocolo, formulario o ceremonia son necesarios para entregar esto al hijo. El padre y el hijo son automáticamente uno. Este principio se aplica a las relaciones entre los hombres, así como a la relación entre el hombre y Dios.

¿Qué clase de relación querríais entonces tener con Dios? ¿Os contentaríais con ser solo Su servidor? ¿Querríais ser su amigo? ¿Preferiríais ser su hijo adoptivo o bien encontrar el medio para llegar a ser Su propio hijo? Sé que no estaréis satisfechos por nada a menos que por la ultima posición de hijos e hijas de Dios.

El fin ultimo de Dios en Su creación del hombre es darle todo su amor, toda Su vida y todo Su ideal. Debéis recibir el amor de Dios hasta lo más profundo de vuestro corazón. Llegando a ser verdaderos hijos e hijas de Dios, vuestro deseo estará cumplido. Es vuestro ultimo destino. seréis invadidos por la alegría y os sentiréis sumergidos por una satisfacción completa en la vida.

No hay limite para la alegría. La felicidad no tiene fin. Cuando os encontráis en el amor de Dios, cada célula de vuestro cuerpo salta de alegría. Inspiráis y expiráis con todo el universo. En este estado vuestra vida es realizada. Esta es la forma que la que Dios quiere que vivamos, llenos de amor y alegría. Y a través de nuestra alegría, Dios recibe Su alegría. La alegría del hombre es la alegría de Dios; la alegría de Dios es la alegría del hombre.

Muy pronto en mi vida, Dios me llamó para ser Su instrumento en una misión. Fui llamado para revelar Su verdad por El, como su profeta. Me dediqué a la búsqueda de la verdad con tenacidad, buscando las colinas y los valles del mundo espiritual. El tiempo llegó súbitamente en el que el cielo se abrió ante mí y en el que tuve el privilegio de comunicarme directamente con Jesucristo y con el Dios vivo. Desde entonces recibí muchas revelaciones sorprendentes. Dios mismo me dijo que la verdad la más fundamental y la más central en el universo es que Dios es el Padre y que nosotros somos Sus hijos. Hemos sido creados como hijos da Dios. Y El dice que no hay nada más próximo, nada más profundo, nada más íntimo que cuando Padre e hijo son uno: un en el amor, uno en la vida y uno en el ideal.

Amor, vida e ideal son el punto central donde padre e hijo se encuentran. Una vez que nosotros nos unimos ahí, entonces el amor de Dios es nuestro amor; el ideal de Dios es nuestro ideal; la vida de Dios es nuestra vida. Y no existe ninguna otra relación en la que podamos tener esta unidad de vida, amor e ideal más que en la relación padre-hijo. Esto es una realidad fundamental en el universo.

¿Como llegamos a existir en este mundo? El padre y la madre llegan a ser uno a través del amor, y ponen juntos su vida y su ideal. Su amor precede nuestro nacimiento. El amor es la fuerza que une. Marido y mujer llegan a ser uno en el amor. Esto significa que el amor del esposo, su vida y su ideal llegan a ser los de su mujer, y que el amor de la mujer, su vida y su ideal llegan a ser los de su esposo. Sobre este fundamento de unidad en el amor, una nueva vida puede ser engendrada.

Cuando un niño nace, este niño es la manifestación del amor, de la vida y del ideal de sus padres. Cuando miráis a vuestro propio hijo, veis de hecho otro yo. miráis el fruto de vuestro amor, el fruto de vuestra vida y el punto de vuestro ideal. miráis a vuestro segundo yo, una forma visible de vosotros mismos.

Entendamos ahora esta verdad a una escala universal. Dios creó al hombre y a la mujer como Su hijo y Su hija. El quiere verse en los seres humanos. Esto es por lo que la Biblia dice: "Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó, y los creó hombre y mujer" (Gen 1, 27)

el hombre es creado imagen de Dios. En otras palabras, Dios se encarnó en el hombre. El hombre es el espejo del Dios vivo, y cada una de sus virtudes, de sus características, de sus cualidades se reflejan en este espejo. Dios quiere seguramente que el hombre Su amor, Su vida y Su ideal. El hombre es el fruto del amor de Dios, de Su vida y de Su ideal.

¡Cuán maravilloso, simplemente maravilloso vivir esta vida perfecta con Dios! Es la verdadera alegría, inigualada por ninguna alegría terrestre. Una vez que alcancéis este estado de perfección no tenéis necesidad de orar. ¿Por qué lo haríais? Encontrareis a Dios cara a cara y viviréis corazón con corazón con El. Hablareis con Dios. No tendréis necesidad de religión ni de un salvador. Todas las cosas de la religión son una parte del proceso de reparación o de restauración. Un hombre en perfecta salud no necesita a un medico. El hombre en perfecta unión con Dios no necesita un salvador.

La vida en unión con Dios es una forma muy alta de vivir, la vida con Dios, la vida en Dios y Dios viviendo en vosotros. Tal era el estado espiritual de Jesús cuando dijo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn. 13, 10) Dios y el hombre se abrazaran en un amor que consume todo. Este es el estado en el que Dios es hecho Realidad viva. No creeréis más, vosotros sabréis. Y vivís la verdad. Si experimentáis realmente esta clase de amor y de unidad con Dios, entonces habéis disfrutado la suprema experiencia de vida. Hay probablemente muchos líderes cristianos entre vosotros, sin embargo ¿cuantos de entre vosotros han tenido esta maravillosa experiencia, esta de recibir el profundo amor de Dios?

Dios hizo al hombre para que él viva su vida hasta ser saciado. El hombre ha sido creado para ser saciado del amor de Dios. Puesto que los hombres han perdido esta capacidad original, buscan saciarse contra la naturaleza y artificialmente, por el alcohol, la marihuana o la droga. El hombre perfecto, sin embargo, a sido creado para ser saciado del amor de Dios. No hay nada que pueda exceder este sentimiento de alegría. Cada célula de vuestro cuerpo saltará de alegría. Vuestros ojos y vuestras orejas, la piel de vuestra cara, vuestros brazos y vuestras piernas, todo renacerá en un éxtasis de alegría. Así es el plan de la creación original de Dios. Cuando decís "Padre Celestial", ¿tenéis realmente un sentimiento vivo y vibrante de la presencia de Dios? ¿No queréis oír a Dios responder: "Si, hijo mío"?

este es mi regalo para esta noche: quiero que vosotros comprendáis que la verdadera relación entre Dios y el hombre es una relación sujeto-objeto. Sois Sus hijos y Sus hijas. Una vez que habéis realizado la unidad con Dios, nada os puede turbar. Ni el sufrí miento, ni la soledad, ni la enfermedad, ni nada bajo el sol puede descorazonaros. Dios es la última seguridad. Podéis pagar muchos millones de dólares y no habréis comprado esta clase de seguridad: No tiene precio. Con ningún dinero se puede comprar. Esta es la experiencia total de la vida. Estamos destinados a vivir con Dios.

Vuestra vida por lo tanto es la cosa que tiene el más alto valor en este universo. Esto es por lo que Jesús dijo: "¿De qué lo servirá pues al hombre ganar el mundo entero si pierde su propia vida? O qué podrá dar el hombre cambio de su propia vida" (Mat. 16, 26) Jesús habla de la vida con Dios. La vida sin Dios es como una bombilla eléctrica fundida que no puede dar luz. La vida sin dios es muerte.

Jesucristo es el único hombre que vivió el ideal de Dios en su más completa realización. Fue el primer hombre perfecto que jamás haya andado sobre la tierra, vino para restaurar la verdadera relación entre Dios y el hombre. Pero después de su crucifixión el cristianismo hizo de Jesús, Dios. Esto es por lo que la fosa entre Dios y el hombre no ha sido nunca atravesada. Jesús es un hombre en el cual Dios se encarnó. Pero el no es Dios mismo. La Biblia dice en I Tim. 2-5: "Pues Dios es uno, uno también el mediador entre Dios y el hombre, Jesucristo hombre" la presencia de Dios en Jesucristo era una realidad total. El dijo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mi" (Juan 14, 10) Jesús es realmente es hijo único que Dios engendró pero Dios no quiere solamente a Jesucristo como Su hijo. Todos los hombres han sido creados de manera que puedan decir: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mi" este es el fin plenamente accesible para cada uno.


Nuestro primer paso para llegar a ser los verdaderos hijos e hijas de Dios es claramente comprender la forma de la que Dios ve el bien y el mal. ¿Que es el bien y que es el mal?

No nos convenceremos por una definición hecha por el hombre. El criterio eterno de bien y mal es definido por Dios. La definición precisa del bien y del mal existía en el momento de la creación, mucho tiempo antes de que el mal apareciera en el Jardín del Edén. La forma de la que Dios vé el bien y el mal no cambiará nunca. Dios es eterno, Su ley es eterna y Su definición es eterna e inmutable sin importar el tiempo que pase.

Cada uno de nuestros rasgos humanos tiene su origen en Dios. Reconocíamos que en el hombre hay una cierta tendencia al egoísmo. Esto es natural porque en un momento Dios estaba centrado sobre él mismo. Este hecho puede sorprenderos, pero debéis comprender que antes de la creación del hombre y del universo, Dios estaba completamente solo, con nadie de quien preocuparse, excepto él mismo. Sin embargo a partir del preciso instante en el que Dios comenzó la creación, su entero concepto de la vida apareció. Dios vive para Su contraparte, no para él mismo.

¿Que es la creación? Creación no designa nada más que al Creador, Dios, se proyectó él mismo simbólicamente en el universo y se encarnó él mismo directamente en el hombre. Cuando el espíritu toma forma, hay creación. Dios se manifestó él mismo en la Creación. La manifestación de la energía de Dios es la Creación.

La Biblia en el libro del Génesis hace aparecer la creación simple y fácil. El Génesis nos dá la impresión que la Creación de Dios a sido realizada por la acción mágica de Su palabra. Dios dijo simplemente: "Que el mundo sea", y ¡hop! El mundo aparecía. Después dijo: "¡Que el hombre sea!" y ¡hop!, Adán y Eva aparecían.

Pero ahora se ha comprobado que no fué tan fácil, lejos de esto, Dios volcó todo Su ser en Su creación. No se guardó incluso ni un gramo de energía. La creación fué su trabajo total, el esfuerzo total, de darse completamente. Cuando Dios puso todo Su corazón y todo Su alma en la creación de Su objeto, dió el 100% de él mismo. Solamente de esta forma El pudo crear Su segundo yo, el Dios visible.

Esto es por lo que después de Su creación Dios no existe más solamente para él mismo, Dios empezó a existir para Su hijo y Su hija, Adán y Eva. El existe para amar, existe para dar. Dios es la existencia totalmente desprovista de egoísmo. Dios no puede existir solo. "Amor" e "ideal" solo tienen sentido si se les comparte en una relación complementaria. Dios comenzó su creación e hizo un ser que no pudiera perder. Cuando Dios puso todo Su amor, Su vida y Su ideal en su segundo yo, debía en un sentido realizar un propósito. Dios sabía que si daba todo lo que El tenía, 100%, Su objeto llegaría a la madurez y le devolvería aún mayores los frutos del amor, de la vida y Su ideal. Su objeto, el hombre es todo para Dios. La vida del objeto atrae a Dios. Dios quiere venir a habitar con Su objeto, el hombre.

Ilustremos esto. Supongamos un gran artista. Si trabaja al azar, sin sentir, no puede crear nada de valor. Para crear la obra maestra de su vida, el artista debe poner todo su corazón y todo su alma en su creación. Esta es la única manera de hacer una gran obra de arte. Si un artista trabaja de esta forma, su arte llega a ser su vida.

Dios es el más grande de todos los artista. Cuando creó su obra maestra, el hombre, puso todo Su corazón en el proceso de Su creación. Puso ahí, toda Su sabiduría y toda Su energía. Dios deseaba existir para Adán y Eva y toda la humanidad. No ahorró un solo gramo de energía cuando los creó. El hombre de esta forma llegó a ser la vida de Dios.

Dios estableció el modelo para el universo. En la existencia ideal, vivimos para los otros. El sujeto existe para el objeto y el objete para el sujeto. La definición de bondad para Dios es la entrega total, el servicio total, la generosidad absoluta. Debemos vivir nuestra vida para los otros. Vivís para los otro y los otros viven para vosotros. Dios vive para el hombre y el hombre vive para Dios. El esposo vive para su mujer ya la mujer vive para su esposo. Esto es el bien. Y ahí abundan la unidad, la armonía y la prosperidad.

Vosotros, en tanto que hombres, ¿os molestareis si digo que habéis sido creados para una mujer? Puede ser que varios de entre vosotros estén orgullosos de su masculinidad y no quieren oír esto. Pero esto es el principio de la creación de Dios y no debéis ser afectados oyendo estas palabras. El hombre vive su vida para su cónyuge, no para él mismo.

Imaginemos que una de ent5r vosotros, señoras, sea una reina de la belleza. Poco importa lo bella que seáis, vuestra belleza no es para vuestra propia satisfacción; es para la alegría del hombre. Somos creados para vivir los unos por los otros. Esta es la razón incluso de nuestra existencia, existimos para los otros, para un objeto, para una contraparte. Este es el principio de todas las relaciones humanas en nuestra sociedad. Los padres existen para los hijos y los hijos existen para sus padres. Entonces a la vez, los padres y los hijos, cuando dejan su egoísmo, se unen en un movimiento circular.

Este movimiento circular es el movimiento de la unidad. Cuando dais y tomáis, la acción de dar y tomar crea un movimiento circular. Solo el movimiento circular puede ser terno, pues que no encontrareis en él ningún fin. Este es el por qué cada creación de Dios reposa sobre un movimiento circular, puesto que Dios ha creado para la eternidad. Incluso nuestras caras son redondas, aunque haya una línea central vertical. Nuestros ojos son redondos; los labios superiores e inferiores forman una boca redonda. El sol es redondo, la luna es redonda, la tierra y todos los cuerpos celestes son redondos. Están todos en rotación sobre sus propios ejes y también los unos alrededor de otros. Cada cosa en este universo tiene una acción de dar y tomar complementaria entre sujeto y objeto. La acción de dar y tomar existe entre las arterias y las venas, de tal forma que la sangre circula a través del cuerpo. Una enfermedad para el hombre es el estado donde el equilibrio de la acción de dar y tomar es roto e donde el movimiento normal de circulación es detenido. Si esta acción de dar y tomar entre sujeto y objeto, si este principio no es respetado, nada dura eternamente. Toda existencia que está basaba en los principios de Dios es una existencia buena.

