lunes, 15 de diciembre de 2008

La Esperanza de Dios para el Hombre

LA ESPERANZA DE DIOS PARA EL HOMBRE
Lisner Auditorium, Washington, D. C. - 20 de octubre de 1973
(Traducción del coreano al ingles por Bo Hi Pak)

Señoras y señores, ante todo me gustaría decir cuanto aprecio vuestra venida esta noche. Agradezco a Dios por esta ocasión pues deseaba desde hace mucho visitar esta ciudad y encontrarnos.

Puesto que nosotros hablamos lenguas diferentes, aunque yo puedo hablar, para vosotros yo estoy mudo. Y para mi, aunque vosotros podéis escucharme, vosotros estáis sordos. Para corregir esta sordera y esta mudez, necesitamos a éste hombre que está cerca de mi como interprete. Sin embargo, como vosotros sabéis la traducción de una lengua a otra no es una tarea fácil. Así éste hombre al que me refiero necesita realmente de vuestra amable comprensión.

Mi tema para esta noche es "La Esperanza de Dios para el Hombre". Este tema es vasto por su naturaleza y más complicado por su contenido. Voy a intentar hacerlo lo mejor posible para permanecer en el centro del tema.

Si Dios existe, se puede decir con seguridad que El necesita a los seres humanos. Dios creó todas las cosas, pero en toda su creación el hombre ocupa una posición suprema y central. Es por consiguiente muy importante para nosotros tener una clara comprensión de la relación entre Dios y el hombre. En la historia, muchas teorías han abordado esta relación. Las opiniones variadas, los conceptos teológicos y las escuelas académicas abundan, pero la relación verdadera, viva entre Dios y el hombre sigue siendo una cuestión oscura.

Puesto que la relación entre Dios y el hombre es tan fundamental para la vida, nuestra comprensión no puede progresar antes de que hayamos puesto cuidadosamente en claro esta cuestión. Cuando buscamos la solución, descubrimos que es posible investigar dos puntos de vista principales. Una está unido al punto de vista de Dios, la otra al punto de vista del hombre. Aunque muchas religiones se hayan desarrollados en la búsqueda de estas dos concepciones, debe existir un principio común a todas las religiones que pueda aclarar la relación entre Dios y nosotros mismos. Dios quiere que comprendamos esta verdad en su sentido ultimo.

Si alguien pregunta: ¿Cual es la cosa más preciosa en vuestra vida?. ¿Qué responderíais? Algunos podrían decir "la fuerza". Otros responderían seguramente que el dinero: "el dinero es todo". Y otros sugerirán "la sabiduría o el conocimiento". Estos elementos, fuerza, dinero, conocimiento, ¿son las cosas más importantes en la vida?. Si estudiamos profundamente esta cuestión, otros pensamientos surgen. Llegamos rápidamente a la conclusión de que la cosa más preciosa es el amor; el amor es la cosa más preciosa en la vida. Y a continuación del amor, la vida es el bien más precioso. Si tenemos amor y vida, necesitamos aún una cosa: un ideal. Estos tres elementos ----amor, vida e ideal----no son solamente preciosos y profundos por su valor, son precisamente las cosas que hacen que nuestra vida valga la pena ser vivida.

Examinemos aun otro punto. Todos los hombres aspiran a la vida eterna. Además, en nuestra forma humana de expresar el amor y nuestro ideal, sentimos el deseo innato de que sean inmutables, únicos y eternos. Muchos escritores en la historia han descrito la belleza del amor eterno. Ningún escritor se ha sentido impulsado a glorificar un amor que cambia del día a la noche. Las numerosas religiones del mundo que testifican sobre una Vida más allá de la vida terrestre apoyan la realidad de nuestro deseo de eternidad. Si una religión no enseña la vida eterna, no sirve a un fin válido.

Además, las palabras "amor" e "ideal" no tiene sentido por sí mismas. El amor solo existe cuando hay alguien que ama y alguien que es amado. Un ideal necesita ser compartido con alguien. Amor e ideal aparecen también se establece una relación complementaria y recíproca de dar y tomar. Estamos en la posición de objeto y nosotros siempre necesitamos al sujeto. Amor e ideal brotan y surgen solamente cuando dos elementos están en una relación sujeto-objeto.

¿Es el hombre la causa, la fuente de su universo, o bien alguien nos ha creado? ¿Como puede ser el hombre la causa del universo si no ha creado a sí mismo? Es evidente que nosotros somos los seres resultantes de una causa. Por consiguiente un sujeto o una causa debe existir. Debe de haber una causa para la existencia del hombre. Este sujeto, o esta causa, es pues la realidad esencial. Deberíamos estar tan seguros de esto como lo estamos de nuestra propia existencia. Cualquiera que sea el nombre que escogéis para esta causa no tiene importancia. Lo importante más importante es que El esté allí. Y nosotros le llamamos "Dios".

Preguntemos a Dios: "¿Cual es para tí la cosa más preciosa, Dios?" Su respuesta no será diferente de la vuestra o de la mía. Dios responderá: "El amor, la vida y mi ideal son para mí los cosas más preciosas" ¿Necesita Dios dinero? El ha creado todas las cosas. De cualquier forma todo le pertenece. No necesita dinero. ¿Dios necesita fuerza? Es ya la Fuente de toda fuerza. ¿Y del conocimiento? Dios es omnisciente y la Fuente de todo conocimiento. Sí, Dios todo esto; pero El no puede tener el amor, la vida y Su ideal solamente por él mismo. Necesita compartir, tener un dar y tomar con alguien en una relación recíproca. Aunque todopoderoso, Dios no puede experimentar el valor del amor, de la vida y de Su ideal cuando está solo. Es por lo que Dios creó a Su objeto, el hombre.

Yo preguntaría ahora: "¿Por qué, nosotros hombres, actuamos como lo hacemos?" La respuesta es simple: porque Dios actúa de esta forma. Todos los rasgos humanos tienen su origen en Dios. ¿Por qué somos como somos? Porque Dios es como es.

Nosotros somos los espejos que reflejan las características de Dios. Dios es exactamente como vosotros y como yo. Dios es el Origen. Por consiguiente, Nuestro amor viene del amor de Dios. Nuestra vida viene de la vida de Dios y nuestros ideales vienen del ideal de Dios. Sentimos que estas son las cosas más preciosas porque Dios antes sintió que ellas eran las cosas más preciosas. Dios es el Sujeto del amor, el Sujeto de la vida y el Sujeto de los ideales. Es por lo que, si Dios es absoluto, debemos ser absolutos. Si Dios es inmutable, debemos ser inmutables. Si Dios es único, debemos ser únicos. Si Dios es eterno, nos debemos ser eternos. Nuestra vida eterna no es solamente una concepción imaginario. Es una realidad. Puesto que Dios es eterno, Su objeto, el hombre, debe ser creado para la eternidad. De otra forma, no podríamos reflejar la naturaleza de nuestro Dios eterno.