Entonces ¿qué es el mal? El mal es la aparición del egoísmo en el mundo. El principio divino que consiste en dar de manera desinteresada fué cambiado por un principio contrario a Dios llegando a tomar de forma egoísta. La posición contraria a Dios según la cual se desea ser servido más que servir fué establecida de este hecho. El origen del mal es Satán. Estaba en la posición en la que debía servir a Dios, pero en lugar de esto se puso como otro dios y subyugó al hombre por su propio beneficio. Dios es la fuerza positiva absoluta en el universo. Satán se puso entonces como otra fuerza positiva. Dos fuerzas positiva se repelen naturalmente. Satán es un arcángel caído. Dejó su posición de servidor fiel de Dios y del hombre; desafió a Dios y entró en rivalidad con El. Su motivo fué el egoísmo. Su egoísmo es el origen del mal y del pecado.

Así fué lo que pasó: Eva cayó de su posición de primera hija de Dios, llegando a ser la primera victima de Satán y transformándose en una criatura egoísta. Eva y Satán juntos lograron llevar a Adán a su mundo de egoísmo. Por este trágico acontecimiento, Dios fué puesto aparte por el hombre en el Jardín del Edén. La historia de la humanidad comenzó por falsos pasos, sin Dios. El fundamento para la historia humana del mal fué puesto, y Satán fué establecido como el príncipe de este mundo. El egoísmo apareció en el comienzo de la historia de la humanidad, y ahora nuestro mundo es un mundo de violencia, de asesinato, de mentira y de robo. Todas las acciones en el mundo del mal son motivadas por el egoísmo. El mal subyuga a los otros para su propio beneficio, mientras que el bien se sacrifica por el beneficio de los otros.

Desde la caída del hombre, la obra de Dios ha sido la restauración del bien original. Dios quiere destruir el mundo del mal y recrear el mundo del bien. Hemos perdido nuestra salud. Hemos llegado a ser gentes enfermas. La salvación de Dios es por consiguiente, la restauración del hombre a un nuevo estado de salud.

Dios sembró la semilla del bien, pero antes que El pudiera recoger los frutos, Satán invadió con su semilla del mal y recogió sus frutos del mal. Por esta razón, Dios debe sembrar la semilla del bien una vez más. Para hacer este trabajo Dios necesita de ciertos instrumentos. Las religiones del mundo han sido estos instrumentos para Dios. A través de la historia, las buenas religiones han enseñado la forma de vivir según Dios, centrados sobre el amor y el deber de vivir hasta el sacrificio. Así el cristianismo puede ser considerada como la religión más avanzada puesto que enseña este amor y este deber vivido hasta el sacrificio bajo la forma más alta.

Jesús vino como salvador, pero enseño: "Es así que el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir". (Mt 20, 28) Jesús enseñó que el más grande amor en el universo es el dar su vida por sus enemigos. La enseñanza de la Biblia es contraria a la regla común de nuestra sociedad existente. Es exactamente lo opuesto de la manera propia de este mundo egocéntrico. La Biblia enseña la entrega completa y el sacrificio total. "Quien encuentre su vida la perderá y quien la pierda por mi causa la encontrará" (Mt 10, 39). Parece casi insensato pensar seriamente vivir de esta forma en la sociedad humana del mal. Pero una vez que conocéis los principios de Dios, descubriréis que en realidad no existe ninguna sabiduría más grande que esta.

Las enseñanzas de Jesucristo llegaban al corazón incluso de esta verdad fundamental. Más dais y más recibís. Dios recompensa la entrega total por el amor total, el sacrificio total por la vida total. El dar crea el espacio donde el amor de Dios puede entrar. Contra más espacio y vida creéis por vuestra entrega, más rápidamente os llenareis de la ola del amor de Dios.

Para ser bien tratados debéis primero tratar bien a los otros. Recogéis como sembráis. Sembráis el mal, recogeréis el mal, sembráis el bien, recogeréis el bien. Vuestra preocupación debe ser como dar, y dar bien. En cuanto a lo que os vendrá de regreso, debéis confiar en Dios. El se preocupará de ello.

Tomemos el ejemplo de un hombre bueno y de un hombre malo. Supongamos que hay un hombre que tiene diez amigos. Día reas día este hombre sirve a sus diez amigos de forma desinteresada. La gente no puede sino amar a este hombre. Puede llegar a ser el mejor amigo de esos diez hombres. Entonces su influencia se extenderá a los padres y a los amigos de esos diez primeros hombres. Dando y sirviendo de forma desinteresada este hombre prospera. Es un centro de armonía y de unidad porque vive los principios de Dios. La generosidad trae la prosperidad. Esto es un hombre bueno.

Pero supongamos lo contrario, que este hombre dice a sus amigos: "Todos vosotros, traedme todo lo que tengáis; estáis aquí para servirme". Antes de que él haya hablado así tres veces a sus amigos, cada uno habrá roto toda relación con él. En seguida se encontrará completamente solo. ¿No es verdad, incluso, en nuestra sociedad? Esto es universalmente cierto: una doctrina egocéntrica, una filosofía egocéntrica, un modo de vida egocéntrico os llevaran a caer sobre la ruta trágica de la autodestrucción. Pero si vosotros vivís vuestra vida al servicio de los otros, encontrareis la prosperidad. Puede parece que un camino así os conduce a la ruina, pero esto no sucederá. La única razón por la que este camino no puede aportaros siempre la prosperidad es que vosotros no deis hasta el máximo. A mitad del camino os volvéis súbitamente escépticos. Cambiáis vuestro corazón, os apoyáis sobre vosotros mismos y así os escapáis a la ley divina de la entrega total. El buen resultado no se materializa nunca. La entrega total es el camino de la prosperidad porque es el camino de Dios.

Si un individuo se sacrifica por otro individuo, se convierte en un héroe para los otros. Si una familia se sacrifica por el bien estar de otra familia, entonces se convierta en una familia heroica entre todas. Los pueblos y las naciones que se sacrifican por el bien de los otros, llegan a ser vencedores entre los naciones. Un hombre que da su vida por sus padres es un buen hijo. Un hombre que dá su vida por su rey es un súbdito leal. Y un hombre que dá su vida por toda la humanidad es un santo.

Esta es también la verdad que Jesucristo proclamó y que nosotros debemos comprender esta noche. El luchó por el cumplimiento de la verdad de Dios en la tierra. No vino para satisfacer el fin egoísta de su nación, sino para realizar la salvación del mundo entero.

Dios quería que el pueblo elegido de Dios sirviera de instrumento preparado para que el Mesías realizará su misión de salvación del mundo. El pueblo elegido de Israel no sabía esto. Imaginaba al Mesías que esperaba como un conquistador militar invencible que restauraría el imperio político del Rey David por la gloria de los judíos. ¡Qué grande error!

El propósito de Dios no es salvar un hombre, una iglesia, o una nación en particular. El propósito de Dios es salvar el mundo entero. Esto es por lo que la verdadera Iglesia debe darse en sacrificio por el beneficio del mundo. Si, verdaderos cristianos deben estar dispuestos a sacrificar su propia vida por la salvación del mundo y de toda la humanidad. Sin embargo, las enseñanzas cristianas de hoy día están centradas sobre ellas mismas. Los cristianos buscan su propia salvación personal. Los cristianos claman por "mi salvación" o "mi cielo". Esto es contrario a la verdad de Dios y contrario a Su ideal. Debemos dar, sacrificarnos con constancia y vivir para el bien de los otros.

Debemos trabajar por la forma ideal de vivir. Yo existo para mi familia, mi familia existe para nuestra sociedad, nuestra sociedad para nuestra nación, nuestra nación para el mundo, el mundo entero para Dios y Dios existe para vosotros y para mí, para toda la humanidad. En este gran circulo de dar y tomar, se encuentran la armonía, la unidad y un proceso eterno de prosperidad creciente. Además, puesto que en este movimiento circular, toda existencia cumplirá el fin de la creación, una alegría profunda y abundante reinará. Esto es el Reino de los Cielos, en el cual los sentimientos de felicidad desbordan.

En este mundo, el egoísmo arruina todo. El egoísmo en la familia provoca la desarmonía, que se manifiesta entonces en amargura y en conflictos. Cada uno quiere ser servido en lugar de servir a los otros. Las mujeres dicen a sus maridos lo que deben hacer y esperan ser servidas. Los maridos quieren ser servidos por su mujer. Los padres esperan el servicio de sus hijos y los hijos consideran la atención de sus padres como suya. Esto es manifiesto en nuestras familias, nuestras sociedades y en nuestras naciones.

En el mundo de hoy las naciones existen únicamente para sus intereses nacionales. Conspiran, toleran, tropiezan y mienten. Destruyen a las otras naciones por su propio interés nacional. ¿Existe sobre la tierra una sola nación que prometa a Dios: "Dios, puedes utilizar esta nación como tu sacrificio y tu altar, si de esta forma puedes salvar al mundo". Decidme ¿donde hay una nación así? ¿Donde?

Es un hecho reconocido que cuando América manifestó en el mundo un espíritu de servicio y de deber hasta el sacrificio, y dejó su propio camino para ayudar a los otros en la necesidad, cuando América dió vidas, dinero y una mano caritativa, tuvo una edad de oro. Pero ahora América adopta una actitud egoísta. Los problemas interiores actuales son muy difíciles, la situación de América es caótica. Actualmente hay una gran división, además de corrupción y graves problemas que ahogan a este país.

No critico a ningún pueblo, ninguna nación. Proclamo simplemente la verdad celestial que toda la humanidad busca.

Yo he fundado la Iglesia de Unificación. Si esta Iglesia de Unificación existe solo para su beneficio y su prosperidad, entonces está destinada a morir. He fundado esta Iglesia para poder dar mi vida, mi corazón y mi alma para que progrese la salvación del mundo. Entre los asistentes, hay numerosos miembros de la Iglesia de Unificación. Su gran deseo, su único motivo es servir a los otros, salvar esta nación y salvar el mundo.

Jesús no enseñó a sus discípulos la ley de Talión. El les dijo: "Si alguien te dá una bofetada en la mejilla derecha, ponle aún la otra, si alguien te requiere para un camino de una milla, haz dos con él. (Mt 5, 39: 41) no debéis nunca pagar con la misma moneda; todo lo que debéis hacer es dar completamente y totalmente; entonces, Dios os devolverá más abundantemente.

Cuando Jesús fué crucificado, los soldados romanos lo traspasaron. Y Jesús oró por sus enemigos "Padre mío, perdónalos, no saben lo que hacen" (Lc 23, 34). Incluso en el momento de la muerte sobre la cruz. Jesús perdona con tal firmeza. Su ultimo acto fué motivado por el amor hacia sus enemigos. Era la suprema forma de entregarse, el modelo de amor. El ejemplo de Jesucristo es el criterio absoluto para toda la humanidad. Imaginad solamente una nación entera compuesta por hombres semejantes a Jesús. ¿Como la llamaríais? No podría ser menos que el Reino de los Cielos sobre la tierra. Jesucristo fué el Señor sobre toda vida a causa de su forma sin igual de amar, de dar y de sacrificarse. Permanecerá siendo el Señor por siempre. De la misma forma, nadie en este universo sobrepasa el don total, el amor total de Dios. Así Dios es Dios para siempre. Reina sobre toda la creación.

Mirad el declive de Roma. El Imperio Romano completo se derrumbó delante de una armada sin armas, la armada de Jesucristo. ¿Por qué medios los cristianos conquistaron Roma? Lo conquistaron por el amor, el sacrificio y la entrega total, hasta el precio de su vida. La historia testifica que ningún imperio puede resistir a una armada dispuesta a amar hasta el sacrificio. Y esta historia se repetirá.

Hasta el presente en nuestra vida no conocíamos claramente la definición de bien y mal. No podemos estar seguros del lugar donde comprometernos, del momento de proceder, de la causa a servir. Esto fué la fuente de la más grande confusión en la vida de los hombres. No debemos llegar a ser cristianos que buscan solamente su propio bienestar. En tanto que cristianos debemos vivir la vida de Jesús y darnos totalmente para el bien de los otros, con el fin de que ellos puedan tener la vida. Así es el camino de Dios.

Este mundo actual suscita la cólera de Dios. Merece realmente el juicio de Dios de forma intransigente. Pero Dios es amor y tiene paciencia. Dios reprime Su cólera porque quiere salvarnos. El nos dá la oportunidad de cambiar. El espera.

Sé que la cultura occidental está caracterizada por el individualismo. Sin embargo, el individualismo egoísta esta condenado. El individualismo que vive el sacrificio florecerá. La individualidad por sí misma es buena. Dios a dado cada uno una forma única de servir. Pero el individualismo sin Dios no puede sino construir castillos en la arena con riesgo de decadencia.

Puedo ver un gran cambio, una gran ola de revolución viniendo sobre América, no por fuego ni por las balas, sino por la verdad de Dios iluminando una revolución en el corazón de los hombres. He venido aquí para iluminar esta revolución espiritual. No necesito hacer una demostración en frente de la casa Blanca o de Lafayette Square. La respuesta no se encuentra por ahí..., sino en los corazones de los hombres, en la revolución silenciosa que hace pasar del egoísmo a la generosidad.

¿Podéis imaginar cuan maravillosa será la sociedad ideal? Los individuos pertenecerán a su familia, la familia a la sociedad, la sociedad a la nación, la nación al mundo, el mundo a Dios, y Dios a vosotros. Aquel que dé más, conocerá a Dios más profundamente.

Algunos jóvenes podrán decir: "Señor Moon, usted a venido aquí para repetirnos las mismas cosas viejas". Pero esto no es verdad en absoluto. Yo no hablo a partir de una teoría, sino a partir de la vida. Os digo que todos los que estamos aquí, debemos vivir la verdad, como Jesús la vivió. Esto no es una teoría, una filosofía, o una doctrina teológica. Esta es la verdad ultima de Dios, esto no es una verdad para discutir, sino para vivirla.

Si el hombre hace viva esta verdad, va a hacer el mayor cambio sobre la faz de la tierra. Aunque en un sentido conocéis la verdad de las cosas que he dicho, nadie aún las cree realmente. Puesto que nadie cree la verdad, nadie la vive aún. Esta es tan vieja como Dios y por lo tanto tan nueva como el siglo XXI. Debéis vivir la verdad. Si la revelación de los Principios Divinos ha hecho viva en vuestro corazón esta verdad de siempre, entonces habéis descubierto una verdad completamente nueva. Los Principios Divinos llegan al corazón de millones de jóvenes, mostrándoles el camino que lleva hacia nuestro Dios que existe realmente. Los hombres a través del mundo enseñan que Dios es absoluto y perfecto, y que Dios, ser perfecto, desea un hombre perfecto como Su objeto. Jesús dijo: "Vosotros pues, sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt 5, 48). Está claramente indicado que nuestro criterio de valor es la perfección de nuestro Padre Celestial. De otra forma no podríamos ser los objetos de Dios y Dios no podría aceptarnos.

Queremos ser perfectos. Queremos todos el cielo sobre la tierra, pero nos preguntamos: "¿Como se puede hacer esto?".

Nos preguntamos incluso si es posible que el hombre pueda ser perfecto. Algunos sostienen, con la ayuda de una aparente justificación, que basta ver al hombre para ver el gran error de una aspiración así. Nosotros mostramos el pecado y el sufrimiento inherente de todas las cosas, incluso en las más santas. Decimos: "Dios sólo es perfecto". Sin embargo, si comprendemos plenamente el proyecto que Dios tuyo para el hombre en su idea de la creación, comprenderemos que la perfección está a nuestro alcance.

En el ideal de Dios para la creación hemos sido concebidos como los templos de Dios, los templos del Espíritu de Dios, donde Dios es el dueño. "¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de dios habita en vosotros?" (I Cor. 3, 16).

Hemos sido creados para ser los templos de Dios. Cuando alcanzamos este estado, dejamos de tener una voluntad corruptible. Restricciones o leyes no serán necesarias pues la voluntad de Dios será nuestra voluntad, Su espíritu habitando plenamente en nosotros, actuaremos solamente como Dios ordene. Seremos entonces perfectos porque la fuerza que nos guiará y nos dirigirá será una fuerza perfecta.

Cuando el hombre alcanza este fin ultimo, está en perfecta unión con Dios. No vive más solamente a un nivel humano, sino a un nivel humano, sino a un nivel próximo de Dios. Refleja las cualidades de dios porque el Espíritu habita en El y en el habita como un templo perfecto; refleja la virtud y la fuerza de Dios. El hombre puede pues ser perfecto como el Padre Celestial es perfecto. Tal era el modelo original que Dios tenía la intención de realizar para la humanidad a través de Adán.

El matrimonio es el medio más importante de establecer el Reino de Dios sobre la tierra. Adán y Eva fueron los primeros hijos de Dios. Nacieron de Dios, crecieron en Dios y hubieran crecido hasta la perfección en Dios. Dios tenía la intención de unirles en un matrimonio celestial. Habrían tenido entonces hijos sin pecado y habrían llegado a ser verdaderos padre y madre para toda la humanidad. Así habrían sido el primero "rey" y La primera "reina", estableciendo el Reino de los Cielos sobre la tierra.

¿Ha existido alguna vez un Reino así? No. en lugar de esto la historia comenzó en una mala dirección. A partir del primer paso en el mal, Satán ha sido el Dios de este mundo. Dios tuvo pues el propósito para la restauración, el propósito de la salvación, de restaurar la nación perfecta de forma que El pueda realmente tener Su Reino sobre la tierra. Para esto necesita un modelo. ¿Quien puede establecer los criterios de perfección sobre la tierra? El Mesías viene para responder a esta necesidad.

Jesucristo vino como el Mesías. Fue el modelo de la perfección a todos los niveles: individual, familiar, tribal, nacional y mundial. Vino para establecer un mundo perfecto en su vida y no sobre varios siglos.

Antes de enviar a Jesucristo, Su vencedor, Dios preparó el terreno con el pueblo elegido de Israel. Los judíos eran el fundamento para la venida del Mesías. Los judíos habrían podido llegar a ser perfectos así como su nación si ellos se hubieran unido con el Señor en su venida. El Reino de los Cielos habría sido una realidad física en aquel momento.

Pero Jesús no fué aceptado por su pueblo. En lugar de ser recibido, fué rechazado a todos los niveles. Jesús tuvo que rechazar la posibilidad de tomar una esposa en la posición de Eva restaurada e establecer la primera familia celestial centrada en Dios. En lugar de esto, el pueblo de Israel le clavó en la cruz. En I Cor. 2, 8, se dice: "...sabiduría que ninguna de los príncipes de este mundo han conocido, si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la Gloria". Así la misión de Jesucristo fué dejada inacaba sobre la tierra.

La historia de la providencia de Dios es una historia muy triste. Para reconfortar el corazón de Dios y cumplir Su obra, debemos claramente comprender Su proceso de restauración.

Cuando Dios creó al hombre, colocó a Adán y Eva, hombre y mujer, en el Jardín del Edén. Ellos se unieron con Satán y llegaron a ser pecadores, Dios fué dejado al lado. En el proceso de la restauración Dios debe primero restaurar a Adán y Eva. Jesús vino como Adán sin pecado, es decir el Adán perfecto. Por consiguiente, Su primera misión era restaurar su esposa y formar la primera familia de Dios. Todas las generaciones caídas habrían sido injertadas sobre él que era el verdadero olivo. Las familias, tribus y naciones centradas en Dios habrían sido restauradas. La perfección habría reinado. El estado sin pecado del Reino de dios habría podido hacerse una realidad para los 2.000 últimos años. Es por lo que en I cor. 15,45 dice que Jesús es el "ultimo Adán", el segundo Adán.

Jesús vino pero fué crucificado. No tuvo la oportunidad de restaurar su esposa. Y es por lo que Jesús prometió su segunda llegada. Jesucristo debe volver para cumplir la misión que dejó incumplida hace 2.000 años. Permitidme repetir: Jesús era el perfecto Adán y su misión la restauración de la humanidad. Lo primero que tenía que hacer era restaurar a su esposa, Eva. Jesús era un hombre, no Dios mismos. Cuando vuelva sobre la tierra, volverá como un hombre en la posición de tercer Adán.

Comprendamos más plenamente el significado de estas revelaciones. En el libre del Apocalipsis se encuentra la profecía de las bodas del Cordero. Dios tenía la intención de que Adán y Eva se uniesen en matrimonio celestial en el Jardín del Edén. Como esto no fué realizado en aquel momento, Dios esperaba que Jesús lo realizará en su tiempo. Pero esto no fué realizado por Jesús tampoco a causa de la incredulidad del pueblo elegido.

Jesús era el segundo Adán. Era la voluntad de Dios para él, bendecirle en matrimonio celestial con la segunda Eva, su esposa restaurada. Dios quería multiplicar Sus propios hijos sin pecado. Entonces Jesús y su esposa se convertirían en los Verdaderos Padres de la humanidad. Y toda la humanidad habría encontrado la vida uniéndose a ellos.

Jesús advirtió al pueblo: "Tenéis por padre al diablo" (Jn. 8, 44). A causa del punto de partida de la historia de la humanidad, nacemos hijos de Satán. Por la restauración los Verdaderos Padres nos restaurarán como hijos de nuestro Padre Celestial, Dios, con la salvación total en Su afiliación.

La voluntad de Dios no pudo ser cumplida en los tiempos de Jesús. Esto es por lo que él vuelve como el tercer Adán. El banquete de las bodas del cordero tendrá lugar. Los Verdaderos Padres de la humanidad serán una realidad en nuestro tiempo. Dios extenderá su verdadera familia sobre la faz de la tierra. Todos los hombres serán otros hombres a través de sus Verdaderos Padres. Todos seremos capaces de tener hijos sin pecado. Esto se cumplirá cuando Jesucristo reaparezca. Entonces el Reino de los Cielos sobre la tierra comenzará. Este será el día de la esperanza, el día de la venida del Señor de la Segunda Llegada.

Este será el día en el que el ideal original de Dios será realizado, por primera vez. Este será el día en el que Dios tenga Su morada entre los hombres. Dios será lleno de alegría. Su propio hijo como su tercer Adán perfecto inaugurará una historia enteramente nueva sobre la tierra. Ese día llegaremos a ser imágenes vivas de Dios. Dios establecerá Su Reino sobre la tierra.

Muchas gracias por haber escuchado atentamente. Habéis sido unos oyentes muy amables. Gracias.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

sábado, 19 de julio de 2008

EL NUEVO FUTURO DEL CRISTIANISMO. Rev. S.M. Moon

EL NUEVO FUTURO DEL CRISTIANISMO
REV. SUN MYUNG MOON - MADISON SQUARE GARDEN - 18 de Septiembre de 1974

SEÑORAS Y SEÑORES, estoy muy contento de estar aquí esta noche. Muchas gracias por venir. Estamos reunidos esta noche en este impresionante escenario del Madison Square Garden en el nombre de Dios.

Mi tema esta noche es "El Nuevo Futuro del Cristianismo". Pero antes de dar este mensaje, me gustaría hacer una aclaración personal. No vine aquí a repetir lo que ya conocéis. He venido a revelar algo nuevo. Quiero compartir con vosotros una revelación de Dios.

Hay solamente un Dios, un Cristo, una Biblia. Hoy, no obstante, solamente en el mundo cristiano hay más de 400 denominaciones diferentes, todas mirando a la misma Biblia bajo puntos de vista muy diferentes con muchas interpretaciones diferentes.

Lo que nos interesa no es la interpretación humana de la Biblia, sino cómo interpreta Dios la Biblia, y cuál es verdaderamente la voluntad de Dios. Por lo tanto, ningún hombre por sí mismo es capaz de satisfacernos. Esa información debe venir de Dios, en la forma de revelación.

Y quiero compartir esa revelación con vosotros esta noche. Puesto que este mensaje vino de Dios, y ya que está, bajo el punto de vista de Dios, naturalmente, el contenido puede ser diferente según la mentalidad del hombre. Por lo tanto, puede ser muy nuevo para vosotros. Pero lo que nosotros necesitamos son nuevas ideas ‑ideas de Dios porque el hombre ya ha agotado todas sus propias ideas. Esa es la razón de mi venida a hablaros esta noche.

Por lo tanto, os pido a cada uno de vosotros, que abráis vuestra mente y abráis vuestro corazón, para que el Espíritu de Dios pueda hablaros directamente.

Durante 2.000 años, los Cristianos del mundo han estado esperando con ilusión un gran día último, como se profetizó en la Biblia ‑el día de la Segunda Llegada del Señor-. Ya que ésta ha sido la promesa de Dios, la Segunda llegada de Cristo será cumplida definitivamente.

¿Por qué viene el Señor por segunda vez? Viene para consumar la voluntad de Dios. Entonces, ¿cuál es la voluntad de Dios? ¿Conocemos claramente cuál es la voluntad de Dios?

Dios es eterno, incambiable y absoluto. Y El tiene una sola voluntad, que es también eterna, incambiable y absoluta. En un principio, Dios tuvo un propósito definido para crear el universo y este mundo. Este propósito fue el motivo para la creación. Y Dios comenzó la creación del universo y del hombre para cumplir ese propósito.

Según la Biblia, después de crear al primer hombre y a la primera mujer ‑Adán y Eva- Dios les dio un mandamiento. Ese mandamiento era: "Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás en modo alguno, porque, el día en que comieres, ciertamente morirás". (Gen. 2 :17) .

Dios les pidió que obedecieran su mandamiento. Dios daba a entender que mediante la obediencia de Adán y Eva a la ley, Su propósito sería cumplido. Sin embargo Dios expuso muy claramente la consecuencia de la desobediencia. Dijo: "El día en que comieres, ciertamente morirás". El resultado de la desobediencia era la muerte.

No obstante, Adán y Eva desobedecieron a Dios. El resultado fue la caída del hombre. La muerte espiritual vino al hombre, y el propósito de Dios no fue realizado. La caída del hombre significa su desviación del estado original que Dios deseaba. Adán y Eva se apartaron del cumplimiento del propósito de su creación. Ellos eligieron erróneamente, y el resultado fue lo contrario de lo que Dios pretendía originalmente.

Después de su desobediencia, Dios no tuvo otra opción sino expulsar a este hombre y a esta mujer del Jardín del Edén. El Jardín del Edén es una expresión simbólica del Reino de Dios en la Tierra. Adán y Eva no merecían permanecer por más tiempo en el Reino de Dios, por lo tanto, fueron arrojados a los reinos impíos, al infierno viviente, que era su propia creación.

EL REINO DE LOS CIELOS EN LA TIERRA

Si Adán y Eva hubieran obedecido a Dios, habrían conseguido el Reino de los Cielos en la Tierra. ¿A qué se parecería ese Reino? Adán y Eva fueron creados sin pecado con las posibilidades de a alcanzar la perfección. Y ellos tenían que crecer a la perfección obedeciendo la ley de Dios. Mientras ellos estaban creciendo para ser hombre y mujer completamente perfectos, su relación tenía que ser la de hermano y hermana. Ellos tenían que esperar para establecer la verdadera tradición de hermandad.

¿Qué es la perfección? Perfección es la unión total del hombre con Dios. Se supone que un hombre es el templo de Dios, en el que habita el espíritu de Dios. Tal hombre es divino, como Dios es divino; ese hombre es santo como Dios es santo.

Jesús fue tal primer hombre perfecto. Esta perfección es el estado del que Jesús hablaba cuando decía: "Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí". (Juan 14:11)

Cuando vosotros lleguéis a ser uno con Dios, Su poder divino será vuestro y seréis perfectos como Dios es perfecto. Por esto Jesús, fijó como meta del hombre el ser perfecto como Dios es perfecto cuando dijo: "Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto". (Mat. 5: 48).

Dios creó un varón y una hembra. ¿Por qué? Después de alcanzar el estado de perfección, Dios deseaba llevarlos juntos a formar una pareja celestial, por medio de la bendición del matrimonio celestial. Dios trataba de empezar Su Reino con Adán y Eva como el primer marido y la primera mujer.

Sí eso se hubiera realizado, entonces la bendición de Dios de ser fecundos y de multiplicarse habría sido cumplida. Les habría dado el poder de multiplicar hijos de Dios. Y esos hijos habrían sido perfectos y no tendrían pecado. ¿Qué más podían ser? El pecado nunca habría sido introducido en la raza humana. Al tener hijos, habrían llegado a ser el Padre y la Madre Verdaderos centralizados en Dios.‑los Verdaderos Padres de la humanidad.