Si existe un Dios de amor, vida e ideal y si Dios no manifiesta todas sus cualidades en el hombre, Su objeto, entonces hace fracasar el fin mismo de Su creación. O bien Dios proyecta Su completo valor en su objeto, o bien no crea nada completo. Dios es el Sujeto del hombre, y nosotros somos los objetos de Dios. Un objeto es la perfecta imagen del sujeto. Así el hombre es la forma visible de Dios, y Dios es la forma invisible del hombre. Sujeto y objeto son uno en su esencia. Dios y el hombre son uno. El hombre es Dios encarnado. De otra forma no seríamos capaces de reflejar la plena imagen de Dios. Dios no pudo realizar su alegría, propósito de Su creación. Cuando nosotros, en tanto que objetos, no somos también perfectos como Dios mismo es perfecto, no podemos reflejar el pleno amor, la plena vida y el pleno ideal de Dios. Así el hombre, el objeto de Dios, es tan importante en valor como Dios mismo.

Si yo hiciera grandes gestos y si yo gritara delante de una sala vacía, estoy seguro que cualquiera que me viera se preguntaría: "¿Este hombre no está loco?" Pero si yo tengo a alguien con el que establecer un dar y tomar, un objeto que me responde, incluso un pequeño en frente mía, y si yo le expreso mi corazón y mi alma, entonces se me encontraría normal. La única diferencia es la presencia de alguien como objeto. Pero supongamos que no hay siquiera ni un pequeño niño en la asistencia. En desesperación yo podría reunir un poco de polvo, y mirándole, yo podría hablarle y aun derramarle mi corazón. Entonces al menos yo no estaría loco, pues incluso una partícula de polvo podría ocupar el lugar de objeto.

Lo que intento ilustrar es el valor del objeto. Como nosotros somos los objetos de Dios, El no ha colocado en una posición de igualdad con él mismo. Así, el hombre comparte el mismo valor que Dios y es tan importante como El. Aunque Dios sea el más alto, el más noble y el más poderoso, El también debe tener Su objeto. De otro modo El no siente ninguna alegría. La alegría viene cuando recibimos el estimulo del objeto. Incluso Dios no puede tener alegría solo. Debéis comprender que Dios creó al hombre y al universo para la alegría. Pero la alegría de Dios permanece dormida hasta que El pueda tener un dar y tomar con Su objeto.

Hasta aquí en el Cristianismo hemos situado a Dios tan alto en el cielo, y colocado tan abajo al hombre, en el infierno que ha habido siempre una fosa infranqueable entre ellos. Un río largo ancho y profundo a separado al hombre de Dios. Los hombres no se atreven aproximarse a Dios como una Realidad viva. El hombre es incapaz de comprender que Dios es tan próximo, tan real, tan accesible que podemos incluso vivir con El. Estamos destinados ser los templos vivos de Dios. Sin embargo, el cristianismo tradicional a sido incapaz de realizar esto.

Poco importa vuestra riqueza y vuestra fama, en tanto que vosotros no tengáis a nadie con quien establecer un dar y tomar de forma que podáis compartir vuestra alegría, vuestros éxitos, vuestras opiniones y vuestros ideales, no sois más que un pobre hombre. Sentimos alegría y tristeza porque el corazón de Dios puede sentir alegría y tristeza. Hasta este momento de la historia no habíamos nunca creído que Dios pudiera sentir el sufrimiento. Y Dios se puede sentir estimulado o indignado exactamente igual que nosotros. Nosotros, objetos de Dios, tenemos esta capacidad de sentir emociones porque nuestro Sujeto, Dios tiene la misma capacidad de emoción. Dios es la primera Personalidad y la personalidad humana viene de Dios. ¿Como entonces podemos llegar a ser verdaderos objetos de Dios? ¿Por nuestros esfuerzos y un duro trabajo solamente? No existe más que un camino para llegar a la unión con Dios. Ese camino es el amor, la unión en el amor con Dios.

Ilustremos esto. Supongamos por ejemplo un hombre famoso. Ante él una mujer modesta, dulce, sin belleza ni educación. Por lo tanto, una vez que este hombre importante y esta mujer humilde establezcan una relación de dar y tonar en el amor, ella alcanzará inmediatamente un nivel equivalente de prestigio. Decimos que el hombre se llama Juan y que él cae enamorado de esta mujer y se casan. Ella llega entonces a ser la señora Juan y le devuelve su amor con todo su corazón. Cualquiera que sean el poder, la autoridad y el prestigio del que disfruta el señor Juan, la señora Juan los compartirá por igual. Ahora ¿qué es lo que esto nos enseña? Una vez que tenemos una relación de amor con Dios y llegamos a ser uno con El, nuestro valor crece hasta alcanzar el nivel del valor de Dios. Y un amor así es externo, inmutable y único.

Es actualmente el tiempo en el que nosotros tenemos que realizar esta relación fundamental entre Dios y el hombre. El sujeto y el objeto deben ser un todo como la causa y el efecto son uno. Esto es por lo que la Biblia dice: "Yo soy el Alfa y el Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin" (Ap. 22,13). En Dios, dos son uno. El es el comienzo y nosotros somos el fin. El es el primero y nosotros somos los últimos. Y la relación entre Dios y el hombre es circular pues comienzo y fin se unen en la unidad.

Paz, felicidad y alegría son los frutos de la armonía en el amor. Esto es por lo que en su ideal para la Creación, Dios quiso que la relación entre Dios y el hombre fuera vivida con armonía en el amor, armonía en la vida y armonía en el ideal.

Así nosotros sabemos que Dios es Sujeto y que nosotros somos los objetos. Sabemos igualmente que el objeto es exactamente tan importante como el sujeto. Queremos ahora saber precisamente lo que significa la posición del hombre como objeto de Dios.

Cuando Dios creó al hombre le dió la sabiduría y la ambición. La sabiduría nos da el poder de comparar, y la ambición el de esforzarnos hacia lo mejor. Si se presentan dos posibilidades ante nosotros, A y B, las compararemos automáticamente para determinar cuál es mejor. Nuestro deseo humano nos conduce a escoger y nuestra ambición no nos deja tranquilos en tanto que no hayamos obtenido el cumplimiento último.