Si Adán y Eva hubieran formado esta primera familia centrada en Dios, entonces además de eso habrían conseguido una tribu centrada en Dios, una nación centrada en Dios, y un mundo centrado en Dios, en el cual solo Dios sería el gobernante. Entonces la perfección habría reinado desde el comienzo hasta la eternidad.

¿Dónde creó Dios a Adán y Eva? ¿En el aire, fuera en el espacio? No, justo aquí en la Tierra. Por tanto, el desarrollo de la familia de Adán habría conseguido la realización del ideal de Dios en la Tierra, y Dios habría llegado a ser el centro de la humanidad. Este no habría sido otro sino el Reino de Dios en la Tierra, en el cual Dios habría residido con el hombre.

Si esto se hubiera cumplido en el principio, hoy no encontraríamos tantas razas e idiomas diferentes. Todos nosotros perteneceríamos a la única raza de Adán, bajo la única tradición de Adán. Y el único idioma de Adán sería nuestra lengua universal. Y verdaderamente, todo el mundo sería una nación de Dios.

Por tanto, en el plan de Dios, todos los hombres se suponen nacidos en el Reino de Dios en la Tierra. Nosotros tenemos que disfrutar la vida Celestial en la Tierra. Y entonces cuando nuestra vida física terrenal acabe, tenemos que ser elevados al Reino de Dios, en el Cielo espiritual, donde viviremos eternamente. Ese era el plan original de Dios.

No podía haber ningún Satán, ningún mal, y ningún infierno en ese mundo. Por supuesto, Dios no creó el infierno para Sus propios hijos. Ningún padre bueno construiría una prisión para su hijo tan pronto como naciera, ¿Por qué necesitaría Dios un infierno para sus propios hijos? Solamente el Cielo era el deseo original de Dios. A causa del pecado, no obstante, el hombre perdió su valor original y se convirtió en un desecho humano. El infierno es como un cubo de basura. Pero fue necesario solamente después de la caída del hombre.

EL REINO DEL INFIERNO ‑ PARAISO PERDIDO

Examinemos más ampliamente el estado del hombre caído y del mundo caído. Leemos en Juan que Jesús dijo: "Vosotros sois hijos del diablo". (Juan 8: 44)

Por la caída, el hombre fue llevado a la falsa paternidad de Satán. El hombre cambió de padres. Abandonamos a nuestro Verdadero Padre, Dios, y nos unimos con el falso padre, Satán. El primer hombre y la primera mujer se convirtieron en los hijos de Satán.

Bajo la falsa paternidad de Satán, Adán y Eva se unieron como pareja ilegal, sin la bendición ni el permiso de Dios. Y cuando multiplicaron hijos, todos ellos sucumbieron al mismo falso padre. Todos ellos nacieron como los hijos del pecado no como los hijos de Dios. Por lo tanto, la multiplicación de hijos pecaminosos de una generación a otra desde Adán, ha ocasionado por esta caída un mundo pecaminoso.

Ya, que no hemos tenido a Dios como el centro, ha surgido por esto, un mundo de pecado, un mundo de desconfianza, un mundo de crimen, un mundo de guerra. Y nosotros, las naciones y sociedades de este mundo podemos destruirnos unos a otros sin sentir ningún escrúpulo. Este es el Reino del Infierno en la Tierra.

Verdaderamente el amo de este mundo, no es Dios, sino Satán. Esto es por lo que Juan indica en 12: 31 "Satán es el príncipe de este mundo". Sabemos que este universo fue creado por Dios. Sabemos que Dios creó al hombre. Pero Dios no es el amo, porque el hombre cambió de amo. El hombre traicionó a Dios y se unió con un falso amo, Satán. Este Satán se convirtió en el padre de la humanidad.

La caída del hombre ha traído gran pesar al Corazón del Padre Celestial, Dios perdió todo cuando el hombre se volvió contra El. Eso es por lo que leemos en el Génesis: "El Señor se arrepintió de haber creado al hombre sobre la. tierra y se afligió en su Corazón". (Gen. 6: 6)

Dios se afligió porque había llegado a ser realidad exactamente lo contrario a Su Voluntad. Si la intención de Dios hubiera sido cumplida, El habría estado alegre. Si las consecuencias de la caída fueran el resultado del propio plan de Dios, ¿por qué debía estar afligido Dios en Su Corazón? ¿Por qué habría estado arrepentido de haber hecho al hombre?

LA SALVACION ES RESTAURACION

Dios todopoderoso es un Dios de amor, un Dios de misericordia. Su Corazón es compasivo y está afligido con la vida de muerte de Sus hijos.

El sabe que ningún hombre es capaz de romper sus cadenas y poder desembarazarse del pecado por sí mismo. Sabe que hay solamente un poder que es capaz de llevar al hombre a la salvación ‑el Mismo Dios. Y Dios, en Su misericordia, se determinó a salvar este mundo.

¿Qué es la salvación? La salvación es simplemente restauración. ¿Qué hace un médico para salvar a su paciente? Restaura al paciente a su salud normal. Eso es una curación. ¿Qué haríais para salvar a una persona que se está ahogando? La salvaríais sacándola del agua y restaurándola a tierra firme. Eso es un rescate.

De igual modo la salvación del hombre por Dios es simplemente restaurar el Reino del Infierno al Reino de los Cielos.

Dios dejó clara Su determinación en la Biblia: "Como lo digo lo hago, como lo planeo lo ejecuto". (Isaías 46: l1).

Dios no dijo que puede hacerlo. Dijo que lo ejecutará, mostrando Su determinación absoluta de restaurar al hombre y al mundo a la idea original.

¿Cómo? Por el Mesías. Para restaurar a la humanidad, Dios envió a Su único hijo, Jesucristo, a este mundo como el Salvador - como el Mesías. Hace dos mil años, Jesucristo vino a nuestro mundo como el Autor de la vida. Vino a transformar a todos los hombres de pecado en hombres semejantes a Cristo. Vino a restaurar el Reino de los Cielos en la Tierra.

Por esto, Jesucristo proclamó como su primer evangelio: "Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca". (Mateo 4: 17).

Con la llegada de Jesucristo, estaban verdaderamente en los umbrales del Reino de los Cielos.

PREPARACION PARA EL MESIAS

Sin embargo, antes de que Dios pudiera enviar a Su Hijo para restaurar al mundo, tuvo que preparar el camino paso por paso, comenzando con un individuo y extendiéndolo a una nación para establecer un Fundamento de Fe sobre el que pudiera venir el Mesías.

Después de todo, este mundo habría sido el mundo de Satán. Si el Mesías hubiera venido a esta Tierra sin un fundamento de preparación, el mundo satánico le habría destruido. Por eso Dios trabajó diligente y cuidadosamente para establecer una nación, una soberanía sobre la cual pudiera tener control. La nación de Israel fue el resultado de esa preparación para el Mesías.

Dios preparó a la nación de Israel como el "campo de aterrizaje" para el Mesías. Sobre el Fundamento de Fe de Israel, Dios pudo enviar Su último campeón, el Mesías.

Del mismo modo, el Cristianismo es hoy el campo de aterrizaje similar, del Mesías, para su Segunda Venida. Y los cristianos se supone que forman un Fundamento de Fe para la vuelta del Mesías en la última hora de cumplimiento.

Hoy, como siempre, en nuestro trastornado mundo, nuestra esperanza es el Mesías! La misión del Mesías es la restauración rescatar a la humanidad sufriente de este mundo de pecado y restaurar al hombre a la perfección original y bondad de Dios. El va a destruir la soberanía mala de Satán en este mundo y establecer la soberanía de Dios.

Jesucristo vino como el Mesías hace 2.000 años para este propósito ‑a restaurar el Reino de Dios‑. Hoy estamos esperando la Segunda Llegada de Cristo. El propósito de la Segunda Llegada es precisamente el mismo ‑la restauración del Reino Original de Dios. Ese es el único propósito y la única voluntad de Dios.

Nosotros los cristianos somos el pueblo escogido actual de Dios. Los cristianos son los colaboradores de Cristo. Así pues, estamos en una posición de preparar un fundamento para el Señor, recibirle y aceptarle cuando venga, y participar en su misión de destruir a Satán de la faz de la Tierra, y llevar a toda la humanidad a la salvación.

Pero hoy los cristianos no están seguros de la voluntad de Dios. Estamos más interesados en nuestra propia salvación personal, nuestro propio cielo donde quiera que esté y la garantía de nuestro propio nicho en ese paraíso. Pero esa no es la conducta que Dios pretendía que tuvieran los cristianos.

¿DONDE ESTAS, DAVID?

Dios está buscando hoy a Sus campeones entre los cristianos del mundo. Y el trabajo de Dios necesita un espíritu de sacrificio. ¿Cuántos Cristianos dicen ahora, "úsame como cordero en Tu altar, y mediante mi sacrificio salva a este mundo"? Dios busca a un espíritu que se niegue a sí mismo. Dios busca los portadores de la cruz para el siglo XX. Y los cristianos de hoy están sordos a esta llamada.

En cambio, hoy los cristianos piden a gritos "mi cielo", "mi salvación". ¿Y Dios qué? ¿.Y el resto del mundo qué? ¿Creéis que podréis guardar vuestro trocito de cielo cuando el resto del mundo se desmorona? No. Si de otro modo, el mundo entero fuera salvado, ¿no estaría ya incluida vuestra propia salvación?

Hoy, si las iglesias Cristianas continúan yendo por el mismo camino individualista, el espíritu del Cristianismo estará ligado a la decadencia. Antes de pedir a gritos nuestra salvación, pidamos a gritos el cumplimiento de la voluntad de Dios. Debemos liberar a Dios de la pena y Su dolor. Cuando hayamos solucionado el problema de Dios, el problema del hombre se resolverá automáticamente. Entonces el fuego Cristiano arderá verdaderamente con motivo del Corazón quebrantado de Dios, no por nosotros mismos.

En 2.000 años de historia, los cristianos tuvieron muchas oportunidades de llevar el mundo entero a Dios. Pero los cristianos, simplemente, no conocieron la voluntad de Dios. No actuaron cuando la oportunidad llamó.

Esa misma oportunidad está llamando de nuevo, Esta vez la oportunidad ha venido a América. Si los cristianos americanos de hoy reconocen la voluntad de Dios en el día presente y actúan según ella, podemos trasformar el mundo y enderezarlo, y bajar el Cielo sobre la Tierra. La hora de la Segunda Llegada de Cristo está cerca, y aún no estamos enterados de los signos de los tiempos.

En vez de continuar pidiendo y orando: "Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo", (Mateo 6:10), podemos actuar según la voluntad de Dios, y hacer ese cielo una realidad aquí mismo en Nueva York, porque ya hemos llegado a la hora del cumplimiento del plan de Dios.

Cada uno de nosotros es parte del cuerpo de Cristo, así cuando Cristo viene somos las prolongaciones de su cuerpo vivo. Si cada uno de nosotros quiere y está dispuesto a clavar su cuerpo en la cruz con el fin de tener vivo nuestro mundo, entonces de seguro cambiaremos este mundo en el Reino de los Cielos. ¡Vivir y morir por Dios y Cristo ‑ este es el privilegio de ser Cristiano!

Recordad, la voluntad de Dios es salvar al mundo entero no solo a los cristianos, ni solo a las iglesias. Hay un versículo univer­salmente conocido en la Biblia, que todos hemos aprendido los primeros días en la Escuela Dominical: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a Su único Hijo, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16).

El énfasis está en la palabra "mundo". Tanto amó Dios al mundo, no solo a la iglesia, ni solo a los cristianos, ni solamente a una gente determinada, sino al mundo entero. Por esta razón ‑ para salvar a este mundo ‑ es enviado el Mesías.

Si preguntáis a nuestro Señor ¿"Eres el Salvador de los Cristianos solamente?", os contestaría, "¡No!, Soy el Salvador de toda la humanidad".

Si preguntáis a Dios, "¿Eres el Dios de los Cristianos?" Dios diría, “¡No! Soy el Dios del universo, el Dios de toda creación, el Dios de todos los hombres".

Hace dos mil años, el pueblo estaba esperando la llegada del Mesías, pero por razones muy egoístas. Pensaban que el Mesías venía como una especie de conquistador militar para vengarles y derrotar al Imperio Romano, y a premiar a Israel con gran gloria y poder en sentido terreno. Y se equivocaron completamente.

Por el contrario el Mesías venía al pueblo de Israel para usarle como instrumento o sacrificio para esparcirse por el resto del mundo, para traer al mundo entero la salvación de Dios.

Si, Dios determinó restaurar el mundo entero, y traer a toda la humanidad a la bondad y perfección. Si Dios no pudiera hacer eso, entonces actualmente Dios sería un Dios derrotado. ¿Derrotado por quien? ¡Por Satán! Entonces Dios no sería Dios.

Poneos en la posición de Dios. Cuando Dios mira hoy sobre el mundo cristiano, no creo que esté satisfecho. El ve que hay una gran batalla a la cabeza que debe ser librada, y vencida. Dios debe tener un enfrentamiento con el formidable poder del enemigo, el poder de Satán, el poder del pecado.

Por eso, Dios necesita un David actual que se enfrente a este Goliat, Satán. ¿No oís el grito de Dios, "dónde está mi David”? ¿Dónde estás, David? Y Dios espera que los cristianos de hoy respondan, "¡Si Señor! Yo soy Tu David. ¡Tu voluntad se cumplirá!"

Pero los cristianos de este mundo parecen tener un profundo sueño. Y el puñado que está despierto está ocupado peleando entre ellos. El tiempo de cosecha ha llegado en el otoño cósmico, pero Dios no tiene trabajadores para enviar a los campos.

Desde la caída del hombre, Dios ha estado librando una guerra divina contra el poder de Satán. Esta guerra no ha finalizado. La batalla final no ha llegado aún. Cristo viene por segunda vez como el comandante en Jefe, para librar la batalla final. Y esa hora ha llegado. Pero, todavía, ningún soldado celestial está preparado. Los cristianos están dormidos.

Hasta aquí, Dios solo ha sido capaz de enfrentarse contra Satán en " guerra de guerrillas", no en guerra total. Sin embargo, Dios se ha estado preparando para un gran día, un "Día-D" celestial, como el Día-D del desembarco de Normandía- cuando Dios pueda lanzar una ofensiva en todos los frentes. Ese día es el día de la vuelta de Cristo. ¡Ese Día-D de Dios es inminente! La Biblia es el documento de la preparación paciente de Dios conduciendo a la humanidad hacia la batalla final. El cumplimiento de la Biblia es la llegada del Señor ‑ la vuelta de Cristo para este Día-D.