Permitidme poner otro ejemplo. Supongamos un hombre muy bello. Y no solamente guapo, sino fuerte e infinitamente educado. Estaríais ansiosos de tener una cierta clase de relación personal con este gran hombre. ¿Como querríais que fuera? ¿Querríais únicamente ser su servidor? No, en vuestro corazón sabéis que hay una posición mejor que la de servidor. ¿Querríais ser su amigo? No, no seréis aun felices. ¿Querríais ser solamente su hijo adoptivo? ¿Os daría esta posición la felicidad completa? No, no lo creo. Buscaríais una posición aun más próxima. Hay una relación por encima de la cual no hay nada más intimo. Es llegar a ser un verdadero hijo o una verdadera hija de este hombre. Con esta relación, alcanzareis el cumplimiento ultimo, y no deseareis nada más.

¿Por qué entonces, queremos llegar a ser verdaderos hijos e hijas? Porque esta es la posición en la cual se recibe más completamente el amor de este hombre. No hay una relación más próxima ni más profunda en la sociedad humana que la de entre el padre y el hijo. Una vez que tenéis el amor del padre, poseéis todo lo que él tenga. Todas las alegrías del padre, todo su poder, toda su habilidad, su sabiduría, su ambición y su deseo todo será vuestro. Cuando se recibe el amor de un padre, ningún protocolo, formulario o ceremonia son necesarios para entregar esto al hijo. El padre y el hijo son automáticamente uno. Este principio se aplica a las relaciones entre los hombres, así como a la relación entre el hombre y Dios.

¿Qué clase de relación querríais entonces tener con Dios? ¿Os contentaríais con ser solo Su servidor? ¿Querríais ser su amigo? ¿Preferiríais ser su hijo adoptivo o bien encontrar el medio para llegar a ser Su propio hijo? Sé que no estaréis satisfechos por nada a menos que por la ultima posición de hijos e hijas de Dios.

El fin ultimo de Dios en Su creación del hombre es darle todo su amor, toda Su vida y todo Su ideal. Debéis recibir el amor de Dios hasta lo más profundo de vuestro corazón. Llegando a ser verdaderos hijos e hijas de Dios, vuestro deseo estará cumplido. Es vuestro ultimo destino. seréis invadidos por la alegría y os sentiréis sumergidos por una satisfacción completa en la vida.

No hay limite para la alegría. La felicidad no tiene fin. Cuando os encontráis en el amor de Dios, cada célula de vuestro cuerpo salta de alegría. Inspiráis y expiráis con todo el universo. En este estado vuestra vida es realizada. Esta es la forma que la que Dios quiere que vivamos, llenos de amor y alegría. Y a través de nuestra alegría, Dios recibe Su alegría. La alegría del hombre es la alegría de Dios; la alegría de Dios es la alegría del hombre.

Muy pronto en mi vida, Dios me llamó para ser Su instrumento en una misión. Fui llamado para revelar Su verdad por El, como su profeta. Me dediqué a la búsqueda de la verdad con tenacidad, buscando las colinas y los valles del mundo espiritual. El tiempo llegó súbitamente en el que el cielo se abrió ante mí y en el que tuve el privilegio de comunicarme directamente con Jesucristo y con el Dios vivo. Desde entonces recibí muchas revelaciones sorprendentes. Dios mismo me dijo que la verdad la más fundamental y la más central en el universo es que Dios es el Padre y que nosotros somos Sus hijos. Hemos sido creados como hijos da Dios. Y El dice que no hay nada más próximo, nada más profundo, nada más íntimo que cuando Padre e hijo son uno: un en el amor, uno en la vida y uno en el ideal.

Amor, vida e ideal son el punto central donde padre e hijo se encuentran. Una vez que nosotros nos unimos ahí, entonces el amor de Dios es nuestro amor; el ideal de Dios es nuestro ideal; la vida de Dios es nuestra vida. Y no existe ninguna otra relación en la que podamos tener esta unidad de vida, amor e ideal más que en la relación padre-hijo. Esto es una realidad fundamental en el universo.

¿Como llegamos a existir en este mundo? El padre y la madre llegan a ser uno a través del amor, y ponen juntos su vida y su ideal. Su amor precede nuestro nacimiento. El amor es la fuerza que une. Marido y mujer llegan a ser uno en el amor. Esto significa que el amor del esposo, su vida y su ideal llegan a ser los de su mujer, y que el amor de la mujer, su vida y su ideal llegan a ser los de su esposo. Sobre este fundamento de unidad en el amor, una nueva vida puede ser engendrada.

Cuando un niño nace, este niño es la manifestación del amor, de la vida y del ideal de sus padres. Cuando miráis a vuestro propio hijo, veis de hecho otro yo. miráis el fruto de vuestro amor, el fruto de vuestra vida y el punto de vuestro ideal. miráis a vuestro segundo yo, una forma visible de vosotros mismos.

Entendamos ahora esta verdad a una escala universal. Dios creó al hombre y a la mujer como Su hijo y Su hija. El quiere verse en los seres humanos. Esto es por lo que la Biblia dice: "Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó, y los creó hombre y mujer" (Gen 1, 27)

el hombre es creado imagen de Dios. En otras palabras, Dios se encarnó en el hombre. El hombre es el espejo del Dios vivo, y cada una de sus virtudes, de sus características, de sus cualidades se reflejan en este espejo. Dios quiere seguramente que el hombre Su amor, Su vida y Su ideal. El hombre es el fruto del amor de Dios, de Su vida y de Su ideal.

¡Cuán maravilloso, simplemente maravilloso vivir esta vida perfecta con Dios! Es la verdadera alegría, inigualada por ninguna alegría terrestre. Una vez que alcancéis este estado de perfección no tenéis necesidad de orar. ¿Por qué lo haríais? Encontrareis a Dios cara a cara y viviréis corazón con corazón con El. Hablareis con Dios. No tendréis necesidad de religión ni de un salvador. Todas las cosas de la religión son una parte del proceso de reparación o de restauración. Un hombre en perfecta salud no necesita a un medico. El hombre en perfecta unión con Dios no necesita un salvador.

La vida en unión con Dios es una forma muy alta de vivir, la vida con Dios, la vida en Dios y Dios viviendo en vosotros. Tal era el estado espiritual de Jesús cuando dijo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn. 13, 10) Dios y el hombre se abrazaran en un amor que consume todo. Este es el estado en el que Dios es hecho Realidad viva. No creeréis más, vosotros sabréis. Y vivís la verdad. Si experimentáis realmente esta clase de amor y de unidad con Dios, entonces habéis disfrutado la suprema experiencia de vida. Hay probablemente muchos líderes cristianos entre vosotros, sin embargo ¿cuantos de entre vosotros han tenido esta maravillosa experiencia, esta de recibir el profundo amor de Dios?

Dios hizo al hombre para que él viva su vida hasta ser saciado. El hombre ha sido creado para ser saciado del amor de Dios. Puesto que los hombres han perdido esta capacidad original, buscan saciarse contra la naturaleza y artificialmente, por el alcohol, la marihuana o la droga. El hombre perfecto, sin embargo, a sido creado para ser saciado del amor de Dios. No hay nada que pueda exceder este sentimiento de alegría. Cada célula de vuestro cuerpo saltará de alegría. Vuestros ojos y vuestras orejas, la piel de vuestra cara, vuestros brazos y vuestras piernas, todo renacerá en un éxtasis de alegría. Así es el plan de la creación original de Dios. Cuando decís "Padre Celestial", ¿tenéis realmente un sentimiento vivo y vibrante de la presencia de Dios? ¿No queréis oír a Dios responder: "Si, hijo mío"?

este es mi regalo para esta noche: quiero que vosotros comprendáis que la verdadera relación entre Dios y el hombre es una relación sujeto-objeto. Sois Sus hijos y Sus hijas. Una vez que habéis realizado la unidad con Dios, nada os puede turbar. Ni el sufrí miento, ni la soledad, ni la enfermedad, ni nada bajo el sol puede descorazonaros. Dios es la última seguridad. Podéis pagar muchos millones de dólares y no habréis comprado esta clase de seguridad: No tiene precio. Con ningún dinero se puede comprar. Esta es la experiencia total de la vida. Estamos destinados a vivir con Dios.

Vuestra vida por lo tanto es la cosa que tiene el más alto valor en este universo. Esto es por lo que Jesús dijo: "¿De qué lo servirá pues al hombre ganar el mundo entero si pierde su propia vida? O qué podrá dar el hombre cambio de su propia vida" (Mat. 16, 26) Jesús habla de la vida con Dios. La vida sin Dios es como una bombilla eléctrica fundida que no puede dar luz. La vida sin dios es muerte.

Jesucristo es el único hombre que vivió el ideal de Dios en su más completa realización. Fue el primer hombre perfecto que jamás haya andado sobre la tierra, vino para restaurar la verdadera relación entre Dios y el hombre. Pero después de su crucifixión el cristianismo hizo de Jesús, Dios. Esto es por lo que la fosa entre Dios y el hombre no ha sido nunca atravesada. Jesús es un hombre en el cual Dios se encarnó. Pero el no es Dios mismo. La Biblia dice en I Tim. 2-5: "Pues Dios es uno, uno también el mediador entre Dios y el hombre, Jesucristo hombre" la presencia de Dios en Jesucristo era una realidad total. El dijo: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mi" (Juan 14, 10) Jesús es realmente es hijo único que Dios engendró pero Dios no quiere solamente a Jesucristo como Su hijo. Todos los hombres han sido creados de manera que puedan decir: "Yo estoy en el Padre y el Padre está en mi" este es el fin plenamente accesible para cada uno.


Nuestro primer paso para llegar a ser los verdaderos hijos e hijas de Dios es claramente comprender la forma de la que Dios ve el bien y el mal. ¿Que es el bien y que es el mal?

No nos convenceremos por una definición hecha por el hombre. El criterio eterno de bien y mal es definido por Dios. La definición precisa del bien y del mal existía en el momento de la creación, mucho tiempo antes de que el mal apareciera en el Jardín del Edén. La forma de la que Dios vé el bien y el mal no cambiará nunca. Dios es eterno, Su ley es eterna y Su definición es eterna e inmutable sin importar el tiempo que pase.

Cada uno de nuestros rasgos humanos tiene su origen en Dios. Reconocíamos que en el hombre hay una cierta tendencia al egoísmo. Esto es natural porque en un momento Dios estaba centrado sobre él mismo. Este hecho puede sorprenderos, pero debéis comprender que antes de la creación del hombre y del universo, Dios estaba completamente solo, con nadie de quien preocuparse, excepto él mismo. Sin embargo a partir del preciso instante en el que Dios comenzó la creación, su entero concepto de la vida apareció. Dios vive para Su contraparte, no para él mismo.

¿Que es la creación? Creación no designa nada más que al Creador, Dios, se proyectó él mismo simbólicamente en el universo y se encarnó él mismo directamente en el hombre. Cuando el espíritu toma forma, hay creación. Dios se manifestó él mismo en la Creación. La manifestación de la energía de Dios es la Creación.

La Biblia en el libro del Génesis hace aparecer la creación simple y fácil. El Génesis nos dá la impresión que la Creación de Dios a sido realizada por la acción mágica de Su palabra. Dios dijo simplemente: "Que el mundo sea", y ¡hop! El mundo aparecía. Después dijo: "¡Que el hombre sea!" y ¡hop!, Adán y Eva aparecían.

Pero ahora se ha comprobado que no fué tan fácil, lejos de esto, Dios volcó todo Su ser en Su creación. No se guardó incluso ni un gramo de energía. La creación fué su trabajo total, el esfuerzo total, de darse completamente. Cuando Dios puso todo Su corazón y todo Su alma en la creación de Su objeto, dió el 100% de él mismo. Solamente de esta forma El pudo crear Su segundo yo, el Dios visible.

Esto es por lo que después de Su creación Dios no existe más solamente para él mismo, Dios empezó a existir para Su hijo y Su hija, Adán y Eva. El existe para amar, existe para dar. Dios es la existencia totalmente desprovista de egoísmo. Dios no puede existir solo. "Amor" e "ideal" solo tienen sentido si se les comparte en una relación complementaria. Dios comenzó su creación e hizo un ser que no pudiera perder. Cuando Dios puso todo Su amor, Su vida y Su ideal en su segundo yo, debía en un sentido realizar un propósito. Dios sabía que si daba todo lo que El tenía, 100%, Su objeto llegaría a la madurez y le devolvería aún mayores los frutos del amor, de la vida y Su ideal. Su objeto, el hombre es todo para Dios. La vida del objeto atrae a Dios. Dios quiere venir a habitar con Su objeto, el hombre.