LA BIBLIA ES UN MENSAJE EN CLAVE

¿Qué es la Biblia, concretamente? La Biblia ha sido un libro misterioso. Sin embargo, la Biblia contiene el mensaje de Dios al hombre.

La Biblia no usa un lenguaje llano, sino está escrita en símbolos y parábolas. ¿Sabéis por qué ha presentado Dios la Biblia en símbolos y parábolas? ¿Por qué no expresa la verdad claramente?

Dios ha tenido que tratar con el mundo del pecado. A través de las generaciones, Dios ha recobrado a Sus trabajadores, o campeones de este mundo pecaminoso. Si Dios revelara Su estrategia demasiado abiertamente o llanamente, esa información habría sido usada por el enemigo contra Sus propios campeones. Eso es por lo que la Biblia está escrita como un mensaje en clave, así que solo los agentes de Dios o campeones pudieran descifrarla y no el enemigo.

Permitidme poner una analogía. Para proteger su seguridad América envía muchos agentes al exterior para recoger información vital concerniente a los posibles enemigos. Cuando el cuartel general se comunica con esos agentes en el exterior, particularmente en territorio enemigo, ¿se comunicarían abierta y llanamente? No. Nadie sería tan ingenuo. Se comunicarían con mensajes en clave ‑mensajes secretos y así el enemigo no podía descifrarlos.

A través de la historia, la gente justa nunca tomó la iniciativa sino que sufrió en esta Tierra, debido simplemente a que estaban en territorio enemigo, y Satán no quería que los agentes de Dios prosperaran. Siempre que las fuerzas de Satán descubrían a los representantes de Dios, trataron de destruirlos.

Debemos darnos cuenta que Dios ha tenido que dar sus instrucciones en mensajes en clave. Así, la Biblia está escrita en símbolos y parábolas. Hasta cierto punto, se intenta que la Biblia sea misteriosa. ¿Entonces cómo podemos conocer el verdadero significado de esos símbolos y parábolas?

Es simple, hasta cierto punto. Si sois un agente enviado por vuestro cuartel general, y tenéis que descifrar un mensaje en clave, entonces debéis tener o bien un libro de claves, o comunicaros directamente con el cuartel general.

Del mismo modo, el significado de los símbolos y parábolas de la Biblia sólo puede estar claro cuando nos comuniquemos con nuestro "cuartel general" ‑ Dios. Este es verdaderamente el único modo seguro para conocer el significado esencial de la Biblia.

Hace dos mil años nuestro Señor Jesucristo trajo el esbozo para el Reino de los Cielos en la Tierra. Sin embargo, no pudo hablar claramente sobre su plan ni a sus propios discípulos. Jesús habló con figuras y parábolas. ¿Por qué?

Jesús conocía las adversas circunstancias en las que tenía que trabajar. Había presión política del Imperio Romano. Había un gobernante monárquico que se oponía a cualquier cambio. Y había un fuerte sistema y tradición religiosas. Todos podían ser dirigidos contra la construcción del Reino de Dios.

Jesús venía a encender el fuego de la Revolución en el hombre, que habría cambiado a su debido tiempo la estructura y la vida de la nación entera... Pero no pudo hablar llanamente de algo de esto ni a sus propios discípulos. Por el contrario, tenía que hablar con figuras y parábolas, diciendo: "El que tenga oídos, que oiga". (Lucas 14: 35).

Si intentáis interpretar la Biblia literalmente, palabra por palabra, letra por letra, sin entender la naturaleza del mensaje en clave de la Biblia, estáis expuestos a cometer un gran error.

Por lo tanto, en este día, en esta hora, lo que el mundo Cristiano necesita es una revelación de Dios. Dios debe revelarnos Su plan; debe contarnos Su horario, y darnos instrucciones de que hacer en este tiempo. Dios en realidad prometió esto diciendo, en Amós: "No, no hace nada el Señor Yahvéh sin revelar su secreto a sus siervos los profetas". (Amós 3:7).

Hoy estoy aquí de pie en el Madison Square Garden no por mi propia voluntad, sino en obediencia a la Divina Voluntad de Dios. Dios me ha llamado como Su instrumento, para revelar el mensaje para su dispensa en los días actuales, por ello puede que haya un pueblo preparado para el día del Señor.

Esta noche me voy a centrar en la revelación divina concerniente a la venida del Señor de la Segunda Llegada ‑la cuestión más importante de nuestro tiempo. Y con el propósito de comprender esto claramente, primeramente debemos conocer las circunstancias de la venida de Jesucristo hace 2.000 años.

JESUS NO VINO A MORIR

Hay un enigma histórico que no ha sido resuelto. Durante 4.000 años antes de la venida de Jesucristo, Dios había preparado al pueblo para el Mesías, como expliqué anteriormente. A través de sus profetas, Dios había prevenido al pueblo de estar preparado para el Mesías. Dios estuvo trabajando para promover expectación, y verdaderamente había gran fervor Mesiánico en Israel. Y en la hora señalada, Dios cumplió Su promesa. El Hijo de Dios, Jesucristo, llegó a tiempo a su propio pueblo.

Entonces ¿qué ocurrió? La historia es testigo, No le conocimos. Le rechazamos, nos rebelamos contra él y finalmente le crucificamos en la cruz. ¿Por qué?

Las iglesias Cristianas dicen, "Bien, la respuesta a esta pregunta es, sencillamente, que Dios envió a Jesucristo a morir en la cruz. La crucifixión era la voluntad predestinada de Dios desde el principio”.

Entonces, permitidme preguntar a esos "Cristianos, ¿qué haréis cuando Jesucristo vuelva hoy a vosotros?” Todos los cristianos indudablemente responderán: "¡Le recibiremos! ¡Le daremos la. Bienvenida! ¡Nos uniremos con él! ¡Le seguiremos!" Permitidme preguntar de nuevo, ¿Crucificaréis a Cristo cuando aparezca? "Vuestra respuesta debe ser, ¡No!”

Sí eso es así, entonces, ¿cómo era la gente hace 2.000 años? ¿Si hubieran aceptado a Jesús ‑como vosotros haríais hoy‑ aún tendrían que haberle crucificado? ¡No!

¡Fue un error! Fue por ignorancia por lo que crucificamos a Jesús.

Era la voluntad de Dios que Su pueblo aceptase al Mesías. En lugar de ello, le crucificamos. Y entonces los Cristianos se desentendieron diciendo que era la voluntad de Dios; ¡ridículo! Eso no es aceptable a nuestra lógica. Debió haber alguna terrible equivocación. ¿Cuál fue?

LA IGNORANCIA MATO A JESUS

La gente no conocía quien era Jesús de Nazaret. Ellos no le conocieron como el Hijo de Dios. Si hubieran sabido claramente que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios, no le habrían crucificado.

"Vino a su casa., y los suyos no le recibieron" (Juan: 1:11)

Y escuchando el testimonio de San Pablo: "Sabiduría desconocida de todos los príncipes de este mundo pues de haberla conocido no hubieran crucificado al Señor de la Gloria.” (I Corintios 2:8).

Si tan solo hubieran conocido quien era, no habrían crucificado al Señor de la gloria. Fue un error. ¡Fue la ignorancia y la ceguera, quienes mataron a Jesucristo!

Los cristianos del mundo no se han dado cuenta de la verdad que aconteció en el tiempo de Jesús. Si el único propósito de Dios enviando a Su Hijo era tenerle clavado en la cruz, entonces ¿por qué perdió Dios el tiempo antes para preparar al pueblo? Habría sido mucho más fácil para Dios enviar a Su Hijo entre incrédulos, o incluso entre salvajes. Ellos le habrían matado más rápidamente, y la salvación se habría anticipado.

ESCLAVOS DE LA LETRA DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Entonces la pregunta es, ¿por qué la gente no conocía quién era Jesús? Lo creáis o no, la principal razón por la que el pueblo de Dios no reconoció a Jesús como el Mesías fue por el Antiguo Testamento. Esto puede sorprenderos. Pero la gente interpretaba el Antiguo Testamento literalmente. No se dieron cuenta de que la Biblia estaba en clave. Ellos no buscaron un libro de claves. En cambio, tomaron la Biblia literalmente, palabra por palabra, letra por letra. En otras palabras, ellos llegaron a ser esclavos de la letra del Antiguo Testamento.

Permitid que os lo demuestre. El libro de Malaquías en el Antiguo Testamento tiene un propósito paralelo al del Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Muestra claramente el horario y la descripción del último minuto de cómo vendría el Mesías. En Malaquías, encontráis estas palabras: "Yo os envío al profeta Elías antes de que llegue el Día de Yahvéh, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres". (Mal. 3:23‑24).

¿Quién era Elías? Era un profeta mayor de Israel que había vivido aproximadamente 900 años antes de Jesucristo, y había ascendido al cielo en un carro de fuego en un torbellino, según el Antiguo Testamento. Por eso la gente creía que Elías volvería literalmente desde el firmamento en un carro de fuego y anunciaría al Hijo de Dios. Esto es lo que la gente esperaba.

Pero ¿vino Elías? El problema consiste en que Elías no volvió de la forma que la gente esperaba. La gente nunca oyó nada sobre su vuelta milagrosa. Sin embargo, un día ellos oyeron una declaración extraordinaria. Un joven de Nazaret, que se llamaba Jesús era proclamado por sus seguidores como el Mesías, el Hijo de Dios. Por supuesto eso era un anuncio increíble.

Y ¿cuál fue la reacción inmediata de la gente? "¡Imposible!, dijeron. "¿Cómo puede ser Jesús de Nazaret el Hijo de Dios? No hemos oído nada sobre Elías." Si no hay Elías no puede haber Mesías.

Para aceptar a Jesucristo como el Hijo de Dios, ellos habrían tenido que prescindir de sus 4.000 años de tradición y tirar la Biblia. Pero nadie estaba dispuesto a hacerlo. En ese tiempo la gente entendía verdaderamente mal a Jesús, el Hijo de Dios. Decían de él: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios". (Juan 10:33).

Y cogieron piedras, dispuestos a apedrear a Jesucristo, el Mesías.

Más tarde, cuando Jesús realizó muchas obras poderosas y milagros, la gente no honró a Jesús. En cambio decían: "Este no expulsa los demonios mas que por Beelzebul, príncipe de los demonios". (Mat. 12:24).

¡Qué tragedia! ¡Jesucristo, el Hijo de Dios, el Príncipe de la Paz, fue rebajado y relegado al príncipe de los demonios!

Poncio Pilatos, el gobernador Romano, no quería crucificar a Jesús, porque no podía encontrar ninguna falta en él.‑ Sin embargo, la propia gente de Jesús eran los que estaban gritando, "¡Sea crucificado! ¡Sea crucificado!”

El pueblo que Dios había preparado para recibirle quería que Jesús fuera matado, y en su lugar fuera liberado el criminal Barrabas. ¿Era esa la voluntad de Dios? ¡No! Jesucristo fue la víctima de la ignorancia y ceguera de su propio pueblo. Y ellos leyeron erróneamente la profecía ‑leyeron erróneamente el Antiguo Testamento.

Imaginad que Elías hubiera venido de manera sobrenatural, en un carro de fuego desde el cielo, como esperaba la gente. Ello habría creado una gran sensación. E imaginad a Elías apareciendo ante las multitudes y proclamando, "Este hombre, Jesús de Nazaret, es verdaderamente el Hijo de Dios". Entonces estoy seguro que cada uno se habría arrodillado y le habría adorado allí mismo. ¿Entonces quien se habría atrevido a crucificar a Jesucristo?

Sin embargo esa clase de milagro no era el significado de la profecía. La profecía de Malaquías sobre la venida de Elías era sin duda un obstáculo para el ministerio afortunado de Jesús. Cuando los discípulos de Jesús marchaban a todo Israel predicando el Evangelio y proclamando a Jesús como el Hijo de Dios, la gente repudiaba sus palabras, diciendo: "Si vuestro maestro es el Hijo de Dios, ¿dónde está Elías? El libro dice que Elías debe venir primero".

JUAN BAUTISTA ERA ELIAS

Los discípulos de Jesús no estaban preparados para contestar esa pregunta. En realidad ellos no eran eruditos del Antiguo Testamento. Después de todo, eran humildes pescadores de Galilea, recaudadores de impuestos, y rameras. Por eso, confundidos los discípulos decidieron un día ir a Jesús a pedirle ayuda en este asunto. Un relato aparece en Mateo.

Preguntáronle entonces sus discípulos: "¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?" Respondió él: "Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo que Elías ha venido ya,..." Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista. (Mateo 17:10‑13).

Esto era una auténtica sorpresa para los discípulos. Y entonces comprendieron, según la Biblia que Jesús se refería a Juan el Bautista.

¿Era Juan el Bautista Elías? Sí, Jesús lo dijo. Pero la gente nunca se convenció. Dijeron, "¡Atroz!"

Imaginemos que podemos traspasar esos acontecimientos a nuestro tiempo. Juan el Bautista hace 2.000 años era una persona de tremenda influencia, gozando de gran prestigio en todo Israel como un hombre sobresaliente de Dios, ‑ exactamente igual que hoy Billy Graham, un sobresaliente líder cristiano,

Digamos que un joven desconocido aparece de repente y empieza a proclamar al mundo que es el Hijo de Dios. Como estudiante de las Escrituras, tú le preguntarías:"Si eres el Hijo de Dios ¿dónde está el Elías prometido?" Si ese hombre dijera,"¿No sabes que Billy Graham es Elías?", ¿cual sería tu reacción? Dirías indudablemente "¡imposible!" ¿Cómo puede ser Billy Graham Elías? El no salió del cielo azul. Todos sabemos que es de Carolina del Norte!"

Vosotros no podríais aceptar eso, ¿verdad? Precisamente la misma clase de incredulidad hubo contra nuestro Señor Jesucristo. La gente no podía aceptar a Juan el Bautista como Elías simplemente porque él no vino del cielo. La gente de hace 2.000 años estaba obstinada en su creencia de que la profecía del regreso de Elías tenía que ser cumplida literalmente, que él, debería volver desde el cielo. Ellos fueron las víctimas de la letra del Antiguo Testamento.