Ilustremos esto. Supongamos un gran artista. Si trabaja al azar, sin sentir, no puede crear nada de valor. Para crear la obra maestra de su vida, el artista debe poner todo su corazón y todo su alma en su creación. Esta es la única manera de hacer una gran obra de arte. Si un artista trabaja de esta forma, su arte llega a ser su vida.

Dios es el más grande de todos los artista. Cuando creó su obra maestra, el hombre, puso todo Su corazón en el proceso de Su creación. Puso ahí, toda Su sabiduría y toda Su energía. Dios deseaba existir para Adán y Eva y toda la humanidad. No ahorró un solo gramo de energía cuando los creó. El hombre de esta forma llegó a ser la vida de Dios.

Dios estableció el modelo para el universo. En la existencia ideal, vivimos para los otros. El sujeto existe para el objeto y el objete para el sujeto. La definición de bondad para Dios es la entrega total, el servicio total, la generosidad absoluta. Debemos vivir nuestra vida para los otros. Vivís para los otro y los otros viven para vosotros. Dios vive para el hombre y el hombre vive para Dios. El esposo vive para su mujer ya la mujer vive para su esposo. Esto es el bien. Y ahí abundan la unidad, la armonía y la prosperidad.

Vosotros, en tanto que hombres, ¿os molestareis si digo que habéis sido creados para una mujer? Puede ser que varios de entre vosotros estén orgullosos de su masculinidad y no quieren oír esto. Pero esto es el principio de la creación de Dios y no debéis ser afectados oyendo estas palabras. El hombre vive su vida para su cónyuge, no para él mismo.

Imaginemos que una de ent5r vosotros, señoras, sea una reina de la belleza. Poco importa lo bella que seáis, vuestra belleza no es para vuestra propia satisfacción; es para la alegría del hombre. Somos creados para vivir los unos por los otros. Esta es la razón incluso de nuestra existencia, existimos para los otros, para un objeto, para una contraparte. Este es el principio de todas las relaciones humanas en nuestra sociedad. Los padres existen para los hijos y los hijos existen para sus padres. Entonces a la vez, los padres y los hijos, cuando dejan su egoísmo, se unen en un movimiento circular.

Este movimiento circular es el movimiento de la unidad. Cuando dais y tomáis, la acción de dar y tomar crea un movimiento circular. Solo el movimiento circular puede ser terno, pues que no encontrareis en él ningún fin. Este es el por qué cada creación de Dios reposa sobre un movimiento circular, puesto que Dios ha creado para la eternidad. Incluso nuestras caras son redondas, aunque haya una línea central vertical. Nuestros ojos son redondos; los labios superiores e inferiores forman una boca redonda. El sol es redondo, la luna es redonda, la tierra y todos los cuerpos celestes son redondos. Están todos en rotación sobre sus propios ejes y también los unos alrededor de otros. Cada cosa en este universo tiene una acción de dar y tomar complementaria entre sujeto y objeto. La acción de dar y tomar existe entre las arterias y las venas, de tal forma que la sangre circula a través del cuerpo. Una enfermedad para el hombre es el estado donde el equilibrio de la acción de dar y tomar es roto e donde el movimiento normal de circulación es detenido. Si esta acción de dar y tomar entre sujeto y objeto, si este principio no es respetado, nada dura eternamente. Toda existencia que está basaba en los principios de Dios es una existencia buena.

Entonces ¿qué es el mal? El mal es la aparición del egoísmo en el mundo. El principio divino que consiste en dar de manera desinteresada fué cambiado por un principio contrario a Dios llegando a tomar de forma egoísta. La posición contraria a Dios según la cual se desea ser servido más que servir fué establecida de este hecho. El origen del mal es Satán. Estaba en la posición en la que debía servir a Dios, pero en lugar de esto se puso como otro dios y subyugó al hombre por su propio beneficio. Dios es la fuerza positiva absoluta en el universo. Satán se puso entonces como otra fuerza positiva. Dos fuerzas positiva se repelen naturalmente. Satán es un arcángel caído. Dejó su posición de servidor fiel de Dios y del hombre; desafió a Dios y entró en rivalidad con El. Su motivo fué el egoísmo. Su egoísmo es el origen del mal y del pecado.

Así fué lo que pasó: Eva cayó de su posición de primera hija de Dios, llegando a ser la primera victima de Satán y transformándose en una criatura egoísta. Eva y Satán juntos lograron llevar a Adán a su mundo de egoísmo. Por este trágico acontecimiento, Dios fué puesto aparte por el hombre en el Jardín del Edén. La historia de la humanidad comenzó por falsos pasos, sin Dios. El fundamento para la historia humana del mal fué puesto, y Satán fué establecido como el príncipe de este mundo. El egoísmo apareció en el comienzo de la historia de la humanidad, y ahora nuestro mundo es un mundo de violencia, de asesinato, de mentira y de robo. Todas las acciones en el mundo del mal son motivadas por el egoísmo. El mal subyuga a los otros para su propio beneficio, mientras que el bien se sacrifica por el beneficio de los otros.

Desde la caída del hombre, la obra de Dios ha sido la restauración del bien original. Dios quiere destruir el mundo del mal y recrear el mundo del bien. Hemos perdido nuestra salud. Hemos llegado a ser gentes enfermas. La salvación de Dios es por consiguiente, la restauración del hombre a un nuevo estado de salud.

Dios sembró la semilla del bien, pero antes que El pudiera recoger los frutos, Satán invadió con su semilla del mal y recogió sus frutos del mal. Por esta razón, Dios debe sembrar la semilla del bien una vez más. Para hacer este trabajo Dios necesita de ciertos instrumentos. Las religiones del mundo han sido estos instrumentos para Dios. A través de la historia, las buenas religiones han enseñado la forma de vivir según Dios, centrados sobre el amor y el deber de vivir hasta el sacrificio. Así el cristianismo puede ser considerada como la religión más avanzada puesto que enseña este amor y este deber vivido hasta el sacrificio bajo la forma más alta.

Jesús vino como salvador, pero enseño: "Es así que el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir". (Mt 20, 28) Jesús enseñó que el más grande amor en el universo es el dar su vida por sus enemigos. La enseñanza de la Biblia es contraria a la regla común de nuestra sociedad existente. Es exactamente lo opuesto de la manera propia de este mundo egocéntrico. La Biblia enseña la entrega completa y el sacrificio total. "Quien encuentre su vida la perderá y quien la pierda por mi causa la encontrará" (Mt 10, 39). Parece casi insensato pensar seriamente vivir de esta forma en la sociedad humana del mal. Pero una vez que conocéis los principios de Dios, descubriréis que en realidad no existe ninguna sabiduría más grande que esta.

Las enseñanzas de Jesucristo llegaban al corazón incluso de esta verdad fundamental. Más dais y más recibís. Dios recompensa la entrega total por el amor total, el sacrificio total por la vida total. El dar crea el espacio donde el amor de Dios puede entrar. Contra más espacio y vida creéis por vuestra entrega, más rápidamente os llenareis de la ola del amor de Dios.

Para ser bien tratados debéis primero tratar bien a los otros. Recogéis como sembráis. Sembráis el mal, recogeréis el mal, sembráis el bien, recogeréis el bien. Vuestra preocupación debe ser como dar, y dar bien. En cuanto a lo que os vendrá de regreso, debéis confiar en Dios. El se preocupará de ello.

Tomemos el ejemplo de un hombre bueno y de un hombre malo. Supongamos que hay un hombre que tiene diez amigos. Día reas día este hombre sirve a sus diez amigos de forma desinteresada. La gente no puede sino amar a este hombre. Puede llegar a ser el mejor amigo de esos diez hombres. Entonces su influencia se extenderá a los padres y a los amigos de esos diez primeros hombres. Dando y sirviendo de forma desinteresada este hombre prospera. Es un centro de armonía y de unidad porque vive los principios de Dios. La generosidad trae la prosperidad. Esto es un hombre bueno.

Pero supongamos lo contrario, que este hombre dice a sus amigos: "Todos vosotros, traedme todo lo que tengáis; estáis aquí para servirme". Antes de que él haya hablado así tres veces a sus amigos, cada uno habrá roto toda relación con él. En seguida se encontrará completamente solo. ¿No es verdad, incluso, en nuestra sociedad? Esto es universalmente cierto: una doctrina egocéntrica, una filosofía egocéntrica, un modo de vida egocéntrico os llevaran a caer sobre la ruta trágica de la autodestrucción. Pero si vosotros vivís vuestra vida al servicio de los otros, encontrareis la prosperidad. Puede parece que un camino así os conduce a la ruina, pero esto no sucederá. La única razón por la que este camino no puede aportaros siempre la prosperidad es que vosotros no deis hasta el máximo. A mitad del camino os volvéis súbitamente escépticos. Cambiáis vuestro corazón, os apoyáis sobre vosotros mismos y así os escapáis a la ley divina de la entrega total. El buen resultado no se materializa nunca. La entrega total es el camino de la prosperidad porque es el camino de Dios.

Si un individuo se sacrifica por otro individuo, se convierte en un héroe para los otros. Si una familia se sacrifica por el bien estar de otra familia, entonces se convierta en una familia heroica entre todas. Los pueblos y las naciones que se sacrifican por el bien de los otros, llegan a ser vencedores entre los naciones. Un hombre que da su vida por sus padres es un buen hijo. Un hombre que dá su vida por su rey es un súbdito leal. Y un hombre que dá su vida por toda la humanidad es un santo.

Esta es también la verdad que Jesucristo proclamó y que nosotros debemos comprender esta noche. El luchó por el cumplimiento de la verdad de Dios en la tierra. No vino para satisfacer el fin egoísta de su nación, sino para realizar la salvación del mundo entero.

Dios quería que el pueblo elegido de Dios sirviera de instrumento preparado para que el Mesías realizará su misión de salvación del mundo. El pueblo elegido de Israel no sabía esto. Imaginaba al Mesías que esperaba como un conquistador militar invencible que restauraría el imperio político del Rey David por la gloria de los judíos. ¡Qué grande error!

El propósito de Dios no es salvar un hombre, una iglesia, o una nación en particular. El propósito de Dios es salvar el mundo entero. Esto es por lo que la verdadera Iglesia debe darse en sacrificio por el beneficio del mundo. Si, verdaderos cristianos deben estar dispuestos a sacrificar su propia vida por la salvación del mundo y de toda la humanidad. Sin embargo, las enseñanzas cristianas de hoy día están centradas sobre ellas mismas. Los cristianos buscan su propia salvación personal. Los cristianos claman por "mi salvación" o "mi cielo". Esto es contrario a la verdad de Dios y contrario a Su ideal. Debemos dar, sacrificarnos con constancia y vivir para el bien de los otros.

Debemos trabajar por la forma ideal de vivir. Yo existo para mi familia, mi familia existe para nuestra sociedad, nuestra sociedad para nuestra nación, nuestra nación para el mundo, el mundo entero para Dios y Dios existe para vosotros y para mí, para toda la humanidad. En este gran circulo de dar y tomar, se encuentran la armonía, la unidad y un proceso eterno de prosperidad creciente. Además, puesto que en este movimiento circular, toda existencia cumplirá el fin de la creación, una alegría profunda y abundante reinará. Esto es el Reino de los Cielos, en el cual los sentimientos de felicidad desbordan.

En este mundo, el egoísmo arruina todo. El egoísmo en la familia provoca la desarmonía, que se manifiesta entonces en amargura y en conflictos. Cada uno quiere ser servido en lugar de servir a los otros. Las mujeres dicen a sus maridos lo que deben hacer y esperan ser servidas. Los maridos quieren ser servidos por su mujer. Los padres esperan el servicio de sus hijos y los hijos consideran la atención de sus padres como suya. Esto es manifiesto en nuestras familias, nuestras sociedades y en nuestras naciones.

En el mundo de hoy las naciones existen únicamente para sus intereses nacionales. Conspiran, toleran, tropiezan y mienten. Destruyen a las otras naciones por su propio interés nacional. ¿Existe sobre la tierra una sola nación que prometa a Dios: "Dios, puedes utilizar esta nación como tu sacrificio y tu altar, si de esta forma puedes salvar al mundo". Decidme ¿donde hay una nación así? ¿Donde?

Es un hecho reconocido que cuando América manifestó en el mundo un espíritu de servicio y de deber hasta el sacrificio, y dejó su propio camino para ayudar a los otros en la necesidad, cuando América dió vidas, dinero y una mano caritativa, tuvo una edad de oro. Pero ahora América adopta una actitud egoísta. Los problemas interiores actuales son muy difíciles, la situación de América es caótica. Actualmente hay una gran división, además de corrupción y graves problemas que ahogan a este país.

No critico a ningún pueblo, ninguna nación. Proclamo simplemente la verdad celestial que toda la humanidad busca.

Yo he fundado la Iglesia de Unificación. Si esta Iglesia de Unificación existe solo para su beneficio y su prosperidad, entonces está destinada a morir. He fundado esta Iglesia para poder dar mi vida, mi corazón y mi alma para que progrese la salvación del mundo. Entre los asistentes, hay numerosos miembros de la Iglesia de Unificación. Su gran deseo, su único motivo es servir a los otros, salvar esta nación y salvar el mundo.