JUAN BAUTISTA, HOMBRE FRACASADO

Sin embargo, Jesucristo continuaba predicando con poder y autoridad a pesar del desprecio de la opinión pública. La gente no podía destituir cómodamente a un hombre así. Necesitaban estar seguros de sí mismos. Por ello decidieron ir a preguntar al mismo Juan el Bautista y plantearle sus preguntas de una vez por todas. Ellos preguntaron a Juan: "¿Quién eres tú? El confesó y no negó; confesó: "Yo no soy el Cristo." Y le preguntaron: "¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?" El dijo: "No lo soy." ‑"¿Eres tú el profeta?" Respondió: "No” (Juan 1: 19‑21).

Juan el Bautista negó todo. Dijo "Yo no soy Elías". Incluso negó el título de profeta. Todos le conocían y consideraban como un profeta de Dios, pero dijo, "No soy profeta" ¿Por qué? El evaluó la situación y sabía que Jesucristo estaba considerado por su propia sociedad como un marginado. Jesús parecía estar perdido, y Juan decidió no seguir a Jesús. El pensaba que sería mucho mejor negarlo todo.

Al hacer eso, Juan el Bautista empujó a Jesús a un rincón, haciéndole parecer un gran impostor sin defensa. Después de la negación de Juan, Jesús no tenía ningún nuevo recurso sobre este punto.

Entonces ¿por qué fue crucificado Jesucristo? Primeramente fue víctima de la interpretación literal del Antiguo Testamento. En segundo lugar, Jesús fue rechazado y finalmente crucificado debido al fracaso de la misión de Juan el Bautista. Podemos leer en Mateo que Juan el Bautista, esperando en prisión ser degollado envió a dos de sus discípulos a Jesús a preguntarle la siguiente cuestión: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" (Mat. 11:3).

¿Es esta la pregunta de un hombre que tiene fe en Jesús como el Hijo de Dios? Juan el Bautista anteriormente había testificado a Jesús en el Río Jordán: "Y yo le he visto y doy testimonio de que este es el Elegido de Dios." (Juan.1: 34).

Sin embargo, esta mismísima persona, con la mismísima lengua estaba ahora enfrentada a Jesús al preguntarle, "¿Eres realmente el Mesías, o debemos esperar a algún otro?" Qué descorazonadora debió ser esta pregunta para Jesús! ¡Qué hombre de poca fe era Juan!

La misión de Juan el Bautista era muy importante para el cumplimiento de la misión del Mesías. Dios envió a Juan específicamente "a preparar el camino del Señor, a tener dispuesto un pueblo preparado." Esa era la responsabilidad de Juan como el precursor de Cristo.

Jesús confiaba mucho en el éxito de la misión de Juan el Bautista. Cuando el mismo Juan el Bautista fue a Jesús y dijo: ¿Eres realmente el Mesías?, eso fue más penoso para Jesús que si le hubiera apuñalado con un cuchillo. La ira le abrumó. Jesús rehusó contestar "si" o "no" a esa imposible pregunta. Jesús dijo: "Dichoso aquel que no se escandalice de mí". (Mat. 11:6).

Este fue el consuelo de Jesús a Juan cuando vio que Juan había fracasado. Jesús, realmente, estaba diciendo: "Pobre Juan, hombre fracasado. No tienes gran fe en mí. Estás ofendiendo al Hijo de Dios. Estoy triste por ti, Juan.”

Y entonces Jesús habló de Juan indignado a la gente, diciendo: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Si, os lo aseguro, y más que profeta." (Mat. 11:7‑9).

Juan era más que profeta, porque vino para dar testimonio directamente de Jesucristo, el Hijo de Dios. El nació para una misión extraordinaria. Dios confió esa gloriosa responsabilidad a Juan. ¡Qué honor para un hombre ser llamado "más que profeta" por Jesús! Sin embargo, Juan fracasó en cumplir ese honor. Por esa razón, Jesús dijo en Mateo: "En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista, sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él." (Mat. 11:11).

Juan había caído hasta el punto donde incluso el más pequeño en el Reino de los Cielos era mayor que él. El significado de la declaración de Jesús ha sido misterioso. Los cristianos no han comprendido su verdadero significado porque no se han dado cuenta de que Juan el Bautista era un hombre que fracasó en su misión. Esta noche podemos conocer el verdadero significado.

Juan el Bautista era el mayor entre los nacidos de mujer debido a su misión, que era testificar del Hijo de Dios. Todos los profetas en el pasado habían tenido la misma misión. Pero los profetas que vinieron antes que Juan habían dado testimonio del Mesías con la distancia de tiempo entre ellos y el Señor.

Juan nació como contemporáneo de Jesucristo, así pues tenía el privilegio de dar testimonio del Cristo vivo cuando apareció en persona. En cuanto a su misión, Juan el Bautista tenía la mayor, la más gloriosa de todas. Por eso, Jesús dijo que era el mayor entre los nacidos de mujer.

Sin embargo, en el cumplimiento de su misión, Juan fue el último de todos; él fue el fracaso más miserable de todos. Todos los profetas que habían vivido antes que él estaban en el Reino de los Cielos en el mundo espiritual. Ellos conocían quién era Jesucristo. Pero Juan no. El dudó. Se volvió escéptico y finalmente ciego a la identidad de Jesús. Por último, falló en mantener su propio testimonio del hijo de Dios. Llegó a ser un hombre fracasado, y por consiguiente el más pequeño de todos en el Reino de los Cielos.

Os daré otra prueba evidente del fracaso de la misión de Juan el Bautista. La gente dijo a Juan: "Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está bautizando y todos se van a él". (Juan 3:26).

Entonces Juan contestó: "Es preciso que él crezca y que yo disminuya”. (Juan 3:30).

Los cristianos han interpretado esto queriendo decir que Juan era verdaderamente un hombre humilde y un gran profeta. Ellos creen que él vio en su humildad que Jesús debía crecer, mientras que él mismo debía disminuir.

Por el contrario, esto es un prueba de la arrogancia de Juan el Bautista. Si Juan hubiera tomado a Jesucristo seriamente como el Hijo de Dios, no habría tenido otra alternativa sino unirse con Jesús y seguirle apasionadamente, en cualquier circunstancia. El habría crecido o caído junto con Jesús, unido al mismo destino. Este pasaje muestra que de hecho Juan no siguió a Jesús.

Tomó un curso independiente y abandonó a Jesús. En realidad no tomó a Jesús con seriedad.

Juan el Bautista fue finalmente decapitado. ¡Podría haber sido un mártir glorioso si hubiera sido decapitado por estar llevando a cabo su misión encomendada, dando testimonio y proclamando al mundo que Jesucristo era el Hijo de Dios! Pero fue decapitado solo porque se vio envuelto en el escándalo amoroso de la familia del Rey Herodes. Este asunto no concernía al trabajo de Juan. Su única responsabilidad era atender al Hijo de Dios. Pero Juan desertó de esta misión divina y padeció una muerte absurda e incluso vergonzosa. Esta verdad debe ser contada, aunque sea penosa.

Por último, Jesús dijo de Juan, en Mateo: "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan." (Mat. 11:12).

Esto significa que a causa del fracaso de la misión de Juan el Bautista, el Reino que Jesucristo traía sufrió y fue abierto en competencia. Cuando un campeón de Dios falla en su misión, algún otro debe tomar esta misión de acuerdo con sus méritos. Por eso, hombres de fe violenta ‑ como Pedro tomaron la posición de Juan por la fuerza de sus méritos.

Sin embargo, ¿cuál habría sido el resultado si Juan el Bautista hubiera sido un hombre de gran fe? Habría llegado a ser indudablemente el principal discípulo del Hijo de Dios, Jesucristo. Si Jesús hubiera sido Rey, Juan habría sido primer ministro. Esta era la posición que Dios planeó para Juan.

En ese caso, por consiguiente, los 12 apóstoles, los 70 discípulos y los 120 que Jesús escogió ‑todos habrían venido de las filas de los propios seguidores de Juan. Juan habría servido como mediador para lograr unidad y armonía entre el pueblo escogido de Israel y el Hijo de Dios. Entonces, ¿quién se habría atrevido a crucificar a Jesús bajo estas circunstancias? ¡Nadie! La crucifixión nunca habría tenido lugar.

Estoy seguro de que mucha gente que lee la Biblia debe haberse preguntado sobre Juan, "¿Si era un hombre tan grande, por qué no llegó a ser el principal discípulo del Hijo de Dios?" El mismo Jesús indicó la misión que Juan el Bautista venía a cumplir: "Pues todos los profetas, lo mismo que la ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir." (Mat. 11:13‑14).

Juan el Bautista representaba la consumación del Antiguo Testamento, la Ley y los Profetas. El era el príncipe de la antigua era. Jesucristo vino como el Príncipe de la nueva era. Si hubiera sido sostenido por Juan el Bautista, habría estado erecto sobre el firme fundamento de la Era del Antiguo Testamento. Entonces la nueva era podría haber florecido en el fértil terreno de los méritos de la antigua era. El Hijo de Dios podría haber establecido su glorioso Reino inmediatamente. Y Juan el Bautista habría sido la piedra angular de ese Reino.

Si Juan el Bautista hubiera seguido a Jesús, entonces los líderes distinguidos de aquella sociedad habrían sido los primeros en aceptar a Jesucristo como el Hijo de Dios. Entonces, ¿quién habría crucificado al Señor de la Gloria?

Cuando Dios envió a Su único Hijo a este mundo a establecer Su Reino sobre la Tierra, ¿pensáis que no querría que fuera seguido por toda la gente más capacitada de su tiempo? ¿Pensáis que Dios quería que siguieran a Jesús solamente los marginados de la socie­dad? ¡De ningún modo! Únicamente a causa de fracaso de Juan el Bautista fue roto el enlace entre el Hijo de Dios y el pueblo.

Y como resultado, solamente pescadores, recaudadores de impuestos, rameras y leprosos siguieron a Jesucristo. Esto ocasionó gran aflicción al corazón de Dios.

Si el Señor vuelve hoy al mundo ¿no es lo más lógico que todos los líderes del Cristianismo ‑los obispos, los cardenales, el Papa y todos los evangelistas y los grandes ministros del mundo se convirtieran en el primer grupo para dar la bienvenida a Cristo? Si ellos siguieran al Señor y llegaran a ser sus primeros discípulos, el establecimiento de Su Reino sería infinitamente más fácil.

Podéis decir, "Rev. Moon, ¿con qué autoridad está hablando? ¿Qué le hace estar tan seguro?" Yo tengo la autoridad para decir estas cosas. Dios me mostró la verdad. Estuve con Jesús. Jesús mismo me mostró estas verdades. Y estuve incluso con Juan el Bautista en el mundo espiritual. El mismo confirmó la verdad de este testimonio. Después de estas extraordinarias experiencias espirituales volví a la realidad de este mundo, la misma Biblia que había estado leyendo tomó un significado completamente nuevo.

Aunque no podáis aceptar ahora estas cosas como la verdad, por lo menos debéis suspender vuestro juicio. Un día todos nosotros conoceremos la verdad. Al final todos vamos a morir. Cada uno de nosotros terminará en el cielo espiritual, donde la verdad es como la luz del sol. Allí, ninguno puede escaparse de ella. Aquel día todos veremos la verdad completa.

Sin embargo, dichoso aquel que pueda ser suficientemente humilde para aceptar la verdad mientras tiene la oportunidad aquí en la Tierra. Vuestro conocimiento de la verdad y de Dios aquí en la Tierra determinará vuestra vida eterna.

JESUS ESPERADO SOBRE LAS NUBES DEL CIELO

Hay una tercera razón vital por la que Jesús no fue aceptado como el Mesías. Hace dos mil años la gente esperaba que el Hijo de Dios vendría sobre las nubes del cielo, según la profecía de Daniel: "Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de Hombre." (Dan. 7:13).

Pero Jesucristo no apareció milagrosamente sobre las nubes del cielo. El nació de la mujer María, la esposa de José. La gente decía: ''Bueno, ¿cómo puede ser este Jesús el Hijo de Dios? No es más que un hombre como tu y yo."

Esta fue otra abrumadora razón por la que la gente rechazó a Jesús.

Algunas tendencias dicen que esta profecía de Daniel no era para la primera venida de Jesucristo, sino pensada para el Señor de la Segunda Llegada. Pero yo digo que esto no es cierto porque Jesús testificó que todos los profetas estaban consumados en Juan el Bautista. Todas las profecías y la ley dadas antes que Juan el Bautista estaban pensadas para ser cumplidas en el tiempo de Jesucristo.

Así pues, la profecía de la venida del Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo estaba pensada para la venida de Jesucristo hace 2.000 años. En aquellos días no había Nuevo Testamento, y el pensamiento de la Segunda Llegada del Señor no estaba aún en la mente de Dios.

Esta profecía causó mucha dificultad para el ministerio de Jesús. Podemos ver esto en el Nuevo Testamento, donde el apóstol Juan advierte: “Muchos seductores han salido al mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el seductor y el anticristo." (II Juan 7).

Esto es lo que Juan decía hace 2.000 años a los incrédulos de Jesucristo, que le rechazaban simplemente porque era un hombre en la carne. No aceptaban a Jesús porque estaban esperando algo sobrenatural que apareciera sobre las nubes. Juan condenó a esta gente con los peores términos diciendo, "ese es el anticristo".

Estas verdades históricas han sido encubiertas por el mundo cristiano. Hoy, por primera vez todas estas circunstancias del ministerio de Jesús han irrumpido al exterior.

Si, nuestro Señor Jesucristo vino a cumplir la misión de traer el Reino de Dios a la Tierra. Pero no le comprendimos. Cometimos el gran crimen de clavarle en la cruz. Fue una gran tragedia. Sin embargo más tarde decimos que era la voluntad de Dios. ¡Qué irónico!

La creencia de qué Jesús vino a morir en la cruz ha llegado a ser la base del Cristianismo. Pero esta errónea creencia ha estado desgarrando el corazón de Dios una y otra vez durante los últimos 2.000 años. El corazón de Dios se rompió cuando Adán se rebeló contra El, y de nuevo cuando Su Hijo fue crucificado en la cruz en el Monte Calvario. Hemos tristemente malentendido a ambos, a Dios y a Cristo.

¿Por qué, entonces, ha sido revelada esta verdad en este preciso momento? Porque el tiempo de la Segunda Llegada de Cristo está cerca. Y Dios no quiere que los cristianos cometan el mismo fallo que cometió la gente del tiempo de Jesús.

Solamente con la revelación de la verdad clara del Padre Celestial todas las iglesias Cristianas llegarán a ser una. Sí, la verdad nos une. Si conocemos la verdad, esa verdad nos hará libres de nuestras erróneas y desunidas creencias. Y la verdad llana de Dios ha sido revelada ahora.

CRUCIFIXION ‑ MISION SECUNDARIA DE JESUS

La crucifixión no fue de ninguna manera la misión original del Hijo de Dios, sino representó una alteración de su curso previsto. Fue una misión secundaria. Se decidió en el Monte de la Transfiguración. Un relato de ésta aparece en Lucas: "Y he aquí que conversaban con él dos varones, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén." (Lucas 9:30‑31

Cuando Pedro, primer discípulo de Jesús fue informado por Jesús de que sufriría en Jerusalén y tenía que ser crucificado, Pedro protestó violentamente, como leemos en Mateo: "¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!" (Mat. 16:22).

Entonces Jesús le echó diciendo: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tropiezo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!" (Mat. 16:23).

Los cristianos citan a menudo este pasaje particular como prueba de que Jesús vino a morir en la cruz. "Muchos dicen, “Mira lo que dijo Jesús. Dijo que venía a morir. Es por lo que reprendió a Pedro y le llamó Satanás, porque Pedro se oponía a que Jesús fuera a la cruz."

Pero esa interpretación falla en un punto vital. Jesús reprendió a Pedro después de conocer que Dios había cambiado Su plan y alterado la misión de Jesús. A causa del rechazo del pueblo, Dios sabía que Jesús no podía proseguir con su misión primaria, el establecimiento del Reino sobre la Tierra, porque ello requería la cooperación del pueblo.

En este último punto de su ministerio, Dios pidió a Jesús que cumpliera solamente el objetivo de la salvación espiritual.

No obstante Jesús estaba preparado para esta meta secundaria. Y el pobre Pedro no sabía nada sobre este cambio en la misión de Jesucristo.

Jesús llamó a Pedro "Satanás" porque las palabras aparentemente confortantes de Pedro no tenían ninguna aplicación a la voluntad de Dios en ese punto. Pedro habló con ignorancia y ceguera. Pero Jesús no podía permitirse olvidar esta misión secundaria ‑porque entonces su venida habría sido completamente en vano.

LA ACEPTACION DE JESUS HABRIA TRAIDO EL REINO DE DIOS

Consideremos qué habría ocurrido actualmente si Jesús hubiera sido aceptado por el pueblo de Israel. En realidad, habría llegado a ser el rey de esa nación. Entonces, como Rey de Israel, habría unido a sus discípulos con todos los descendientes de Abraham, incluyendo las doce tribus de Jacob y todas las tribus árabes. Todos ellos habrían formado una familia del Hijo de Dios.

Jesucristo habría erigido una soberanía celestial centrada sobre la nación de Israel. La constitución del Reino de Dios habría sido promulgada en su tiempo. Habría sido establecida una nación invencible, en la que la soberanía de Dios habría llegado a ser realidad. Esa nación bajo Dios, que el primer Adán tenía que haber comenzado, finalmente se habría realizado con el último Adán ‑Jesucristo como Rey. Incluso el Imperio Romano se humillaría ante el Reino de Dios.

Esta es la predicción de Isaías: “Grande es su señoría y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia. Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahvéh Sebaot hará eso”. (Isaías 9:6).

Incluso después de la muerte de Jesús, sus discípulos marcharon hacia Roma con las manos vacías, sufriendo y derramando sangre. Pero durante 400 años, el Imperio Romano se hundió ante este ejército desarmado. Si Jesucristo no hubiera sido crucificado, sino hubiera sido el comandante vivo de esta armada santa, entonces todo el Imperio Romano habría sucumbido bajo la soberanía de Dios en la propia vida de Jesús.

En aquel tiempo, el gran Imperio Romano era el centro del mundo. El plan de salvación de Dios era restaurar el mundo entero. Por eso Dios había preparado a Roma para ser el centro de todas las naciones, por tanto una vez que el Reino hubiera llegado a Roma, podría haber sido llevado fácilmente al mundo entero. Si Jesús hubiera sido capaz de establecer su Reino en el Imperio Romano, entonces, mediante el poder e influencia de Roma, cada rincón del mundo habría oído el evangelio de Jesucristo durante su vida en la tierra.

Entonces Jesús en su propio tiempo habría establecido el Reino de los Cielos en la tierra de forma real. La nación de Israel habría sido el glorioso centro de su Reino. Hoy no habría Cristianismo ‑ni Catolicismo Romano, ni Iglesia Presbiteriana, ni Metodismo, ni Iglesia de Cristo. Ninguna de ellas habría sido necesaria. Vosotros no necesitáis un vehículo cuando habéis llegado bien a vuestro destino.

Ya seríamos ciudadanos del Reino de los Cielos. No habría ninguna matanza en la historia del Cristianismo ‑ningún mártir. Y no habría ninguna cruz en las agujas de las iglesias.

Entonces no habría ninguna razón para la Segunda Llegada de Cristo, porque la misión del Mesías ya habría sido consumada. Hoy no habría ni Satán, ni pecado sobre la tierra. Hasta el espíritu más pequeño habría sido restaurado o habría nacido a la bondad de Dios en la perfección. ¿Por qué habría de venir Cristo de nuevo? No habría ninguna razón para la Segunda Llegada. No se necesita a un doctor cuando no hay pacientes que curar.

La triste realidad, sin embargo, es que Jesucristo se encontró con una rebelión. Sin la obediencia de Adán y Eva, Dios no pudo cumplir Su ideal en el Jardín del Edén. Y sin la cooperación del pueblo, Jesucristo no pudo establecer su Reino en la Tierra.

LA CRUCIFIXION TRAJO SOLAMENTE LA SALVACION ESPIRITUAL

Por eso Jesús cambió a su misión secundaria, la salvación espiritual. Dios permitió que Su Hijo fuera sacrificado, como hecho necesario, a causa del pecado y la ceguera del pueblo. Ese fue el significado de la crucifixión. Dios permitió que Jesús muriera en la cruz como un rescate pagado a Satán. A cambio, mediante la resurrección de Jesús, Dios pudo reclamar las almas de los hombres, aunque no pudiera dar redención al cuerpo.

Por consiguiente, la victoria de Dios no estaba en la cruz sino en la Resurrección. Esto es lo que permitió la salvación de las ofrendas del Cristianismo.

En la crucifixión de Jesús, el Cristianismo fue también crucificado. A la hora de la tribulación del Señor, nadie le permaneció fiel. Todos le traicionaron. Incluso Pedro negó a Cristo.

Pero con la Resurrección, el Cristianismo también revivió. Entonces, durante 40 días, Jesús cementó las piezas fragmentadas del Cristianismo. Ese fue el comienzo del Cristianismo de hoy.

Sí, nuestra salvación viene desde la victoriosa Resurrección. Esta es la victoria de Cristo, sobre la que el poder de Satán no tiene ninguna influencia. Pero el cuerpo de Jesucristo fue entrenado como sacrificio y como rescate. Y cuando entregó su cuerpo, estaba entregando también el cuerpo de la humanidad. Por lo tanto, nuestra salvación es limitada, al traer solo redención espiritual, porque la redención del cuerpo no pudo ser cumplida hace 2.000 años. Y nuestro mundo sufre todavía bajo el poder de Satán. El pecado aún es violento y domina este mundo mediante nuestros cuerpos.

San Pablo exclamaba con angustia, en Romanos: "¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado. (Romanos 7:24‑25).

San Pablo vivía en la gracia del Señor. Pero todavía confesaba que solamente podía servir a Dios con la razón, y con la carne servía a la ley del pecado. Su cuerpo todavía tenía que ser redimido; él aún estaba angustiado en pecado.

Y del mismo modo sucede con nosotros. Al aceptar a Cristo, tenemos la salvación espiritual. Pero nuestros cuerpos sirven a la ley del pecado en dominio de Satán ‑hasta que vuelva de nuevo y nos libere de la esclavitud del pecado. El Señor de la Segunda Llegada es el único que puede darnos la salvación completa: la salvación espiritual y también la redención de nuestros cuerpos.

Hoy, el Cristianismo tiene facultad solamente para dar la salvación espiritual. De otro modo que la nación de Israel, el Cristianismo no tiene una base física. Por consiguiente, el dominio de Dios en el Cristianismo es solamente sobre un reino espiritual.

Por lo tanto, la gran esperanza de la humanidad es la Segunda Venida del Mesías. Esta es la esperanza de América, la esperanza del mundo. América ‑esta excepcional nación cristiana- debe ahora despertar y prepararse para el día de la venida del Mesías.

El Cristianismo americano esta hoy en la posición de Israel hace 2.000 años. América está destinada a servir como el lugar de llegada del Mesías en el siglo XX. Dios desea extenderse por el mundo. Pero para hacer eso, Dios debe extenderse primero por América.

El papel de América es paralelo al del Imperio Romano hace 2.000 años. Así como Roma fue el centro del mundo en aquellos días, América es el centro del mundo en los tiempos modernos.

Jesús puso sus ojos en Roma. Y cuando Cristo vuelva, pondrá sus ojos en América.

LA ORACION EN EL HUERTO DE GETSEMANI

Debido a todo esto, nosotros los cristianos no hemos comprendido el verdadero espíritu de la oración de Jesucristo en el Huerto de Getsemaní.

En el Huerto, Jesús dijo a sus discípulos: "Mi alma está triste hasta el punto de morir, quedaos aquí y velad conmigo." Y adelantándose un poco, cayó en tierra, y suplicaba así: "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea como yo quiero sino como quieras tú" (Mat. 26:38‑39).

Oró de tal forma no una, sino tres veces. Estaba triste hasta el punto de morir. En el mundo cristiano muchos piensan que oró de tal forma debido a su debilidad humana, incluso aunque su misión fuera morir en la cruz. ¡Nada más lejos de la verdad!

Durante el reinado de los Emperadores romanos, cientos de miles de cristianos fueron martirizados. Ellos no decían, "Por favor, que pase de mí este cáliz."

Simón Pedro, cuando iba a ser crucificado, dijo a sus perseguidores, "No soy digno de morir del mismo modo que mi Señor. ¡Hacedme el favor! Crucificadme cabeza abajo." El no dijo, "Por favor, que pase de mí este cáliz."

Cuando Esteban, el primer mártir cristiano, fue lapidado, no dijo, "Que pase de mí este cáliz." La Biblia indica que murió lleno de paz, orando por sus ejecutores.

Incluso, aparte de la Biblia, Nathan Hale, un joven oficial en la Guerra de Revolución Americana, cuando fue capturado y antes de ser ahorcado, dijo, "Solamente lamento no tener más que una vida para darla por mi patria”. El no dijo, “Por favor, que pase de mí este cáliz."

¿Pensáis que el Mesías, Jesucristo, el Hijo de Dios, sería más débil que toda esta gente ‑especialmente si viniera para el único propósito de morir en la cruz para la salvación del mundo? ¡No! Si ese fuera el caso, él no estaría calificado para ser el Mesías. No hemos comprendido al Señor Jesús.

La oración en el Huerto de Getsemaní no fue hecha por algún motivo individual, ni porque Jesús temiera a la muerte. Jesucristo, nuestro Señor, estaba dispuesto a morir mil veces si ese fuera el único modo de conseguir la salvación de la humanidad.

El estaba preocupado a causa de su misión. Estaba preocupado por el sufrimiento de su Padre Celestial. Estaba preocupado porque podía prever las terribles consecuencias de su crucifixión. Jesús sabía que su crucifixión no era la última voluntad de Dios. Sabía que su muerte pospondría la realización del Reino de los Cielos otros 2.000 años, y que mientras tanto la humanidad sufriría terriblemente.

Sabía que millones de seguidores que vendrían después de él tendrían que sufrir, derramando su sangre y siendo martirizados como él. Sabía que Israel sería abandonada y saqueada. Y sobre todo tenía el deseo de llevar la victoria y el cumplimiento glorioso al trono del Padre en el Cielo, y no volver solo a través de la crucifixión. No quería volver a Dios de ese modo, sino tener una triunfante bienvenida.

Por eso, en el Huerto de Getsemaní, Jesús hizo su último y desesperado ruego a Dios, preguntándole, "Aún en este último momento, ¿hay alguna posibilidad de que pueda permanecer en la tierra, para cumplir mi misión?” Si vamos a ser verdaderos seguidores de Cristo debemos comprender la pena y angustia que sufrió Jesucristo.

Además, si la crucifixión era la voluntad completa de Dios, entonces Judas ‑el discípulo que traicionó a Jesús habría sido considerado como un héroe y se le habría dado una medalla celestial, porque, si tenía que ser crucificado el Hijo de Dios, alguien le tenía que entregar al enemigo. Sin embargo, Jesús dijo de Judas: "¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado. Más le valdría a ese hombre no haber nacido!" (Mat. 26:24).

¿Y por qué exclamaría Jesús en la cruz?:
¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? (Mat. 27:46).

Si su crucifixión era la voluntad de Dios, Jesús habría estado más que feliz en aquel momento. El habría exclamado, “¡Dios mío, cuánta honra!! Alégrate, Padre, he vencido!"

El Cristianismo tiene hoy la visión tradicional de que Jesús vino simplemente a morir en la cruz. ¡Este es el modo como los cristianos han justificado el asesinato del Hijo de Dios!

COMO SE CUMPLIRA LA SEGUNDA VENIDA

Hoy, no podemos creer nada sin lógica. Dios es la verdad, y la verdad es lógica. No puede haber ninguna perfección en ignorancia.

Tan sólo la oración cristiana no pudo poner a Neil Armstrong sobre la Luna. Fue necesaria la verdad científica. Yo mismo fui estudiante de ciencia y sé que Dios es también el Dios de la ciencia. Por lo tanto Su mensaje tiene que ser científico, lógico, y convincente para los hombres del siglo XX.

Permitidme llegar ahora a la cúspide de esta la charla de esta noche discutiendo cómo se va a cumplir la Segunda Llegada de Cristo.

Leemos en la Biblia, en Mateo: "Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria" (Mat. 24:30).

Y en el Apocalipsis, leemos: "Mirad, viene acompañado de nubes”. (Apocalipsis 1:7).

Pero por otra parte en I Tesalonicenses, leemos: “El Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche." (I Tes. 5:2).

Una profecía dice que el Señor viene acompañado de nubes del cielo, mientras que la otra dice que viene como un ladrón por la noche. Estas dos profecías hasta cierto punto están en conflicto. Si viene como un ladrón, no puedo al mismo tiempo aparecer en las nubes. ¿Escogeremos una profecía y dejaremos la otra?