Jesús no enseñó a sus discípulos la ley de Talión. El les dijo: "Si alguien te dá una bofetada en la mejilla derecha, ponle aún la otra, si alguien te requiere para un camino de una milla, haz dos con él. (Mt 5, 39: 41) no debéis nunca pagar con la misma moneda; todo lo que debéis hacer es dar completamente y totalmente; entonces, Dios os devolverá más abundantemente.

Cuando Jesús fué crucificado, los soldados romanos lo traspasaron. Y Jesús oró por sus enemigos "Padre mío, perdónalos, no saben lo que hacen" (Lc 23, 34). Incluso en el momento de la muerte sobre la cruz. Jesús perdona con tal firmeza. Su ultimo acto fué motivado por el amor hacia sus enemigos. Era la suprema forma de entregarse, el modelo de amor. El ejemplo de Jesucristo es el criterio absoluto para toda la humanidad. Imaginad solamente una nación entera compuesta por hombres semejantes a Jesús. ¿Como la llamaríais? No podría ser menos que el Reino de los Cielos sobre la tierra. Jesucristo fué el Señor sobre toda vida a causa de su forma sin igual de amar, de dar y de sacrificarse. Permanecerá siendo el Señor por siempre. De la misma forma, nadie en este universo sobrepasa el don total, el amor total de Dios. Así Dios es Dios para siempre. Reina sobre toda la creación.

Mirad el declive de Roma. El Imperio Romano completo se derrumbó delante de una armada sin armas, la armada de Jesucristo. ¿Por qué medios los cristianos conquistaron Roma? Lo conquistaron por el amor, el sacrificio y la entrega total, hasta el precio de su vida. La historia testifica que ningún imperio puede resistir a una armada dispuesta a amar hasta el sacrificio. Y esta historia se repetirá.

Hasta el presente en nuestra vida no conocíamos claramente la definición de bien y mal. No podemos estar seguros del lugar donde comprometernos, del momento de proceder, de la causa a servir. Esto fué la fuente de la más grande confusión en la vida de los hombres. No debemos llegar a ser cristianos que buscan solamente su propio bienestar. En tanto que cristianos debemos vivir la vida de Jesús y darnos totalmente para el bien de los otros, con el fin de que ellos puedan tener la vida. Así es el camino de Dios.

Este mundo actual suscita la cólera de Dios. Merece realmente el juicio de Dios de forma intransigente. Pero Dios es amor y tiene paciencia. Dios reprime Su cólera porque quiere salvarnos. El nos dá la oportunidad de cambiar. El espera.

Sé que la cultura occidental está caracterizada por el individualismo. Sin embargo, el individualismo egoísta esta condenado. El individualismo que vive el sacrificio florecerá. La individualidad por sí misma es buena. Dios a dado cada uno una forma única de servir. Pero el individualismo sin Dios no puede sino construir castillos en la arena con riesgo de decadencia.

Puedo ver un gran cambio, una gran ola de revolución viniendo sobre América, no por fuego ni por las balas, sino por la verdad de Dios iluminando una revolución en el corazón de los hombres. He venido aquí para iluminar esta revolución espiritual. No necesito hacer una demostración en frente de la casa Blanca o de Lafayette Square. La respuesta no se encuentra por ahí..., sino en los corazones de los hombres, en la revolución silenciosa que hace pasar del egoísmo a la generosidad.

¿Podéis imaginar cuan maravillosa será la sociedad ideal? Los individuos pertenecerán a su familia, la familia a la sociedad, la sociedad a la nación, la nación al mundo, el mundo a Dios, y Dios a vosotros. Aquel que dé más, conocerá a Dios más profundamente.

Algunos jóvenes podrán decir: "Señor Moon, usted a venido aquí para repetirnos las mismas cosas viejas". Pero esto no es verdad en absoluto. Yo no hablo a partir de una teoría, sino a partir de la vida. Os digo que todos los que estamos aquí, debemos vivir la verdad, como Jesús la vivió. Esto no es una teoría, una filosofía, o una doctrina teológica. Esta es la verdad ultima de Dios, esto no es una verdad para discutir, sino para vivirla.

Si el hombre hace viva esta verdad, va a hacer el mayor cambio sobre la faz de la tierra. Aunque en un sentido conocéis la verdad de las cosas que he dicho, nadie aún las cree realmente. Puesto que nadie cree la verdad, nadie la vive aún. Esta es tan vieja como Dios y por lo tanto tan nueva como el siglo XXI. Debéis vivir la verdad. Si la revelación de los Principios Divinos ha hecho viva en vuestro corazón esta verdad de siempre, entonces habéis descubierto una verdad completamente nueva. Los Principios Divinos llegan al corazón de millones de jóvenes, mostrándoles el camino que lleva hacia nuestro Dios que existe realmente. Los hombres a través del mundo enseñan que Dios es absoluto y perfecto, y que Dios, ser perfecto, desea un hombre perfecto como Su objeto. Jesús dijo: "Vosotros pues, sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt 5, 48). Está claramente indicado que nuestro criterio de valor es la perfección de nuestro Padre Celestial. De otra forma no podríamos ser los objetos de Dios y Dios no podría aceptarnos.

Queremos ser perfectos. Queremos todos el cielo sobre la tierra, pero nos preguntamos: "¿Como se puede hacer esto?".

Nos preguntamos incluso si es posible que el hombre pueda ser perfecto. Algunos sostienen, con la ayuda de una aparente justificación, que basta ver al hombre para ver el gran error de una aspiración así. Nosotros mostramos el pecado y el sufrimiento inherente de todas las cosas, incluso en las más santas. Decimos: "Dios sólo es perfecto". Sin embargo, si comprendemos plenamente el proyecto que Dios tuyo para el hombre en su idea de la creación, comprenderemos que la perfección está a nuestro alcance.

En el ideal de Dios para la creación hemos sido concebidos como los templos de Dios, los templos del Espíritu de Dios, donde Dios es el dueño. "¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de dios habita en vosotros?" (I Cor. 3, 16).

Hemos sido creados para ser los templos de Dios. Cuando alcanzamos este estado, dejamos de tener una voluntad corruptible. Restricciones o leyes no serán necesarias pues la voluntad de Dios será nuestra voluntad, Su espíritu habitando plenamente en nosotros, actuaremos solamente como Dios ordene. Seremos entonces perfectos porque la fuerza que nos guiará y nos dirigirá será una fuerza perfecta.