La gente de hace 2.000 años no conocía que el mensaje de Dios está en símbolos. Interpretaban el mensaje de Dios literalmente y cometieron un grave error. Y cuando nosotros los cristianos leamos el Nuevo Testamento, no debemos cometer el mismo error. Debemos leer la Biblia en el espíritu de Dios, y conocer el verdadero significado de los símbolos y parábolas.

Hace dos mil años todos esperaban que Elías apareciera desde el cielo azul, pero no vino de esa forma. Y esperaban que el Mesías viniera acompañado de nubes del cielo, pero no vino de esa forma. Hoy, los cristianos esperan que el Señor de la Segunda Llegada venga sobre las nubes. ¿Pero tenéis alguna garantía de que esta, vez tales esperanzas no serán defraudadas?

Seamos suficientemente humildes y abiertos de mente para aceptar ambas posibilidades ‑su venida sobre las nubes del cielo, y su venida como un ladrón por la noche. Si pensáis solamente en la venida del Señor sobre las nubes, y luego vuestra esperanza no se cumple debido a su venida como el Hijo del hombre en la carne, entonces estaréis más propensos a cometer el mismo crimen que la gente cometió hace 2,000 años.

Sin embargo, si sois humildes y capaces de aceptar al Señor como el Hijo del hombre en la carne ‑que es el único modo de que pueda venir como un ladrón entonces no tenéis nada que perder. Estaréis seguros de encontrar al Señor de cualquier forma que venga.

Si de algún modo podéis extrañar al Señor, sería solamente si viene como un ladrón. Si viene sobre las nubes, no tenéis por qué preocuparos. Entonces todos le verían. Las redes de televisión lo harían posible, pero debo deciros que Dios no enviará a Su Hijo acompañado literalmente de nubes. Si os quedáis mirando al cielo esperando la Segunda Llegada del Señor, seréis defraudados. El vendrá, de nuevo, como un hombre en la carne.

Esto es revelación de Dios. Permitidme testificarlo leyendo las profecías significativas de la Biblia. En Lucas, leemos,

Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió (Jesús): "El Reino de Dios viene sin dejarse sentir," (Lucas 17:20).

Todos verían las nubes del cielo. Pero Jesús dijo que no sentiríamos la venida del Reino. ¿Vio la gente la llegada del Mesías hace 2.000 años? No, no la vieron, porque vino como el Hijo del hombre en la carne.

Leamos ahora una declaración de Jesús aún más extraordinaria. Mucha gente pregunta, "¿De verdad dice eso la Biblia?" Ved en Lucas, cuando dice Jesús: “Pero, antes, le es preciso (al Señor de la Segunda Llegada) padecer mucho y ser reprobado por esta generación." (Lucas 17:25).

Si el Señor viniera acompañado de nubes del cielo, con gran poder y gloria, al son de las trompetas de los ángeles, ¿quién podría osar reprobarle o hacerle padecer? ¿Vosotros? Esas son las palabras de Jesús. Padecerá y será reprobado, porque viene como el Hijo del hombre en la carne. Al principio la gente tendrá un tiempo difícil para reconocerle como el Cristo.

Todas las iglesias Cristianas y todos los cristianos devotos están esperando la venida del Señor en las nubes del cielo. Todos están mirando arriba, esperando que aparezca. Pero si esa esperanza no se realiza, y el Señor aparece inesperadamente como el Hijo del hombre en la carne ‑como vino Jesús a este mundo la primera vez entonces qué sucederá?

Al principio la gente le reprobará y le hará padecer. No habrá fe sobre la tierra. Nadie le aceptará como Cristo al principio. Muchos cristianos cogerán piedras para arrojárselas. Muchos cristianos le llamarán blasfemo, hereje, y le acusarán de estar poseído por demonios. Estos eran los mismos cargos en contra de Jesús hace 2.000 años.

En Lucas, leemos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos." (Lucas 17:26‑27).

Esta es la descripción de los días del Hijo del hombre. Y sucederán cuando el Señor venga como el Hijo del hombre en la carne.

Como hombre, el Jesús venidero anunciará el Reino de los Cielos. Pero nadie le prestará atención. De hecho, la gente se reirá de él, le ridiculizará, le perseguirá, y harán toda clase de maldades en contra suya.

Y mientras tanto, el mundo continuará en su forma habitual, en negocios carnales ‑comiendo, bebiendo, casándose- hasta el día en el que el Señor sea alzado al trono del juicio. ¡Cuando el mundo le reconozca como el Señor del Juicio, será demasiado tarde! El arca estará cerrada. El juicio será ya inminente.

Ahora quiero leeros este pasaje, donde Jesús dijo: "Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la Tierra?" (Lucas 18:8).

Jesús preguntó si habría fe sobre la Tierra cuando volviera Cristo. ¿Por qué?

La historia puede repetirse. Hace dos mil años había una fe tremenda. La gente oraba en las sinagogas por la mañana, a mediodía y por la noche. Constantemente leían las Escrituras, escribiendo en las solapas, y recitándolas todos los días. Guardaban los Diez Mandamientos y todas las leyes. Llevaban sus diezmos al templo. Ayunaban una vez tras otra.

Sin embargo, cuando apareció el Hijo de Dios, fracasaron en reconocerle y le pusieron en la cruz. ¿Encontró Jesús alguna fe? A la vista de Jesucristo, no había absolutamente ninguna fe sobre la Tierra.

Así, cuando aparezca de nuevo como el Hijo del Hombre en la carne, puede ser también que no haya ninguna fe sobre la Tierra.

Millones de Cristianos y miles de iglesias puede que nunca vean venir al Hijo del hombre, porque viene en la carne.

Ahora, leamos finalmente a Mateo: "Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Y entonces les declararé: Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mat. 7: 22‑23).

¿Qué significa esto? ¿Por qué serán condenados como agentes de iniquidad estos devotos cristianos que invocan en el nombre del Señor? ¿Qué clase de mal habrían cometido?

A lo largo de la historia, muchos crímenes y pecados han sido cometidos en el nombre del Señor, en el nombre de Dios.

No hay mejor ejemplo que el que ocurrió en el tiempo de Jesús. La gente que conspiró para matar a Jesucristo ‑y finalmente lograron crucificarle en la cruz era la misma gente que había seguido la palabra de Dios día y noche. Pero cuando el Hijo de Dios vino a ellos, cometieron el peor crimen de la historia. Ellos mataron al único Hijo de Dios, ¡y lo hicieron en el nombre del Señor!

Del mismo modo, cuando Cristo venga a nosotros de nuevo como un hombre en la carne, ¿cómo podemos estar seguros de que los cristianos de hoy no serán los primeros en tirar piedras al Cristo de retorno? Tenemos hoy la misma responsabilidad que la gente de hace 2.000 años. Por muy buenas que sean nuestras obras o nuestras oraciones, cuando Dios Envía a Su Hijo, si no le reconocemos y nos unimos a él, nos dirá, "Apartaos, agentes de iniquidad".

Si es cierto que la historia siempre se repite, entonces los cristianos de hoy podrían convertirse en los peores enemigos del Cristo de retorno.

Sin embargo, aunque el rechazo y persecución iniciales pueden ser muy severos, Cristo no vuelve para ser crucificado de nuevo.

El Señor de la Segunda Llegada será victorioso y finalmente será elevado al trono del Juicio, y juzgará al mundo como el Señor del Juicio.

Cuando sea levantado al trono, entonces todos le verán. Será inconfundiblemente claro para todos quién es él. Y aquellos que ya le hayan acusado y rechazado gemirán y se lamentarán a causa del mal que le hayan hecho. Pero será demasiado tarde. El Señor les dirá: "Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad".

El Señor viene ya. Y viene como un hombre. Sin embargo también viene con el poder y la gloria de Dios. Y juzgará al mundo. Solo serán bendecidos los humildes. Los arrogantes verán el fuego inextinguible.

EL SIGNIFICADO DE LAS NUBES DEL CIELO

¿Entonces cuál es el verdadero significado de las "nubes del cielo"? Recalquemos de nuevo que la Biblia está escrita en símbolos. Jesús decía, "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos". Esta es una expresión simbólica.

Del mismo modo, las "nubes del cielo" tienen un significado espiritual, no físico. Leemos en el Apocalipsis: "Las aguas que has visto, donde está sentada la Ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas." (Apocalipsis 17:15).

La Biblia indica que el agua es un símbolo de las multitudes de la humanidad caída.

¿Qué son las nubes? Son agua evaporada. Pero el agua a menudo está impura, sucia, con muchos elementos extraños en ella. Pero cuando tal agua se evapora en nubes, abandona sus impurezas. Así, esa gente que está evaporada y purificada de las aguas de la humanidad está simbólicamente en la posición de las nubes del cielo.

Jesús viene entre esa gente preparada, la gente de Dios. Viene entre los consagrados, los Cristianos revividos, entre los que están purificados, elevados, limpios del pecado. Ellos formarán la base del Reino de Dios cuando Jesús vuelva a la Tierra. Este es el verdadero significado de las nubes del cielo.

EL PROPOSITO DE DIOS CUMPLIDO

Primeros Adán y Eva: Sabéis que Dios intentaba comenzar el Reino de Dios en la Tierra con los primeros Adán y Eva. Si hubieran sido verdaderamente obedientes a Dios, entonces habrían alcanzado la perfección, y Dios les habría unido en matrimonio celestial y establecido la primera familia en la Tierra conforme a Su voluntad. Esta familia habría llegado a ser la piedra angular del Reino de Dios en la Tierra. Adán y Eva habrían sido el Verdadero Padre y la Verdadera Madre de la humanidad. El "Jardín del Edén" es la expresión simbólica para ese Reino. Y este mundo habría sido el mundo de alegría para Dios.

Segundos Adán y Eva: Pero los primeros Adán y Eva fracasaron. No obstante, el ideal de Dios permaneció siendo el mismo. Dios decidió realizar ese Reino original y completar el mundo de alegría. Y 4.000 años más tarde en historia Bíblica, Dios intentó restaurar ese Reino de Dios en la Tierra mediante otro Adán perfecto, Jesucristo era ese Adán perfecto.

Leemos en la Biblia, en I Corintios. 15:45, que Jesús era el "último Adán", o el segundo Adán. Vino como Adán perfecto hace 2.000 años en el lugar del primer Adán que había fracasado.

Solo con la restauración de Adán no podía haber ningún Reino. Tenía que haber una novia, una Madre ‑otra Eva. Por eso Dios pensaba restaurar la novia, la perfecta Eva para este Adán perfecto ‑Jesucristo. Esto habría sido la restauración de la primera familia que había sido perdida en el Jardín del Edén.

Terceros Adán y Eva: Sin embargo, a causa de la rebelión del pueblo escogido de Israel, esto no pudo ser realizado. No obstante, Dios está decidido a completar Su voluntad. Por eso, El ha prometido la vuelta de Cristo,

Han pasado aproximadamente 2.000 años desde la muerte de Jesucristo. Y ahora, Dios está dispuesto de nuevo a enviar a Su Hijo ‑con la facultad de tercer Adán. Durante toda la historia, Dios siempre ha cumplido Su objetivo a Su tercer intento. Es cierto que el número tres es el número de la perfección. Esta vez, Dios cumplirá definitivamente Su antiguo ideal bendiciendo a Adán y Eva perfectos en matrimonio celestial, poniendo por tanto la base del Reino de Dios en la Tierra.

Esta culminación final está profetizada en el Apocalipsis como el banquete de las bodas del Cordero. Y el Señor de la Segunda Llegada es ese Cordero, ese Adán Perfecto. El Señor viene como Adán perfecto y restaurará a Eva perfecta. Entonces serán elevados y llegarán a ser los primeros Verdaderos Padres de la humanidad. Por último, la alegría de Dios será completa.

Poco antes de su crucifixión, Jesús dijo a Pedro: "A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos: y lo que antes en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los Cielos." (Mateo 16:19).

El error fue hecho aquí en la Tierra. El pecado fue cometido aquí en la Tierra. Por eso el error debe ser remediado y la erradicación del pecado debe ser cumplida aquí en la Tierra. Jesús dijo que orásemos, "Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo." La Tierra es el problema. Eso es por lo que Cristo debe volver a esta Tierra.

Muchos cristianos creen que cuando venga el fin del mundo, Dios destruirá todo. El sol se oscurecerá y las estrellas caerán, y la tierra será consumida. Entonces solo un puñado de cristianos serán elevados en el aire, para empezar el milenio con Cristo.

Si Dios hiciera eso, entonces sería un Dios fracasado, porque Su voluntad original nunca sería cumplida aquí en la Tierra. El habría entregado esta Tierra a causa de Satán. Entonces Satán llevaría a ser verdaderamente el vencedor, y Dios sería derrotado ¡Esto nunca sucederá! Dios es todopoderoso. El no entregará esta Tierra. Estaba previsto que fuera Su Reino y lo será. Incluso, la misma Nueva York será Su Reino.

Podéis ser los ciudadanos del Reino de los Cielos si encontráis al Mesías. El es vuestra esperanza, mi esperanza, y la única esperanza de América y de este mundo.

No obstante si fracasamos al verle, entonces el Cristianismo no tendrá ninguna esperanza. El Cristianismo declinará. Su fuego espiritual será extinguido, las iglesias se convertirán en las tumbas de las viejas herencias. Nuestro mundo será pues condenado.

Señoras y señores, he venido aquí al Madison Square Garden esta noche en obediencia al mandamiento de Dios.

La Biblia dice en Hechos: "Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes tendrán visiones y los ancianos sueños," (Hechos, 2:17).

Vivimos en tal tiempo extraordinario, ¡el nacimiento de una nueva era! El cielo está muy cerca. Y si llamáis a Dios seriamente, El os contestará.

Debéis preguntarle urgentemente, "¿Cómo puedo saber si el Rev. Moon está diciendo la verdad?" No me dejéis a mí ni a ningún otro contestar a esta pregunta. Dejad que Dios os conteste directamente.

Id en paz, pues, y por favor, preguntad a Dios seriamente, sinceramente. Confrontaros con Dios en oración, Dios os revelará la respuesta.

La nueva esperanza para la humanidad es el Mesías. Y ese "día grande y terrible del Señor" está cercano. Es cosa vuestra si ese día será grande o terrible. Si encontráis al Mesías, ese día será grande para vosotros, pero si fracasáis en encontrarle, entonces ese día será verdaderamente terrible para vosotros.

Dios os bendiga. Gracias por escuchar atentamente.
¡Kamsa hamnida! Gracias, y buenas noches!