Cuando el hombre alcanza este fin ultimo, está en perfecta unión con Dios. No vive más solamente a un nivel humano, sino a un nivel humano, sino a un nivel próximo de Dios. Refleja las cualidades de dios porque el Espíritu habita en El y en el habita como un templo perfecto; refleja la virtud y la fuerza de Dios. El hombre puede pues ser perfecto como el Padre Celestial es perfecto. Tal era el modelo original que Dios tenía la intención de realizar para la humanidad a través de Adán.

El matrimonio es el medio más importante de establecer el Reino de Dios sobre la tierra. Adán y Eva fueron los primeros hijos de Dios. Nacieron de Dios, crecieron en Dios y hubieran crecido hasta la perfección en Dios. Dios tenía la intención de unirles en un matrimonio celestial. Habrían tenido entonces hijos sin pecado y habrían llegado a ser verdaderos padre y madre para toda la humanidad. Así habrían sido el primero "rey" y La primera "reina", estableciendo el Reino de los Cielos sobre la tierra.

¿Ha existido alguna vez un Reino así? No. en lugar de esto la historia comenzó en una mala dirección. A partir del primer paso en el mal, Satán ha sido el Dios de este mundo. Dios tuvo pues el propósito para la restauración, el propósito de la salvación, de restaurar la nación perfecta de forma que El pueda realmente tener Su Reino sobre la tierra. Para esto necesita un modelo. ¿Quien puede establecer los criterios de perfección sobre la tierra? El Mesías viene para responder a esta necesidad.

Jesucristo vino como el Mesías. Fue el modelo de la perfección a todos los niveles: individual, familiar, tribal, nacional y mundial. Vino para establecer un mundo perfecto en su vida y no sobre varios siglos.

Antes de enviar a Jesucristo, Su vencedor, Dios preparó el terreno con el pueblo elegido de Israel. Los judíos eran el fundamento para la venida del Mesías. Los judíos habrían podido llegar a ser perfectos así como su nación si ellos se hubieran unido con el Señor en su venida. El Reino de los Cielos habría sido una realidad física en aquel momento.

Pero Jesús no fué aceptado por su pueblo. En lugar de ser recibido, fué rechazado a todos los niveles. Jesús tuvo que rechazar la posibilidad de tomar una esposa en la posición de Eva restaurada e establecer la primera familia celestial centrada en Dios. En lugar de esto, el pueblo de Israel le clavó en la cruz. En I Cor. 2, 8, se dice: "...sabiduría que ninguna de los príncipes de este mundo han conocido, si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la Gloria". Así la misión de Jesucristo fué dejada inacaba sobre la tierra.

La historia de la providencia de Dios es una historia muy triste. Para reconfortar el corazón de Dios y cumplir Su obra, debemos claramente comprender Su proceso de restauración.

Cuando Dios creó al hombre, colocó a Adán y Eva, hombre y mujer, en el Jardín del Edén. Ellos se unieron con Satán y llegaron a ser pecadores, Dios fué dejado al lado. En el proceso de la restauración Dios debe primero restaurar a Adán y Eva. Jesús vino como Adán sin pecado, es decir el Adán perfecto. Por consiguiente, Su primera misión era restaurar su esposa y formar la primera familia de Dios. Todas las generaciones caídas habrían sido injertadas sobre él que era el verdadero olivo. Las familias, tribus y naciones centradas en Dios habrían sido restauradas. La perfección habría reinado. El estado sin pecado del Reino de dios habría podido hacerse una realidad para los 2.000 últimos años. Es por lo que en I cor. 15,45 dice que Jesús es el "ultimo Adán", el segundo Adán.

Jesús vino pero fué crucificado. No tuvo la oportunidad de restaurar su esposa. Y es por lo que Jesús prometió su segunda llegada. Jesucristo debe volver para cumplir la misión que dejó incumplida hace 2.000 años. Permitidme repetir: Jesús era el perfecto Adán y su misión la restauración de la humanidad. Lo primero que tenía que hacer era restaurar a su esposa, Eva. Jesús era un hombre, no Dios mismos. Cuando vuelva sobre la tierra, volverá como un hombre en la posición de tercer Adán.

Comprendamos más plenamente el significado de estas revelaciones. En el libre del Apocalipsis se encuentra la profecía de las bodas del Cordero. Dios tenía la intención de que Adán y Eva se uniesen en matrimonio celestial en el Jardín del Edén. Como esto no fué realizado en aquel momento, Dios esperaba que Jesús lo realizará en su tiempo. Pero esto no fué realizado por Jesús tampoco a causa de la incredulidad del pueblo elegido.

Jesús era el segundo Adán. Era la voluntad de Dios para él, bendecirle en matrimonio celestial con la segunda Eva, su esposa restaurada. Dios quería multiplicar Sus propios hijos sin pecado. Entonces Jesús y su esposa se convertirían en los Verdaderos Padres de la humanidad. Y toda la humanidad habría encontrado la vida uniéndose a ellos.

Jesús advirtió al pueblo: "Tenéis por padre al diablo" (Jn. 8, 44). A causa del punto de partida de la historia de la humanidad, nacemos hijos de Satán. Por la restauración los Verdaderos Padres nos restaurarán como hijos de nuestro Padre Celestial, Dios, con la salvación total en Su afiliación.

La voluntad de Dios no pudo ser cumplida en los tiempos de Jesús. Esto es por lo que él vuelve como el tercer Adán. El banquete de las bodas del cordero tendrá lugar. Los Verdaderos Padres de la humanidad serán una realidad en nuestro tiempo. Dios extenderá su verdadera familia sobre la faz de la tierra. Todos los hombres serán otros hombres a través de sus Verdaderos Padres. Todos seremos capaces de tener hijos sin pecado. Esto se cumplirá cuando Jesucristo reaparezca. Entonces el Reino de los Cielos sobre la tierra comenzará. Este será el día de la esperanza, el día de la venida del Señor de la Segunda Llegada.

Este será el día en el que el ideal original de Dios será realizado, por primera vez. Este será el día en el que Dios tenga Su morada entre los hombres. Dios será lleno de alegría. Su propio hijo como su tercer Adán perfecto inaugurará una historia enteramente nueva sobre la tierra. Ese día llegaremos a ser imágenes vivas de Dios. Dios establecerá Su Reino sobre la tierra.

Muchas gracias por haber escuchado atentamente. Habéis sido unos oyentes muy amables. Gracias.

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